Caminaba por Alem y le pegó una pelota de golf: perdió el ojo

Una joven estudiante de Arquitectura es la víctima de este insólito episodio. A través de una carta pública, reclama que se adopten medidas de seguridad en el Golf Club Mar del Plata.

25 de Agosto de 2014 10:34

Por Redacción 0223

PARA 0223

El lunes último María caminaba por la zona de Alem sin saber que le cambiaría la vida en un instante. Sintió un golpe, un dolor en la cara sin entender qué le había provocado el impacto. ¿Una bala perdida? ¿Un golpe de un delincuente que quiso sorprenderla? Nada de eso. Una pelota de golf que salió de la cancha ubicada en Playa Grande le pegó en la cara. María perdió el ojo y a través de una carta pública salió a pedir al Municipio que refuerce las medidas de prevención para que “nunca más” pase un hecho de estas características.

Luego de este hecho, se inició una campaña virtual dirigida al gobernador Daniel Scioli y el intendente Gustavo Pulti para que se establezcan “normas de seguridad en el Mar del Plata Golf Club para evitar más accidentes” que ya sumó casi 800 firmas.

María escribió una carta con la intención de que se haga pública y una lectora la acercó a 0223. Allí esta joven estudiante de la carrera de arquitectura se descarga por la bronca que siente por lo ocurrido, pero también exige soluciones.

“Yo entiendo que mi hecho fue fortuito y que es sumamente improbable, ¿pero cuan sumamente improbable?, así como también entiendo que era prevenible y es ahí cuando me lleno de ira”, escribió María.

La estudiante de la UNMdP planteó que su “única y expresa voluntad” desde que ocurrió el hecho es “que no lo vuelva a ocurrir a nadie más”. “¿De qué manera? Colocando las medidas básicas de seguridad: vallados, cercos, ligustros, árboles o la mismísima muralla China, todo aquello que quien sepa del tema determine que sea necesario y suficiente para prevenir accidentes”, añade.

Encontrar culpables es algo que siempre tranquiliza a María, cuenta en su relato, aunque muchas veces sea ella misma la “culpable”. “Este no era el caso yo estaba fuera del banquillo de los acusados, por supuesto que el sujeto que arrojó la pelota estaba fuera de toda tela de juicio, la ‘culpa’ (empecemos a nombrarla con comillas). Era de una infraestructura deficiente, de un municipio poco atento y al cual se le escapan algunos cuidados básicos de sus ciudadanos, de un club despreocupado por quien no está dentro de sus inmediaciones”, indica.

Como estudiante de Arquitectura, María arriesgó que “la ubicación del golf no es la correcta dentro de la trama actual de la ciudad”, aunque advirtió que esto “no tiene un culpable, es el resultado del crecimiento orgánico de la urbanización en torno a cosas preexistentes”.

“Espero que mis palabras no se malinterpreten ni se saquen de contexto, apelo a la inteligencia y compresión de quien me lee. Y quiero recalcar que no persigo un rédito de índole económico, mis dos objetivos ahora son: enmendar mi ojo lo mejor posible, y hacer valer mis ideas, para que todo lo sucedido no sea en vano. Lamentablemente le han golpeado la cabeza a una futura arquitecta que tiene muchas ganas de cambiar (un poco y en lo que pueda) este mundo”, cierra María.