Macabro crimen en la casa de Cerati: un cadáver enterrado y un excompañero de secundaria bajo sospecha
Un testigo inesperado puso en la mira a un hombre de 56 años que supo ir a la misma escuela que el adolescente víctima del crimen.
Por Redacción 0223
PARA 0223
El hallazgo de los restos de Diego Fernández, el adolescente desaparecido en 1984, destapó un misterio que estuvo enterrado durante más de cuatro décadas en la casa en la que vivió Gustavo Cerati. Ahora, un testigo inesperado puso en la mira a un excompañero de colegio de la víctima: el fiscal Martín López Perrando confirmó ayer que Cristian Graf, actualmente de 56 años, y Diego fueron compañeros en la ENET N° 36.
El dato surgió en las últimas horas gracias a otro antiguo colega de ambos, que reside en el exterior y se comunicó con el Ministerio Público tras enterarse de la noticia en el chat de egresados. Los dos eran amigos en la escuela media y la identificación de los restos del otro chico en la casa de la familia Graf sacudió a todo el grupo. El testigo, que tiene previsto declarar hoy mediante la plataforma Zoom, podría aportar información para la citación del dueño de la vivienda a indagatoria por “homicidio”.
Sin embargo, por el tiempo transcurrido, la causa probablemente será declarada prescripta. El cuerpo de la víctima estuvo oculto más de cuatro décadas en el jardín del chalet, ubicado sobre avenida Congreso al 3700. Desde que apareció el cadáver, los Graf, que viven en ese lugar desde los años ‘70, se convirtieron de inmediato en sospechosos. De todas formas, nunca declararon ni como testigos ni como imputados.
El 26 de julio de 1984, Diego, que por entonces tenía 16 años, volvió del colegio, almorzó con su mamá y le pidió plata para poder tomarse el colectivo. En ese contexto, aseguró que iba a lo de un amigo, pero nunca se supo de quién se trataba. Aquella tarde fue la última vez que lo vieron, en la esquina de Naón y Monroe del barrio de Belgrano. Cuando se hizo de noche y no volvió a su hogar, los padres del joven se acercaron a la comisaría 39, pero no les tomaron la denuncia.
“Se fue con una mina, ya va a volver”, fue la respuesta de los efectivos de las fuerzas de seguridad. Aún así, sus familiares no dejaron de buscarlo, repartiendo panfletos, golpeando puertas y hasta con una entrevista en la revista ¡Esto! “La Policía dice que tiene tres mil casos iguales. Desde el primer momento lo caratularon ‘fuga de hogar’. Yo protesté, pero como si nada. ¿Qué quiere que investiguen si ya dan por sentado que él se fue, no que me lo robaron?”, contó Juan Benigno, el papá del fallecido.
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