Perelló, sobre el caso Monzón: "Estoy convencida de que fue un accidente"

En los estudios de 0223 Radio, la abogada también opinó sobre la serie que cuenta su historia y la involucra en el personaje protagonizado por Florencia Raggi.

24 de Agosto de 2019 10:36

Por Redacción 0223

PARA 0223

La serie sobre la vida de Carlos Monzón reavivó el debate sobre uno de los casos más conocidos de nuestra historia reciente y que terminó condenando al boxeador por la muerte de Alicia Muñiz.

Patricia Perelló formó parte del equipo de abogados del excampeón del mundo y 30 años después sigue creyendo en su inocencia. En su paso por 0223 Radio destacó el rol de los medios de la época, lo que implicó esa experiencia en su carrera, opinó sobre la actriz que la interpreta en la serie y aseguró que "volvería tomar un caso similar". 

-¿Qué significó el caso Monzón en tu vida?

-Muchas cosas. Primero que todos deberíamos haber tomado consciencia, pese a que algunos se la creyeron, que el protagonista era Monzón. Todos tuvimos protagonismo gracias a él. Yo me he visto en Mónaco, en España, en la televisión, porque Monzón era conocido a nivel mundial ¿Qué significó? Una dura batalla en la que me di cuenta por primera vez que había dos realidades: la del expediente y la de los medios de comunicación. El abogado de la familia Muñiz generó un expediente paralelo. El expediente decía una cosa y él en los medios decía otra. Hacía poco y nada en el expediente pero en los medios se manejaba así. Y como la víctima siempre se escucha más que el imputado y el imputado en este caso suscitaba grandes amores y odios, entonces es como que de alguna manera sentía mucha impotencia al darme cuenta de que había cosas tan distintas.

La sensación desde el primer día del juicio fue que la condena ya estaba armada y hecha y que el juicio era como un trámite formal que se tenía que hacer y que hiciera lo que se hiciera ya la suerte estaba echada.

-¿Qué fue lo que más te impactó de lo que generó el caso?

-Yo iba a la calle y la gente se paraba para mirarme. Me felicitaban... a la gente le gusta todo eso. Y yo alcancé una notoriedad pública y quedé etiquetada como la abogada de Monzón. También me pasaron cosas muy feas como entrar en la Facultad de Derecho a un Congreso sobre violencia de género y que una persona preguntara qué hacía yo ahí. Yo colaboro con ONGs de El Salvador en Centro América e hice revocar condenas de mujeres con mi trabajo gratuito y donado y con viajes pagados por mí. En el caso de Karina Herrera Clímaco estuve años trabajando a mi costa. Y logramos que alguien que estaba condenado a 30 años de prisión ya estuviera en libertad a los 7 años y hoy este trabajando con las mujeres.

Me tacharon de machista, me compararon con la abogada de Seineldín, porque me sacaron de contexto una frase. Yo dije que el hecho de que Monzón le pegara a otras mujeres no tenía nada que ver con que en este momento se lo juzgaba por un homicidio. Yo interrogué a todos los peritos médicos. Tuve que aprender lo que iba a preguntar yo, pero también lo que ellos me iban a contestar para poder repreguntarles. Me llegaron a preguntar si yo estaba ahí (en el juicio) porque era mujer o porque era una cara bonita teóricamente.

-En la serie muestran que la intención inicial era esa. ¿Que sentís al verte protagonizada por Florencia Raggi?

-Para mí es un orgullo. Yo me entrevisté con Florencia y es muy agradable, sencilla, respetuosa; se ha comunicado conmigo con palabras de mucho elogio. Grabó la conversación que tuvo conmigo y me explicó que el personaje iba a ser ficcionado y por eso autoricé el uso de mi nombre de pila y no el apellido porque no sabía cómo iba a ser la historia. Me sorprende en algunas cosas todo esto; yo no tomo una consciencia de que se está haciendo la novela que tiene más predicamento en la Argentina y que hay una actriz que está haciendo mi rol.

 

 

-¿Pudiste verla?

-Todavía no pero si estoy al tanto de algunas cosas.

-¿Qué diferencias hay entre lo que muestra la serie y la realidad?

 -Jorge de la Canale no me convocó, yo ya trabajaba con él, y fue natural que yo ingresara al juicio como pasó en muchas oportunidades. Trabajábamos en conjunto. Yo no vivía en el extranjero, y yo tenía dos hijos y no uno.

Pero sí es cierto que yo no estaba ahí para ser una figura decorativa. Yo iba a la cárcel, lo veía a Monzon, yo me entrevistaba con él, conversaba, y creo que fui la última que lo vi porque lo fui a ver a la cárcel de Las Flores en Santa Fe y él me acompañó hasta la puerta porque era una especie de granja y me acarició la coronilla y me dijo Cuidate porque yo iba en auto.

-¿Creés que fueron injustos con Monzón?

-Con el Bambino Veira no pasó lo mismo y lo acusaban de un tema atroz. Monzón era como el negro villero pobre que logró un lugar que genera mucha envidia. Y yo creo que en el inconsciente eso también juega. Y también despertó en las mujeres, que tal vez no habían tomado consciencia hasta ese momento, toda la bronca que nacía de los hombres que la maltrataban. Siempre es más cómodo ponerse en el lugar de la víctima y ese movimiento de mujeres causó la inclinación de la opinión pública.

Es más fácil hacer leña del árbol caído. Pero yo vi algo llamativo; acá había dos sectores: uno que estaba en contra decididamente y otro que no decía que Monzón era inocente sino que decía ‘dale campeón’, es decir que lo querían igual por lo que le había dado a la Argentina. No hubo una racionalidad de pensar que pudo haber sido un accidente. Yo sigo convencida de eso, aun cuando me dicen muchas cosas sin fundamento.

-¿Cómo cuales?

El fiscal pidió 18 años y lo condenaron a 11. Si  en realidad hubiera cometido el delito que dicen que cometió, hubiese sido más normal que lo condenaran a 18. No nos permitieron tener nuestros peritos en el juicio y eso es algo inédito. Lo condenaron para dejar conforme a la mayoría.

-¿Seguís pensando que Monzón no mató a Alicia Muñiz?

-Estoy convencida de que fue un accidente, que estaban discutiendo y que se cayeron los dos de la baranda del balcón. No tengo la menor duda. Y las fracturas de Monzón eran absolutamente verdaderas. Alguien que se tira del blanco no se tira de cabeza, es un delirio, sino de pie. El  tenía fracturadas las clavículas y las costillas y no los tobillos y las rodillas. Yo creo que los dos pudieron haber caído juntos y que ella, por la diferencia de peso y tamaño, tuvo una consecuencia distinta a la de él. Ni siquiera tenía motivos para matarla. Él lo habló claramente conmigo, no era una persona de elucubraciones, era muy sencillo y simple. La gente está más convencida del homicidio desde un prejuicio porque el acceso a la causa lo tuvimos muy poco.

-¿Volverías a tomar un caso similar?

-Si tuviera un caso similar hoy en día lo tomaría. No me siento avergonzada ni mal por haber tomado el caso; sí lamento el resultado. Y lo tomaría si tuviera una mínima garantía de que la Justicia va a actuar como corresponde; el hecho de luchar contra los molinos de viento no me convence.