Maloliendas

Moliendas del Sur es la harinera que más contamina en el Puerto de Mar del Plata. Foto: 0223.

9 de Enero de 2014 08:19

Moliendas del Sur es la empresa harinera situada en el puerto marplatense que mayor atraso tiene en presentar un plan de inversiones que contenga un mejor tratamiento de los residuos que genera y vuelca al medio ambiente luego de deshidratar y transformar en polvo los desperdicios que produce la industria pesquera local. Como no invierte, contamina o contamina porque no invierte.

Moliendas mantiene la atención de la Defensoría del Pueblo de la ciudad, que en los últimos días realizó un pronunciamiento público sobre la necesidad de mejorar sus procesos productivos. En verano, con turistas, el mal olor se repotencia, aunque ahora cocine solo dos veces por semana. 

Como si se tratara de una pelea en los medios, en la que no hay que resignar espacios, desde el Municipio y la Provincia  apuraron una foto con el interventor MachinandiarenaMarcelo Artime, nuevo experto en Medio Ambiente, el productivo Mariano Pérez Rojas y “Manino” Iriart, en su carrera inagotable de instalación mediática, todavía no sabemos para qué. Ni nos queremos imaginar.

Las declaraciones, bien al paso: “seguir avanzando… trabajar en conjunto…” Lo más sustancioso fue que reportaron una reunión con los responsables de las harineras donde les informaron de un “plan de acción a seguir” y  que les harán “cumplir todas las normas ambientales en beneficio de la comunidad”. Promesas sobran en el puerto local. La draga apenas es otro botón de muestra. 

Detrás de las oportunidades para colar comunicados con declaraciones circunstanciales de una y otra trinchera, brota una historia que vale la pena conocer, escrita por las (des) venturas de Antonio Carrasco, sus hijas, Catalina María de los Ángeles, sus yernos Alejandro Cioffi, alias “Punta Cana” y Julio López de Calatayud, expresidente de la firma, antes de la ruptura familiar. 

Inversiones en bienes suntuosos (autos importados para casi todos los socios, departamentos en Playa Grande, etc, etc, etc.) cuando no viajes all inclusive, mientras los trabajadores bloqueaban el acceso reclamando deudas salariales y desmanejos financieros, fueron solo condimentos que implosionaron la Pyme. Mientras tanto, no dejaron de contaminar, un delito federal por el que ningún fiscal se ha mostrado interesado en actuar de oficio.

En julio de 2010 Moliendas fue clausurada por la Opds de manera preventiva por no cumplir con la Ley 11.723 (Medio Ambiente) de la Provincia de Buenos Aires. En ese entonces la harinera ocupaba a casi 40 obreros del Soip; mantenía un tercio del negocio de los desechos pesqueros pero carecía de una planta de pretratamiento para los residuos orgánicos, aunque era el principal sponsor en la camiseta de Aldosivi. La relación con Moscuzza en ese entonces todavía era fluida. El club portuense debe ser el menos amigable con el medio ambiente de los que compiten en AFA. 

El agua de cola de las harineras es altamente peligrosa y requiere un buen manejo para depurarla ya que contiene altos niveles de grasa. La de Moliendas iba en viaje directo a los conductos pluviales de Osse, generando taponamientos mayúsculos y problemas constantes.

Marcelo Scagliola, gerente de Calidad de Osse, reconoció en su momento que la harinera estaba autorizada a verter 100 miligramos de grasa por litro de agua de cola. En algunos estudios aleatorios, los técnicos llegaron a detectar 10.000 miligramos por litro. Sí, 10 mil.

La empresa municipal le quitó los medidores y obturó los conductos clandestinos con tierra y escombros. Mientras Moliendas intentaba restablecer los servicios, Osse le entabló juicio para cobrar una deuda por el servicio de agua que superaba, en agosto de 2010, el medio millón de pesos

Ni en aquel tiempo ni en este, el Consorcio Portuario puso en riesgo el permiso de uso de la empresa, aunque contaminara y no pagara el canon. Solo ahora, en la gestión del actual Interventor, arreglaron un plan de pagos, bajo la amenaza del desalojo.

A 40 meses del punto más crítico, como la carga maloliente que levantan las palas mecánicas con destino al horno, Moliendas se ha deshidratado, se ha resumido sin concretar nunca el plan de mejoras que prometió a la Opds. Solo pequeñas modificaciones para levantar la faja de clausura con ayuda de la Justicia. 

Su personal administrativo también tuvo sensibles bajas, lo mismo que los camiones de la recolección. Solo quedan 16 empleados efectivos registrados bajo convenio con el Soip, a los que les paga unos $6 mil mensuales en cuotas semanales. De esa cifra, menos de la mitad aparece en los recibos de sueldo. El resto del personal se fue con malos arreglos, en cuotas que cobraban con intermitencias. Es que la empresa tiene la costumbre de no pagarlas.

Moliendas maneja un tercio del caudal de desperdicios que recibía hace tres años: el 10% de todos los residuos que genera la industria local. El resto de la carga se lo reparten Agustiner y la harinera de Coomarpes, ambas con mejor tecnología a la hora de ventear los gases de cocción y tratar los residuos líquidos.   

“Cumplimos con todas las normas que fija la Opds”, dice Walter Tolosa. Es el contador de Moliendas. “De otra forma no podríamos estar funcionando; nos inspeccionaron el viernes pasado (3 de enero) y no nos hicieron ningún pedido en particular; la emisión de líquidos y gases están dentro de la norma”, agregó.

Moliendas funcionó mucho tiempo con todas las alarmas ambientales encendidas y sin que nadie baje la palanca. Nadie tampoco denunció el incumplimiento de los deberes del funcionario público de los encargados de controlarlos.  

En la otra punta del carretel, los obreros de Moliendas se ilusionan con la llegada de nuevos equipos que vienen del experimento fallido en Caleta Paula, Santa Cruz (Carrasco también tiene harinera -y problemas- en Puerto Madryn). “Con eso mejoraremos”, se esperanza Adrián Gallardo, referente del grupo de los 16 que se aferran al trabajo. 

Lo preocupante en esta historia deja en segundo plano a las quejas de los vecinos de Mogotes. Más tarde que temprano, estará terminado el desagüe del Arroyo del Barco, que concluye dentro de las aguas del puerto. Los residuos líquidos de la harinera, aún dentro de la norma, son un riesgo para la sustentabilidad del pluvial. Y no se corrigen con declaraciones oportunistas. Esa es la verdadera amenaza de Moliendas del Sur.