"Pensé que era un animal": una joven murió embestida por un auto que la arrastró tres kilómetros

La víctima cumplía ese día 22 años. El conductor del vehículo, que viajaba con su pareja, declaró que había una niebla muy espesa y que pensó que "había atropellado a un animal”.

Viviana Villalba había viajado a Brasil para trabajar en un boliche.

12 de Junio de 2025 10:10

Por Redacción 0223

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Viviana Villalba, una joven argentina de 22 años, murió de forma brutal en una ruta del sur de Brasil el mismo día de su cumpleaños. El trágico hecho ocurrió durante la madrugada del domingo, cuando fue embestida por un auto en la ERS-344, entre las ciudades de Giruá y Santo Ângelo, en el estado de Río Grande do Sul. La joven, que era oriunda de la ciudad misionera de Dos de Mayo, se encontraba caminando por la ruta cuando fue atropellada por un Volkswagen Fox.

El conductor del vehículo, que viajaba con su pareja, declaró que había una niebla muy espesa y que pensó que "había atropellado a un animal”. Por ese motivo, el sujeto no detuvo su marcha y continuó su camino hasta su casa. Sin embargo, el siniestro contó con detalles macabros: ocurre que el cuerpo de la norteña quedó enganchado en el techo del auto y fue arrastrado por al menos tres kilómetros.

Recién al arribar a su domicilio en Giruá, al bajar del vehículo y notar lo ocurrido, el sujeto que estaba al volante se entregó a la Policía Militar. Las cámaras de seguridad de la zona registraron el momento del impacto a las 3.48 de la madrugada, y lo captaron circulando con la chica a cuestas entre las 3.48 y las 3.52. El rodado fue secuestrado con daños visibles en el parabrisas y el techo.

 

Por su parte, la víctima fue hallada sin pantalones, con un buzo negro y zapatillas. Las imágenes muestran una leve frenada antes del choque, lo que podría interpretarse como un intento de evitar el impacto. Aun así, la causa fue caratulada como "homicidio culposo en la conducción de vehículo automotor", con intervención de la Policía Civil de Giruá y la Fiscalía local. Villalba había viajado a Brasil hacía apenas dos semanas para trabajar en un boliche nocturno y era madre de una niña de 4 años.