Cómo fueron los 26 días prófugo de Ricardo Rodríguez

Creen que durmió en casas abandonadas en San Jacinto y el bosque de Peralta Ramos. Habría comprado fiambre, galletitas y fernet en despensas en Faro Norte.

Lugar del hallazgo del cuerpo.

30 de Marzo de 2020 18:02

Por Redacción 0223

PARA 0223

Desde las cuatro de la mañana del lunes 2 de marzo a las ocho de la noche del viernes 27, nada se supo del paradero de Ricardo Rodríguez, el hombre que mató a Claudia Repetto y enterró su cuerpo en Los Acantilados, a la vera de la ruta 11. Si bien en esos 26 días algunas cámaras de seguridad lo registraron caminando en distintos barrios de la ciudad, la mayor parte del tiempo se movilizó en la bicicleta con la que salió de su casa tras el crimen y en la que andaba cuando lo atrapó un amigo de los hijos de la mujer.

¿Dónde estuvo escondido? ¿Recibió ayuda durante ese tiempo? ¿Tenía acceso a alguna vivienda? Si bien a los fines de la causa por femicidio que tiene a Rodríguez alojado en la Unidad Penal 44 de Batán esas consultan ya no son relevantes, 0223 pudo confirmar algunas de esas dudas a partir de los datos que habían llegado a los investigadores y que derivaron en algunos de los rastrillajes o tareas de vigilancia realizados en la ciudad. A la luz de los resultados, obviamente los mismos no dieron resultados.

 

A partir de los datos recabados por personal de la comisaría tercera, lugar donde los hijos de Claudia denunciaron la ausencia de su madre el 2 de marzo pasado, se estima que Rodríguez durmió en un par de casas abandonadas en los barrios San Jacinto y Bosques de Peralta Ramos. Tras los llamados que refirieron haberlo visto en esa zona se montaron diferentes guardias, pero al imputado no se lo vio en esos lugares.

“No pudo probarse que haya estado en una vivienda, pero a partir de los dichos que se recabaron durante la averiguación de paradero inicial estuvo la pauta que durmió en los fondos de lugares abandonados”, dijo una de las fuentes consultadas por este medio.

En el expediente aparecen declaraciones de comerciantes del barrio Faro Norte que dijeron que Rodríguez en al menos dos oportunidades compró fiambre y galletitas en un almacén por calle De la Maza. “Esos comerciante dieron aviso cuando la segunda vez que compró fiambre y una botella de bebida a base de fernet lo reconocieron porque se había difundido su imagen, aunque esa persona no regresó al local”, agregaron.

Esa denuncia se recibió el 11 de marzo, cuando aún no se había cambiado la calificación de la causa –tal lo pedido por la abogada de la familia de Claudia- a femicidio o privación ilegítima de la libertad- y no se había visto la imagen de la cámara que tomó a Rodríguez saliendo en la moto de su hijo. “En esa zona que fue rastrillada se montó un grupo de trabajo, pero ese hombre no regresó al lugar”, explicaron.

Algo similar ocurrió en la zona de las calles 1 y 16 donde se estableció una guardia tras un par de llamados que dijeron verlo en la zona. Desde el 16 de marzo se hizo una guardia activa en el lugar,  al igual que en la salida posterior del bosque de Peralta Ramos. "Hubo días en los que se recibieron más de veinte llamados alertando sobre la posible ubicación de Rodríguez, pero todos fueron chequeados y desestimados", explicaron. 

Además de los llamados a la Central de Emergencias que dieron pistas sobre los lugares en que Rodríguez fue visto durante el tiempo que permaneció prófugo, los otros rastrillajes se hicieron en la zona de las antenas que se activaron cuando uso su celular. “Dos veces habló por teléfono con una hermana y el aparato no fue hallado cuando lo detuvieron el viernes a la noche”, indicaron.

Si bien en los videos registrados en cámaras de los vecinos del barrio Colinas de Peralta Ramos siempre se lo vio caminando, Rodríguez nunca abandonó la bicicleta en la que se fue de su casa tras enterrar el cuerpo de la mujer en Los Acantilados. “La habria dejaba tirada solamente para comprar o a pedir comida caminando cuando se quedó sin dinero”, concluyeron.

A bordo de esa bicicleta que quedó secuestrada terminó su fuga la noche del viernes cuando un amigo de los hijos de Claudia lo identificó y lo redujo en inmediaciones de Vértiz y Rondeau, a siete cuadras del lugar donde mató a la mujer.