“El Estado debe pensar en políticas para controlar al agresor, no a la víctima”
"Los botones antipánico no evitan femicidios", definió Alba Salinas, referente del Camm, y pidió que el Estado trabaje en políticas integrales para víctimas de violencia de género. Las tobilleras electrónicas a agresores, una alternativa superadora a los botones antipánico.
Durante los primeros veinte días del año, hubo en Argentina 17 femicidios y hay por estas horas, al menos, una mujer desaparecida y que es intensamente en La Plata. Entre las víctimas se encuentra Carla Soggiu, quien antes de ser encontrada muerta a orillas del Riachuelo había activado su botón antipánico en dos oportunidades, pero nunca fue localizada. En ese contexto, la pregunta es inevitable: ¿es efectivo el sistema?
Alba Salinas, referente del Centro de Atención a la Mujer Maltratada de Mar del Plata sostuvo que es una herramienta más para las víctimas de violencia machista pero no necesariamente evita un femicidio. “Cuando una mujer denuncia violencia, en el Juzgado de Familia ordena una restricción de acercamiento y se le recomienda que gestione el botón en el COM y allí le explican cómo activarlo en caso de peligro. El sistema funciona pero no impide que se consume el ataque porque cada agresor tiene características diferentes”, puntualizó en diálogo con 0223.
Salinas reparó en que, una vez que se acciona el dispositivo, pasan unos minutos hasta que la policía llega al lugar en el que se detecta la señal. “Si el violento va dispuesto a dispararle, lo puede hacer perfectamente aunque ese tiempo sea brevísimo”, advirtió.
Una alternativa superadora a los botones antipánico son las tobilleras electrónicas, dispositivos de geolocalización que permite detectar a la persona denunciada apenas ingresa al radio de distancia al que por orden judicial tiene prohibido acceder. La metodología se implementa desde mediados del año pasado en las provincias de La Pampa, Mendoza, Salta, Córdoba, Neuquén, Chubut, Santa Fe y Tierra del Fuego. En la Ciudad de Buenos Aires, en tanto, comenzó a aplicarse en el mes de septiembre a través del programa “Tobilleras Mujeres Seguras”.
“En general, las medidas están pensadas para evitar riesgos pero es hora que el Estado empiece a trabajar en políticas integrales. No puede ser que siempre todo apunte sobrecargar el cuerpo de las mujeres, a pedir que sea la víctima la que se cuide en lugar de controlar a los agresores. Al final, se termina revictimizando a mujeres que se encuentran en un estado de extrema vulnerabilidad”, definió.
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