Las “pruebas, omisiones y maltratos” que podrían revocar los 10 años de prisión contra Analía Schwartz
La defensa de la exdocente interpuso un recurso ante el tribunal de Casación para que quede sin efecto la condena y se ratifique su inocencia. Además de atacar la debilidad jurídica del fallo, se presentaron videos y audios donde se exponen situaciones que, a su criterio, condicionaron el curso del proceso.
Por Redacción 0223
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Con videos, audios y duros cuestionamientos técnicos, la defensa de Analía Schwartz elevó un recurso al tribunal de Casación de La Plata para revocar la condena a 10 años de prisión que dictó a principios de enero el Tribunal Oral en lo Criminal Nº2 de Mar del Plata contra la exdocente de música por un caso de abuso sexual infantil y nueve de corrupción de menores en el colegio “San Antonio María Gianelli”.
“Está claro que el Tribunal encontró en esta condena una solución ecléctica para dejar contento a todo el mundo. Reconocieron que las denuncias son un disparate y que había que absolver a Analía por todo pero se valieron de un par de casos, en donde dicen que las entrevistas de Cámara Gesell a las supuestas víctimas están mal pero no tan mal como las otras, para dictar condena y no tener problemas”, repudia Patricia Perelló, la abogada defensora.
Para la letrada, el veredicto condenatorio de los jueces Néstor Conti, Alexis Simaz y Roberto Falcone expone en distintos tramos “falta de lógica y de todo fundamento científico” y acumula serias deficiencias. Uno de los puntos en los que hace más hincapié es la omisión de tratamiento a las cuestiones esenciales que someten las partes en consideración durante la instancia final de los alegatos.
“En nuestro alegato de tres horas explicamos todo: cómo funciona el colegio, la historia de docencia de más de 20 años de Analía, tocamos cada caso, recorrimos cada circunstancia de principio a fin y demostramos por qué es imposible que haya ocurrido lo que denuncian los padres de estos chicos. Pero el Tribunal no contestó ni una sola palabra de todo lo que dijimos en el alegato, y es una omisión gravísima porque los jueces están obligados a decir los motivos por los cuales se diferencian de nuestra postura pero no pueden ignorarnos directamente”, explica.
En el recurso, Perelló no solo cita diferentes argumentos técnicos para dar cuenta de la debilidad “jurídicamente inaceptable” de la sentencia sino que también incorpora audios y videos para que “se escuchen y vean las irregularidades” que condicionaron, a su criterio, el curso del proceso. “Reproducimos todas la partes cuestionables del juicio para que quede claro que no son palabras sino que es lo que verdaderamente ocurrió”, afirma.
Maltratos sin “coto”
La abogada de Schwartz asegura que durante el juicio hubo gestos de “maltrato y desubicación” contra las tres peritos de parte así como hacia otras docentes del colegio que declararon en calidad de testigo. “A nuestras peritos no las dejaron hablar ni que proyectaran elementos fílmicos y hubo maestras que salieron llorando de la sala de audiencias por el trato que recibieron, como si fueran delincuentes”, lamenta.
También reconoce un comportamiento idéntico del Ministerio Público Fiscal y los abogados de los particulares damnificados contra Mariano Nino, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) que fue co-autor de la Guía de Buenas Prácticas para el abordaje integral de niños/ adolescentes, víctimas o testigos de abuso sexual y otros delitos.
“Nino es una eminencia en la toma de Cámara Gesell. Todos hablaron de él pero cuando se sentó en el juicio y empezó a decir que estaban mal las entrevistas que le había hecho a los nenes la segunda perito que se trajo de La Plata (Silvina Catera) ni lo quisieron escuchar”, cuestiona Perelló, e insiste: “El maltrato que sufrió Nino por parte de los acusadores fue vergonzoso y el Tribunal nunca puso coto a la situación pese a las quejas que hicimos desde la defensa. Eso fue sumamente grave y denotaba una decisión previa del fallo”.
