De postales coloreadas a registro: descubrí cómo la Librería Rey transformó la memoria urbana en un documento histórico

Fundada en 1903, la Librería Rey trascendió su función comercial para convertirse en un centro creativo y culturalmente emblemático. Pionera en la producción de postales artesanales, sus procesos de retoque manual y coloreado capturaron la esencia de una ciudad en crecimiento. Hoy, su legado sobrevive en archivos históricos y colecciones privadas.

José Rey retrató la ciudad en imágenes que luego transformaba en postales.

27 de Diciembre de 2025 08:08

En 1903, en la intersección de San Martín y Córdoba, donde hoy se levanta el Banco Provincia, abrió sus puertas la Librería Rey, fundada por el español José A. Rey. Aquella pequeña tienda pronto se convirtió en un verdadero faro cultural y en uno de los puntos más concurridos por los visitantes de la ciudad. Cuatro años más tarde, el negocio se trasladó a San Martín 2564, espacio que actualmente ocupa la Galería Eves, y allí permaneció hasta su cierre definitivo en 1957. En esta nueva sede, sus dimensiones crecieron exponencialmente hasta cubrir el ancho total de la propia galería.

Aviso de la Librería Rey en Mar del Plata

Más que una librería

La Casa Rey no era solo un establecimiento para adquirir textos escolares o novelas; sus vitrinas ofrecían juguetes, artículos de papelería, máquinas de escribir y hasta un laboratorio fotográfico. Era un universo completo para quienes buscaban aprender, entretenerse o dejarse sorprender por las novedades del siglo. Según los relatos de entonces, en aquel espacio también se reparaban cámaras y plumas estilográficas.

José Rey, apasionado de la fotografía y poseedor de varias cámaras alemanas, retrató la ciudad en imágenes que luego transformaba en postales. Con el tiempo, sus empleados, Alfredo Montejo y Fernando Delgado, pasaron de ser ayudantes a socios y, finalmente, propietarios. La librería fue siempre un proyecto compartido, sostenido por la pasión de quienes la habitaban.

El auge de la postal marplatense

Los turistas que llegaban a la ciudad no podían resistirse a las postales de la Librería Rey, en las cuales se plasmaban playas, paseos y rincones emblemáticos. Bastaba una estampilla para enviarlas sin sobre, ya que estaban diseñadas para escribir la dedicatoria en el reverso, de este modo, las familias compartían con parientes y amigos la experiencia de sus vacaciones.

La postal coloreada se convirtió en un fenómeno cultural y comercial. Rey y sus socios fueron pioneros en transformar la fotografía en un producto accesible y entrañable: un recuerdo tangible que aún hoy se preserva en colecciones privadas y archivos históricos.

El arte de retocar imágenes

Convertir una fotografía en postal no era tarea sencilla. Los negativos de celuloide se iluminaban a trasluz y se retocaban con grafito para suavizar imperfecciones, en un proceso artesanal que antecedió al actual photoshop, permitiendo incluso retocar rostros. En ocasiones, se aplicaban acuarelas con pincel para lograr tonos más vivos. En la Librería Rey, ese trabajo minucioso era parte de la magia que hacía únicas sus piezas.

Una institución local

El local se amplió en 1932 y nuevamente en 1950. Además de su sede central, contó con una sucursal en la Avenida Luro, entre Guido y Funes. Con sus amplias vidrieras, donde convivían guitarras infantiles, muñecas de porcelana y exhibidores repletos de imágenes, la librería se consolidó como un símbolo marplatense.

El cierre de una era

El destino de la firma experimentó un giro fundamental en 1922, cuando su fundador, José Rey, decidió retirarse y trasladar su residencia a Buenos Aires. A partir de entonces, la continuidad del establecimiento quedó en manos de su empleado Alfredo Montejo, quien asumió el liderazgo de la casa. En 1928, Fernando Delgado, también formado como empleado de la librería, se incorporó como socio, consolidando una gestión compartida que se mantuvo vigente hasta 1938, año en que Montejo se retiró definitivamente de la actividad

En 1957, la librería bajó sus persianas para siempre. Sin embargo, su legado permanece. Las postales que allí nacieron no solo fueron recuerdos de viaje, sino que se transformaron en documentos históricos que narran el crecimiento de Mar del Plata desde principios del siglo XX.

Como taller de creación y espacio social, la Librería Rey documentó la evolución del paisaje urbano. Las postales que sobreviven con su sello no son meros objetos decorativos, sino piezas de un rompecabezas histórico que nos devuelven la imagen de una ciudad en pleno descubrimiento. La memoria de Mar del Plata permanece, para siempre, impresa en papel.