La noche dorada de Noelina Madarieta

Por Sebastián Lisiecki

La atleta Noelina Madarieta fue la gran ganadora de la noche y se alzó con el Lobo de Mar de Oro en la gran fiesta del Deporte y la Cultura que festejó sus bodas de plata en una velada inolvidable en el hotel Costa Galana. Con la organización del Círculo de Periodistas Deportivos de Mar del Plata y la Fundación Toledo, fueron premiados los mejores deportistas de la ciudad y la batanense le puso el broche de oro a un año fenomenal. 

No fue una noche más en los Premios Lobo de Mar. Fue la edición número 25 con todo lo que eso significa y también fue el adiós de Luis Carlos Secuelo, alma máter de la organización, que anunció que fue el último año que trabajará para la fiesta. Por eso, fue una noche emotiva, inolvidable.

Ni hablar para Noelina Madarieta. La batanense de sólo 17 años no tiene techo. Pero ella vive todo con mucha naturalidad y una humildad envidiable, poniendo por encima de sus logros el acompañamiento de su familia y el gran trabajo que cumplen sus entrenadores Leonardo Malgor y Daniel Díaz. En atletismo ya había dado un paso importante quedándose con el Lobo de Plata, en la terna que compartía con Mariano Mastromarino y Belén Casetta. 

Ese deporte fue uno de los grandes protagonistas de la noche, porque además de Madarieta, Malgor recibió una mención especial como entrenador deportivo local y Florencia Borelli se llevó su distinción por el triunfo en el Medio Maratón de San Francisco, Estados Unidos. Además, el oro de la batanense, significó el primero que se alza este deporte en 25 años.

Como no podía ser de otra manera, uno de los momentos más emotivos de la noche fue el tradicional puente que realizan todos los socios del Círculo de Periodistas Deportivos a la hora de las menciones para la gente del “palo”. Y ahí fueron ovacionados y vivados por sus compañeros el periodista deportivo local, José Luis López, el movilero Miguel Ángel Rubini y un tipo muy querido por todos, Leonardo Arcuri, camarógrafo de Canal 8.

No menos emocionante, fue cuando el obispo Monseñor Antonio Marino, leyó una carta en la que el Papa Francisco saludaba al los Premios Lobo de Mar en sus 25 años. Por supuesto, todo el auditorio se puso de pie para aplaudir ese momento.

En el debe quedaron algunas de las figuras que no estuvieron presentes en la fiesta, como César Luis Menotti, Ricardo Enrique Bochini y el periodista Alejandro Fabbri. Quienes se acercaron y engalanaron la fiesta fueron el campeón del mundo en 1978, Daniel Bertoni, el marplatense campeón con Quilmes, Jorge Gáspari, el exPuma, Felipe Contepomi, el voleibolista Marcos Milinkovic, la reconocida actriz Virginia Lago y el empresario teatral Carlos Rottemberg.

El Lobo de Mar de Oro a Noelina Madarieta fue la frutilla del postre para una fiesta inolvidable, con muy buena atención de la gente del Hotel Costa Galana y con la conducción de Mariano García y María Belén Ludueña (a aprenderse los nombres de los deportistas).

“Si estar ternada ya era genial, llevarme el Lobo de Mar mucho más”

Apenas bajada del escenario, tras recibir el Lobo de Mar de Oro junto a muchos de los ganadores de las 24 ediciones anteriores como Juan Curuchet, Nora Vega, Christian Ledesma, Inés Arrondo, Cristian Rosso, entre otros, Noelina Madarieta no podía disimular la emoción y aún no podía creer ser la estrella de la noche: “Es un honor estar acá. Ya que me hayan invitado y ternado es un placer, llevarme el Lobo de Mar de Plata y ahora el de Oro, mucho más”, analizó.

El 2013 fue un año con muchas competencias importantes, mucho sacrificio, mucho trabajo, pero el nivel de entrenamiento y las ganas de crecer, hacen que pareciera no termine de tomar la dimensión de lo conseguido. “La verdad es que no me pongo a pensar en todo el esfuerzo que hacemos y no nos damos cuenta los logros que tenemos durante el año. Cuanto te ponés a pensar detenidamente, ves el esfuerzo enorme que hace no sólo uno mismo, sino también tu familia y toda la gente que te apoya”, explicó Noelina.

Por último, le dio valor al premio y aseguró que “estos reconocimientos ayudan muchísimo a todos los deportistas para que puedan seguir, es un aliento, una caricia que nos dan y, aunque no parezca, te dan ganas de levantarte, de ir a entrenar y hacer lo que realmente tenés que hacer”.