Para la defensora, ninguno de los acusadores empleó una estrategia de “juego limpio” para afrontar este segundo debate contra Analía Schwartz. “Ellos cambiaron las reglas como quisieron, y el Tribunal permitió todo. El juicio empezó con un interrogatorio de una forma pero cuando llegó el momento de nuestras pruebas, se cambió el modo de interrogar al sistema adversarial que se usa en los juicios por jurados para que nuestros testigos solamente se pronunciaran por sí o por no. Nosotros nos opusimos pero los jueces tampoco nos escucharon”, recuerda.
Prejuicio y desconocimiento
En su dictamen, los jueces Conti, Simaz y Falcone dieron por probado que Schwartz, entre mayo y septiembre de 2013, se “aprovechó de las condiciones edilicias” que poseía la sala de música del Colegio Gianelli y de los momentos en que se ausentaban otros profesores para consumar los abusos contra sus alumnos, bajo “amenazas referidas al castigo de Dios, o a que sus padres, sufrirían un daño”.
Perelló considera que esta lectura de los hechos refleja “prejuicio y desconocimiento” por parte los magistrados. “Para que algo de lo que dice el Tribunal hubiera pasado, todo el colegio debería estar confabulado, desde los administrativos hasta la gente del kiosco, el personal de maestranza, las docentes, e incluso los padres que no denunciaron. Esto no es una escuela de abusadores”, apunta.
“Todo el colegio funcionaba de la misma manera, la gente era la misma, y hubo padres que llegaron a decir que el colegio era una pecera. Cualquiera que conozca un ámbito escolar, sabe que es imposible que los nenes bailaran desnudos, tal como se dice en el caso donde Analía fue condenada o que ella se llevara la ropa de sus alumnos a la casa… ¿En serio podemos pensar que los nenes van a estar desnudos sin que nadie los vea? ¿En qué cabeza cabe semejante barbaridad?”, plantea.
¿Tercer juicio?
Analía Schwartz, que se encuentra en libertad hasta tanto se defina si su condena queda firme, permanece sometida a proceso desde hace una década. En 2013, padres y madres de alumnos de entre tres y cinco años del jardín “Maminas” – dependiente del instituto Fleming – y del Gianelli presentaros las primeras denuncias por supuestos abusos contra sus hijos. Recién en 2017 fue a juicio y resultó absuelta de todos los cargos: los jueces Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale valoraron los testimonios de los niños como hechos “sencillamente imposibles” que “jamás podrían haber ocurrido”.
El Ministerio Público y las dos querellas apelaron y, en 2018, Casación anuló la sentencia y así ordenó el segundo debate oral que se desarrolló entre octubre y diciembre del año pasado. Sin embargo, en ese fallo de reenvío, el tribunal de La Plata omitió incluir las denuncias de otras 6 familias de menores, y por eso la fiscal Florencia Salas, después de escuchar la condena contra la exmaestra, alentó la posibilidad de realizar un tercer juicio para terminar de resolver los hechos pendientes.
Perelló rechaza estas intenciones y pide no dilatar por más tiempo la agonía judicial de su defendida. “Si hay un tercer juicio, es para bajar la cortina e irnos; es lo mismo que decir ‘se terminó la Justicia en Argentina’. Hay que decir basta. No puede ser esto, es vergonzoso. Se debe poner un límite y los únicos que lo pueden poner son los jueces”, reclama.
La abogada recuerda, en este sentido, que recibe el acompañamiento de prestigiosas organizaciones nacionales e internacionales de defensa de los Derechos Humanos, como Innocence Project, el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), el Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (Cepoc) y la Asociación Pensamiento Penal, ya que todas estas organizaciones entienden que el caso Gianelli es un proceso “donde no se respetó las garantías del imputado”. “Esta postura se comparte, con más énfasis aún, después de escuchar una condena absurda contra una inocente”, concluye.
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