Osvaldo “Cholo” Cedrón el único arquitecto presente en las calles de Mar del Plata

Osvaldo "Cholo" Cedrón es el único arquitecto que tiene una calle en Mar del Plata.

1 de Julio de 2020 15:38

Por Redacción 0223

PARA 0223

Por Marcelo Díaz, creador de Antes de Ser Calle

El único arquitecto que es reconocido con su nombre en una calle y un paseo de Mar del Plata  es Osvaldo Cedrón. Y, casi como un resumen de su vida, una de los nombres fue impuesto por el Concejo Deliberante en 2015 en el barrio Belgrano y la otra, la que no figura en el Digesto local, pero quizás la que más valoraría Cedrón, es una diagonal entre las viviendas sociales que llevan su sello en la punta del barrio Bosque Grande donde se junta con los Las Heras, Pueyrredon y Fortunato de la Plaza.

 

 

Cedrón por él mismo 

En el Seminario Internacional “La ciudad para todos: el desafío de la pobreza para la planificación y gestión urbano ambiental”  que se desarrolló en octubre de 1994Osvaldo Cedrón fue invitado a exponer  sobre la Práctica de la autogestión constructiva: El caso de la Villa 7. Se presentó frente a un colmado auditorio citando un tramo de la película La Dolce Vita de Fellini: “La película cuenta cinco historias.  En una de ellas se habían juntado algunas parejas de clase media que tenían problemas amorosos, problemas de que no podían amarse. Entonces, se juntaron en un lugar cerca del puerto, invitaron también a la conversación a una chica que trabajaba en la calle. Se juntan, hablan; hablan todas las parejas, todo el rato, y entonces, de repente, se levanta esta chica, carga su carterita y dice: ‘me voy, yo no hablo de las cosas: las hago’”.

Osvaldo Cedrón nació el  25 de abril de 1942 en la ciudad de Buenos Aires en una familia trabajadora de clase media baja. Con él vino a este mundo su mellizo Jorge; siempre repetía que su apego por la generación de armar grupos de trabajo tenían la impronta de nunca haber estado solo: “En ningún momento de la vida estuve solo en éste mundo, si hasta para nacer vine de la mano de mi hermano”, haciendo mención a quien fuera director y guionista de cine (Operación Masacre), asesinado misteriosamente en París en el año 1980.

 

La familia se completaba con otros tres hermanos: Rosa, poetiza;  Juan Carlos “el Tata”, destacado músico;  Alberto, artista plástico y Roberto “Billy”, pintor  y titiritero.  Todos tuvieron una estrecha relación con el arte y la política acompañados con una fuerte formación; quizás,  influenciados por esas lecturas  de clásicos de la literatura que por las noches  les leía su padre Antonio y las historias que les contaba su madre, María Regina Bottegoni “¡La cantora y la mejor contadora se historias!”, según recuerda su nieta Candela. 

 

“El Cholo”

El Cholo o El Loco – como lo conocían -  tomaba mates, le gustaba la caña de durazno y fumaba. Mucho. Fue un militante peronista comprometido con su realidad y con su tiempo. Inventor y hacedor. Organizador nato, buen compañero, amante de los perros en general y, especialmente de los galgos.

Se hizo Peronista desde joven incorporándose a la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). En la época de la Dictadura se vino a vivir a Mar del Plata.  Después de Malvinas fue el encargado de organizar en la ciudad lo que se llamó Intransigencia y Movilización Peronista que, al poco tiempo, se denominó Peronismo Revolucionario. Fue candidato a Diputado dentro de la Renovación del Peronismo.

 

La formación de aquel que sabía construir

Osvaldo fue a una escuela secundaria Técnica donde primero se recibió de Maestro Mayor de Obra. Eso le permitió ingresar a su Educación Superior en la década del ’60 durante el Frondizismo y post Frondizi vinculada a intelectuales, con un sólido conocimiento de los materiales adquiridos durante su estudio técnico secundario. 

Se planteó su carrera profesional  en función de las necesidades de quienes se lo pidieran vinculado siempre a los sectores populares. Una corriente de arquitectos conocidos como la Nac y Pop en los ’80.

