Vencieron al coronavirus y se recuperaron: la historia de dos abuelos de Námaste

A un mes del inicio del brote, hoy solo queda un residente enfermo. Cómo fue cursar la enfermedad dentro del hogar. Las experiencias de Carlos y Angélica.

A pesar de que las visitas están restringidas, los familiares se acercan a la puerta del hogar para hablar por telecomunicador con sus padres o abuelos. Foto: 0223.

6 de Agosto de 2020 15:55

"Cuidate mucho, mamá", se despide por telecomunicador una mujer de su madre, acompañada con sus dos hijos. Los nietos de la abuela que está del otro lado del vidrio la saludan con la mano. El geriátrico Námaste del barrio de La Perla fue epicentro de uno de los principales focos de contagios de coronavirus que sacudieron a Mar del Plata. Y al igual que el hospital Bernardo Houssay, la institución lucha por estos días para terminar de recomponerse y volver a la normalidad. A pesar de las casos fatales, la mayoría de sus residentes lograron recuperarse de la enfermedad.

El lunes 6 de julio comenzó una seguidilla de contagios que alcanzó a la primera de las once residencias de larga estadía que se vieron afectadas por el avance del virus en la ciudad. Los investigadores constataron la infección de Covid-19 en una mujer de 74 años que había sido trasladada a la clínica 25 de Mayo, pero para entonces la cadena de contagios ya se había desatado.

Aún no está del todo claro cómo se filtró el virus ni dónde empezó, pero los investigadores epidemiológicos pudieron determinar al menos una conexión con el sanatorio de Juan B. Justo al 1700 que daría explicación a la escalada de contagios: una trabajadora de limpieza del hogar es hija de una enfermera del Houssay.

Angélica tiene 91 años. Ella residía en la otra sede de Urquiza y Azcuénaga. A los pocos días de que arrancó el brote dio positivo. En un trabajo mancomunado con la Municipalidad de General Pueyrredon, las autoridades decidieron trasladarla al hogar de 3 de Febrero casi Independencia para tener un mejor manejo médico y asistencial y centralizar los contagios.

"Por suerte estoy bien, todo estamos bien acá", le cuenta a 0223 por el telecomunicador que se instaló al inicio de la pandemia para que los residentes no perdieran contacto con sus familias, una vez que quedaron totalmente prohibidas las visitas para minimizar cualquier riesgo. Del otro lado de la puerta confiesa que le gusta dibujar y pintar para pasar el rato. Su caso no requirió de mayor atención: afortunadamente cursó la enfermedad sin ningún tipo de síntomas.

Carlos reside en el hogar hace tres años. Sus hijos y nietos lo van a visitar siempre que pueden. "Tengo una familia muy linda", reconoce. "Acá estoy muy bien, estoy perfecto", le asegura a este medio. A Charly, como lo conocen, le gusta pasar sus días bailando y de vez en cuando pide algún tema especial. A sus 95 años venció al coronavirus y se recuperó. A diferencia de Angélica, su estado de salud preocupó a las autoridades por una infección en las vías aéreas superiores. Pero más allá de la congestión y la febrícula que padeció, se pudo recuperar en el hogar sin la necesidad de ser trasladado a un hospital. 

A un mes del inicio del brote, Námaste busca volver a la normalidad. Después de tanta exposición, volvieron a levantar las persianas del hogar. Los flashes y las luces de los camarógrafos y fotógrafos que se apostaban en la vereda del lugar para rescatar alguna imagen molestaba a los adultos mayores. Si bien muchos están al tanto de la situación, los responsables del hogar trataron de no sobreinformarlos y llevarles tranquilidad. Hoy queda solo un abuelo enfermo.

Y al igual que el resto de las personas, los abuelos afianzaron su relación con las tecnologías durante la pandemia. Además del teléfono que está ubicado en la puerta, también se animaron a charlar por videollamadas y hablar por grupos de WhatsApp.

El avance del coronavirus en las residencias geriátricas

Las residencias de larga estadía sufrieron en carne propia el avance de la enfermedad. Mar del Plata no fue la excepción. A pesar de que endurecieron sus políticas y restringieron el ingreso de personas, el virus irrumpió en al menos once instituciones.

Las estadísticas reflejan que de las 36 personas que murieron por el coronavirus en Mar del Plata, 20 de ellas residían en geriátricos. Los registros del Ministerio de Salud de la Nación indican que la edad promedio de los fallecidos del país es de 75 años. Sin embargo, esta cifra en General Pueyrredon supera la media nacional y aumenta a 78 años.

Además de Námaste, las otras instituciones que vivieron la irrupción del virus puertas adentro fueron El Hogar de los Abuelos, El Hogar de Eve, Otoñal, Santa Rita, La Casona del Mar, Santiago Apostol, La Armonía, la Residencia de David, la residencia municipal Cerrito y Alem.