Vivir de la basura

Este camino que bordea el predio de basura lleva a los playones. Foto: 0223.
El olor en el lugar es nauseabundo. Foto: 0223.
Así es el acceso al lugar donde los camiones arrojan los desperdicios de restaurantes. Foto: 0223.
Las máquinas municipales "corrieron" la basura. Foto: 0223.
21 de Septiembre de 2017 08:08

Por Redacción 0223

PARA 0223

María hace muchos años que vive en una de las casillas de maderas húmedas y gastadas y techos de nylon agujereado. Este miércoles por la mañana, mientras sus compañeros mantienen el bloqueo al predio de disposición final de residuos, no se asoma porque está enferma. Lógico: vive respirando podredumbre, inmersa en desechos, mientras busca comida entre la basura.

Ella, junto al resto de las personas que decidieron impedir la descarga de los camiones de basura durante martes y miércoles, hace años que subsisten así, en condiciones infrahumanas, pese a que el municipio los acuse de tener intencionalidades políticas y ser intransigentes

Centro de disposición final de Mar del Plata”, dice una leyenda en la entrada de piedra, donde los manifestantes resolvieron arrojar basura y escombros para impedir que los camiones ingresen a descargar basura. Ese lugar es manejado por la empresa Tecsan, cuyos trabajadores suelen cortar ese mismo acceso por demoras en los pagos de salarios. Sin embargo, ese no es el “predio” de las personas apuntadas por el jefe comunal y su equipo como “intransigentes”.

Bordeando el alambrado que marca uno de los límites del predio de disposición final, hay que caminar algo más de 100 metros para llegar al lugar donde el municipio improvisó dos playones. Uno de ellos es para los camiones que vienen con la comida que tiran los restaurantes y los alimentos que desechan los supermercados. El otro para los que tiran material reciclable.

“¿Sabés cómo me dicen a mí? Piraña, me conocen todos”, cuenta uno de los que suele esperar el camión con la comida y se ufana de encontrar los mejores productos. Al lado de los  playones, se levantan unas 20 casillas en donde algunas pocas personas viven y otras se instalan allí cuatro días a buscar comida y algún material de valor que puedan vender. Las peleas por los materiales de mayor valor o la comida mejor conservada son habituales.

 

En ese lugar, durante martes y miércoles, las maquinarias del Emvial trabajaron intensamente para cumplir con las promesas que desde hace tiempo les había hecho a estas personas el presidente del Emsur, Eduardo Leitao. ¿Qué concretamente? Empujar la basura que queda allí hacia los costados y emprolijar un poco el lugar.

Las lluvias que vienen castigando duro a Mar del Plata en ese lugar hacen estragos. La gente no solo tiene que buscar su sustento entre la basura, sino que luego de cada tormenta lo hacen con una mezcla de barro y porquería que les llega hasta la rodilla.

En las últimas horas, las máquinas volvieron a emparejar un poco el terreno y corrieron la basura hacia un costado. Aunque les permite revolver los desechos un poco más cómodos, esa medida también genera otros perjuicios: esas pequeñas (y no tan pequeñas) montañas de basuras generan un olor nauseabundo y escurren sus líquidos por todos lados.

Otro de los planteos que realizaron fue que les provean agua. Según explicaron, el municipio les entrega un tanque de agua por semana y la gente pide que, al menos tres veces por semana, lleven el líquido vital. Desde Osse aclararon que no pueden ingresar allí y llenan un camión del Emsur que se ocupa del tema.

“La gente no quiere que el municipio vuelva a correr la basura a un costado y limpie los lugares donde descargan los camiones. Quieren que se hagan playones de verdad, de cemento, para poder desarrollar esa tarea con un poco más de dignidad”, explicó una fuente consultada por 0223. No parece una tarea demasiado compleja, ni que demande una inversión desmesurada. Sin embargo, realizar eso sería oficializar una situación que, a todas luces, está mal: hay gente en Mar del Plata que sobrevive mientras consigue su comida en la basura.