El jefe del Pentágono contradijo a Trump y descartó recurrir al Ejército

El secretario de Defensa, Mark Esper no apoya la invocación a la Ley de Insurrección para intervenir en las protestas contra el racismo. El ex jefe del Pentágono, Jim Mattis, dijo que "Trump no es una amenaza para la Constitución".

4 de Junio de 2020 07:09

Por Redacción 0223

PARA 0223

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, contradijo al presidente Donald Trump al rechazar el despliegue del Ejército sin el visto bueno de los Estados para contener la ola de protestas contra racismo luego de asesinato de George Floyd. “No apoyo la invocación de la Ley de Insurrección”, ha dicho en declaraciones a la prensa, “estas medidas solo deberían utilizarse como último recurso y en las situaciones más urgentes y extremas. No estamos en una de esas situaciones ahora”.

Luego de esta discrepancia pública, se conoció la declaración publicada en la revista The Atlantic por el exjefe del Pentágono, Jim Mattis, que dimitió en diciembre de 2018 a raíz de diferencias  con Trump por la retirada de las tropas de Siria. En el texto describe al magnate neoyorquino como una amenaza a la Constitución y afirma: “Donald Trump es el primer presidente de mi vida que no trata de unir al pueblo americano, ni siquiera lo finge. En su lugar, intenta dividirnos”. Mattis, que se declara “consternado y enfadado” por la respuesta de la Casa Blanca a las movilizaciones, añade: “Militarizar la respuesta, como hemos visto en Washington, establece un falso conflicto entre los militares y la sociedad civil”.

El lunes, Trump amenazó con recurrir el Ejército para frenar la violencia en las calles si los gobernadores de los Estados no lo logran con sus propias fuerzas policiales y con el despliegue de la Guardia Nacional, un ejército de reservistas que dependen de ellos. El jefe del Pentágono, nombrado por Trump hace menos de un año, lo rechazó: “Siempre he pensado que la Guardia Nacional es más adecuada para lidiar con cuestiones interiores”, subrayó.

Para que un presidente pueda desplegar tropas, debería invocar dicha Ley de Insurrección, firmada por Thomas Jefferson en 1807 con el fin de evitar revueltas contra el Gobierno de la nación. Una provisión aprobada en 1957 daría a Trump una vía legal para poder movilizar tropas si los gobernadores no le obedecen, según citaba este martes The Washington Post: “Cuando un presidente considere que se producen obstrucciones ilegales [...] o rebelión contra la autoridad de los Estados Unidos y se hace impracticable el cumplimiento de la ley, puede llamar al servicio federal de la milicia de cada Estado o de las fuerzas armadas si lo considera necesario para hacer cumplir esas leyes o para suprimir la rebelión”.

El presidente Dwight D. Eisenhower recurrió a la Ley de Insurrección en 1954 para escoltar a los nueve niños negros que hicieron historia al asistir a un instituto solo de blancos en Little Rock (Arkansas) a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo —Brown contra el Consejo de Educación del Topeka— que terminó con la segregación racial en las escuelas. En 1992, el presidente George Bush hijo también ordenó intervenir a las tropas federales en Los Ángeles por los disturbios a raíz de la absolución de los policías que apalearon a Rodney King, pero fue a solicitud del entonces gobernador de California.