La noche que Mar del Plata se tiñó de verde

Es la tarde del último martes de diciembre en Mar del Plata. El 2020 fue un año atípico, pero jamás pensamos que lo cerraríamos de esta manera.  Las nubes grises amenazan con una fuerte tormenta pero no impiden que las organizaciones sociales, políticas y personas autoconvocadas estén presentes frente al palacio municipal para pedir por la legalización del aborto. Una pantalla ubicada sobre Hipólito Yrigoyen transmite en vivo lo que ocurre en la Cámara Alta.  

Hace calor. “Está pesado, como pegoteado”, dice una chica que lleva un barbijo de Eva Perón mostrando un fuck you y con pañuelo abortero al cuello. “El calor en Mar del Plata se paga con lluvia”, comenta otra mujer. Frente al proyector, la gente se sienta sobre lonas o reposeras y aplaude cada vez que un senador “verde” dice alguna frase impactante a favor de la causa. En cambio, si un senador “celeste” dice alguna incoherencia, se escuchan abucheos. El sector está bordeado por gazebos que sirven de puntos de hidratación, instalados en forma de “L”. La plaza San Martín está colmada. 

Las sonrisas y las canciones no faltan, y el olor a choripán se entremezcla con el de la pólvora de bengalas y a tierra mojada.  Se respira ilusión, que remite a la frase la esperanza es lo último que se pierde. Entre balbuceos las organizaciones kirchneristas sueñan con un desempate digno de una película, en el que Cristina Fernández marcaría un hito (más) en su carrera como política, y que también pasaría a la historia

A las 16:20, la presidenta del Senado da por iniciada la sesión histórica. Hoy se debate la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo; hoy 70 senadores deciden si el Estado va a reconocer al aborto como una problemática de la cual debe hacerse cargo o si condena a miles de mujeres a la clandestinidad. La pantalla frente al municipio comienza a funcionar y, de a poco, la gente empieza a concentrar.  La mayoría son mujeres y todas tienen puesto algún distintivo verde: remera, barbijo, pañuelo, glitter, banderas, vinchas y maquillaje. Para sorpresa de todos el cielo despejó y la aparición del sol entre las nubes promete una noche cálida.

Norma Durango, presidenta de la Banca de la Mujer, es la encargada de romper el hielo. Está presente virtualmente, con el pañuelo verde amarrado en su muñeca derecha, anteojos a tono y una flor del mismo color cómo aplique sobre su blazer blanco. La emoción de cada una de sus palabras traspasan la virtualidad y emociona a quienes la escuchan en la plaza San Martín. Ya se comenta que la votación podría realizarse alrededor de las 4 de la madrugada. “Tiene que ser ley, señora Presidenta”, finaliza la legisladora Pampeana con voz conmovida y entrecortada. En la plaza, el aplauso es cerrado.

A la medianoche aparece Valeria Crespo, abogada e integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito de Mar del Plata. Ardua militante, hace más de 25 años hizo un acompañamiento a una amiga que necesitó interrumpir su embarazo y comprendió que era necesario legalizar la práctica para que mujeres y personas gestantes pudieran acceder a ella de manera segura. “Más que nerviosa, estoy ansiosa”, afirma. El poroteo, por momentos, arroja un virtual empate en la votación. Pero otros hablan de una leve ventaja para el sector "verde". Desde hace varias semanas, distintas compañeras se reúnen en plenarias vía Zoom para organizar y algunas tomaron la responsabilidad de hablar con funcionarios locales para garantizar que se pueda ver la sesión del Senado en vivo en una pantalla ubicada frente a la municipalidad.  

Cuando el cansancio y la monotonía comienzan a vencerlas, las chicas a cargo de los equipos de sonido pasan algún. Entonces, se reviven los ánimos, se acomoda la gente y todos vuelven a escuchar con atención a los legisladores que siguen adelante con sus exposiciones.

Los últimos dos oradores son Anabel Fernández Sagasti -la joven y flamante presidenta del PJ Mendocino-. y José Mayans, el líder del rechazo al aborto legal en el Senado. Ambos pertenecen al Frente de Todos. Falta menos.

Los celulares marcan que son las 3:29 del 30 de diciembre. La penúltima de la lista, la senadora Fernández Sagasti, ya comenzó su exposición y los nervios están a flor de piel. Los “poroteos” dan a favor de la Interrupción Voluntaria del Embarazo y crece el fervor entre los militantes.

3:59. De pronto, dejan de sonar los bombos, ya nadie canta: el silencio es ensordecedor. Se vive un clima de penales en un mundial de fútbol: es el momento de la votación. Los abrazos se replican mientras se espera el resultado. Es imposible en momentos de tanta emoción recordar qué hay una pandemia. Algunos canalizan los nervios comiéndose las uñas, otros lloran, y también están los que sonríen. Este es el momento.

La pantalla marca 39 afirmativos, 29 en negativos y una abstención. Hay gritos y más abrazos. Y no es para menos: el aborto es legal en Argentina, es una jornada histórica.

Las mujeres y personas gestantes comienzan a desconcentrar. Hoy nos vamos a dormir sabiendo que -por fin- fuimos escuchadas.