“Osvaldo siempre fue consecuente con lo que dijo y lo que hizo, es uno de los lineamientos más importantes que tuvo a lo largo de su vida. Tuvo una coherencia absoluta”, lo recuerda el arquitecto Norberto “Negro” Lemmi,  hoy volcado a la difusión de la historia de la arquitectura con su programa radial “Historias en Movimiento”. “Osvaldo,  antes de arquitecto, y de los buenos, fue un muy buen Maestro Mayor de Obra,  un plus de conocimiento que lo ponía más cerca de la construcción de lo que proyectaba con su lápiz sobre su atril”, resalta el Negro que con solo escucharlo, uno se da cuenta que podría estar hablando horas de aquel bohemio colega.

 

El ex decano de la Facultad de Arquitectura de Mar del Plata, Juan José Garamendy otros de los que lo conoció realizó varios trabajos junto a Cedrón. “Compartimos tiempo laboral como arquitectos, docentes y un tiempo de militancia. A mediados de los ’70 yo ya tenía referencias de él, ya era conocido por su intervención en la Villa 7”, recuerda Garamendy de su tiempo previo a ser amigos y con fuerte admiración.

“Lo que más destacaría de Osvaldo era su compromiso por la gestión; se preocupaba y se ocupaba con compromiso y con suerte variada; no siempre le fue bien retribuido su trabajo y en los que  salía perdiendo, nunca se quejaba; todos sabíamos que terminaba poniendo de su bolsillo para que ciertos proyectos se hicieran realidad”, rememora.

 

Modelo de gestión

El ex Decano de la Facultad de Arquitectura lo recuerda como “un tipo singular, era pragmático y aportaba soluciones técnicas, siempre; trabajando para grandes obras como la gran ampliación del  Hospital Privado de Comunidad o para las obras de construcción social. A la arquitectura le aportó  un modelo de gestión”

“Se comprometía en jugadas difíciles”, comenta y agrega: “En un momento armó grupos de personas interesados en tener su vivienda, gestionó un crédito ante la Provincia e involucró a la facultad para que aportara soluciones técnicas; yo ponía mis reparos”  El arquitecto cuenta que le dijo: “Juancito, si la Facultad no está para ayudar a la gente, para qué carajo está?  Y tenía razón”,  hoy confiesa Garamendy.

 

Anécdotas que lo pintan de cuerpo entero

Carlos Bianchi Silvestre trabajó mucho tiempo con él y lo recuerda con cariño. “El  Cholo explicaba todo minuciosamente, se empeñaba en que el interlocutor entendiera. En un proyecto había ubicado un baño debajo de una escalera;  a la distancia, quienes debían aprobarle el proyecto le mandaban mensajes diciendo que era imposible...viajamos decenas de veces a La Plata para que entendieran que se podía hasta que lo construyó “de prepo” y después le mandó las imágenes para que los burócratas de turno entendieran mejor”.

 

Entre las miles de anécdotas elige otra: “Un día le intentaron robar a punta de pistola el  Duna rojo que tenía.  Lo subieron al auto, quizás con la intención de abandonarlo lejos de donde lo habían abordado, pero el Cholo comenzó hablarles, a contarles a qué se dedicaba, la importancia de hacer las cosas bien, tanto le habló que lo convenció que lo que estaba haciendo estaba mal, que no se debía robar y que había otro camino… tanto convencimiento tenía el Cholo que hasta ese joven que lo había abordado para robarle el auto desistió”, cuenta “Carlitos”.

 

La militancia y la política de los Cedrón

Candela, una de sus hijas, es docente de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata y cuenta que mientras lo cuidaba cuando estaba internado, entre silencios y silencios, se generaban charlas sobre su recorrido. En uno de esos días le contó que “Jorge (el hermano de Osvaldo) salía de novio con Marta, hija de Saturnino Montero,  interventor en ese momento de la ciudad de Buenos Aires  (1971- 1973). Esa relación le permitió al mellizo del Cholo convencer al funcionario de que su hermano era un genio de la arquitectura social”.

“Como no tenía un mango me conseguí un traje prestado y me fui caminando hasta la casa de Montero que estaba frente al hipódromo de Palermo; como llegué temprano me fui a ver unas carreras y al salir me lo encontré, también era fanático de los caballos; fue un excelente punto de encuentro para entablar diálogo con alguien que no conocía”, le contó el propio Cholo a su hija.

Ese fue el punto de partida de lo que sería luego uno de sus máximos logros: desarrollar el Plan Piloto de Realojamiento del Barrio de Emergencia Nº 7.

 

Generosidad

El Doctor en Historia de la Arquitectura y El Arte y Magister en Urbanismo, Pablo Mastropascua,  lo conoce desde que era muy chico. El jueves 20 de junio de 1991 Mar del Plata fue sorprendida por un fuerte temporal, los memoriosos los recordarán por aquel barco “fantasma” que navegó desde el Puerto hasta las playas de la zona de avenida Constitución, sin tripulación. Pero Pablo, un estudiante avanzado de la Facultad de Arquitectura de Mar del Plata en aquella época,  lo recuerda porque los mismos vientos que comandaron al buque Marcelina de Ciriza hasta su destino final tumbaron un gigantesco lambersiana sobre una parte de la vivienda familiar en el barrio El Grosellar.

“Generosamente el Cholo me puso a compartir el proyecto de reconstrucción donde aprendí a realizar una bóveda  de cañón corrido para lo que me facilitó la cimbra (molde para realizar la bóveda) que me permitió, siendo estudiante, llevar un trabajo de arquitectura de avanzada”, recuerda uno de los arquitectos más importantes que existen en la actualidad.

 

Una vez recibido compartió la experiencia de trabajar en la Cooperativa “Nosotros Podemos” integrada por docentes de la Facultad y que Cedrón lideraba. Así construyeron 30 viviendas en sistema cooperativo en la zona del barrio conocido como Caisamar y,  a la vez, se realizó el proyecto que se encuentra en avenida Polonia y Fortunato de la Plaza, donde los propios vecinos le pusieron el nombre del Cholo  a una diagonal que se mezcla en la barriada.

“El Cholo no era un arquitecto del montón. Se relacionaba mucho con los trabajadores de la construcción y sabía construir. Eso para un arquitecto de ésta época, ya es mucho pedir.  No tenía cuestiones de clases, era uno más dentro de la obra”, destaca Mastropascua.

Trabajaba la modernidad de la arquitectura con una mirada bien Argentina. Sin derroche de materiales ni de espacios. Tenía una forma particular de manejarse. Iba a fondo, directo y sin vueltas.  Cosa que a todos no les gustaba.

Arrancaba el día con unos mates, nunca se olvidaba de tomar su caña de durazno. El Cholo sufrió la tortura estando preso durante la dictadura pero nunca perdió el entusiasmo por la arquitectura social.

 

Como docente

Los estudiantes de la carrera de arquitectura que lo tuvieron como docente recuerdan sus correcciones como profesor junto a su compinche Hugo Santella (ese arquitecto que lo acompañó desde la secundaria). “Cuando venían esos proyectos de estudiantes en los que le ponían mucho al lápiz  pero con poca idea de cómo se construía y con poco sentido de los espacios social y constructivamente les pegaba una felpeada delante de todos. La pedagogía no era su fuerte”.  Dato confirmado por varios de esa época  que lo recuerdan como “muy exigente” pero que prefirieron mantenerse en el anonimato.

 

Impulsor del Instituto de la Vivienda en la ciudad

En la época de Antonio Cafiero, Cedrón encabezó una corriente de Arquitectos Peronistas  junto a Hugo Santella y Vicente Del Hoyo que lograron hacer germinar la semilla de lo que hoy es la Delegación del Instituto Provincial de la Vivienda del cual (sin todavía ser Delegación) el Cholo fue coordinador.  El arquitecto Miguel Bartolucci también formó parte de ese grupo de arquitectos y lo conoció bien al Cholo: “Fue un emblemático de la arquitectura nacional. Se hizo famoso en 1971 llevando adelante un programa de consolidación de Villa de Emergencias que él mismo creó”. 

Osvaldo “Cholo” Cedrón murió el 16 de septiembre de 2005 habiendo podido recibir, mucho antes, el afecto de los vecinos que en reconocimiento a su labor le impusieron su nombre a una diagonal que rodea el complejo que proyectó y él se empeñó en hacer realidad. Y también tiene la otra, la institucional, impuesta en el 2015 por el Concejo Deliberante a instancia del entonces edil Pablo Retamoza. Quizás un resumen de lo que fue Cedrón, un referente entre lo Institucional y su pueblo. #AntesDeSerCalle  

Créditos Fotos:  en su estudio (Pupeto Mastropascua) //  con Garamendy (aportada por el propio Garamendy) // Álbum familiar //  Arq. Norberto Lemmi //