El arte de ser modelo vivo

Las modelos desnudas en el arte son moneda corriente y, de a poco, la sociedad en general fue aceptando como algo convencional la existencia del “modelo vivo” como una profesión más; aunque aún hay sectores que los miran con recelo. 

Sonia Brandolini hace 20 años trabaja como modelo vivo en Mar del Plata. Foto: Julián Rodríguez

13 de Septiembre de 2020 16:02

El arte es un medio para representar el mundo en el que vivimos y de representarnos a nosotros mismos para profundizar la esencia humana. Dentro del mundo artístico, el cuerpo es el vehículo por el que se logra experimentar y expresar todas las sensaciones. Así, la representación del cuerpo desnudo tiene lugar en la historia del arte desde sus inicios y es un género artístico por excelencia que siempre tuvo un lugar dentro de la academia.

La norma establece que el desnudo se relacione per se con el erotismo, pero también puede utilizarse para manifestar sensaciones. En la Grecia clásica era el vehículo mediante el cual se expresaban emociones, valores y cualidades humanas a través del ideal de belleza, basado en la proporción y la armonía entendida como la perfección que unía cuerpo y espíritu. La belleza se experimenta. Todo puede ser bello, pero el objeto se repite en todas las épocas: la mujer es, por excelencia, sinónimo de belleza.

Vamos así de las esculturas de Venus al Les Demoiselles d'Avignon, de Pablo Picasso pasando por El Nacimiento de Venus de Botticelli o la Maja desnuda de Goya; el patrón se repite: la mujer es el símbolo de belleza o adoración. Pero, para que estas obras fueran realizadas, fue necesaria la existencia de una modelo, una musa inspiradora.

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Los desnudos en el arte son moneda corriente y, de a poco, la sociedad en general fue aceptando como algo convencional la existencia del “modelo vivo” como una profesión más; aunque aún hay sectores que los miran con recelo. En Mar del Plata hay tres personas que trabajan exclusivamente como modelos de figura humana. “Mostrar el cuerpo desnudo es mostrar la cara desnuda”, dice Sonia Brandolini, de 51 años. Hace 20 años trabaja como modelo vivo en la Escuela de Cerámica Rogelio Irurtya y en la Escuela de Artes Visuales Martín A. Malharro de Mar del Plata, y además es convocada en cada edición del Encuentro Nacional de Grabado para posar.

Antes de convertirse en modelo vivo, estudió danza clásica en el Centro Polivalente de Arte y quiso estudiar para convertirse en guardavidas. “Estaba en plena búsqueda. Un día una preceptora me dijo: Brandolini, tenés que elegir qué querés hacer”, recuerda en diálogo con 0223. Eso, sumado a las presiones que trae aparejadas la danza, la hicieron decidirse por afrontar desde otro lugar el arte. 
   
La desnudez y la recepción del cuerpo desnudo tiene que ver con la madurez sexual de cada individuo”, reflexiona Sonia. Es que para ella, la figura humana se trabaja desde lo psicológico, no desde la cosificación, aunque reconoce que “todavía falta mucho”. Para muchos, dice, la desnudez está asociada con la higiene o el acto sexual, no con la contemplación.

“La gente que viene del arte lo entiende. El cuerpo se muestra tal cual es y no hay prejuicios. Yo siento que hay una libertad interior que se plasma a la hora de trabajar. Pero sí me pasó que hay gente que no tiene idea y piensa que soy una puta”, reconoce.

Sonia recuerda la primera vez que posó desnuda como algo natural. "Fue como modelo para unos amigos, ellos siempre me pedían que les modele, se dio naturalmente", cuenta la mujer mientras asegura que nunca tuvo pudor al cuerpo desnudo aunque reconoce que está en constante actividad para mantener una figura armónica. "Hago de todo: yoga, kangoo jump, gimnasia, me encanta nadar", cuenta la mujer que, por el actual contexto académico -sin clases presenciales- prefiere no modelar . "Soy muy estructurada con el tema de las imágenes de Internet y tengo hijos varones que se manejan en el ambiente del deporte, que es muy machista", explica. Si bien sus hijos no desconocen su trabajo, Sonia guarda cierto pudor ante la posibilidad de que alguna imagen se filtre y se descontextualice y llegue al entorno de su hijo. "Es por cuidarlos a ellos. El ambiente del fútbol no entiende mucho el contexto artístico, en esos espacios falta madurez sexual y deconstrucción", concluye.

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Eliana Cristaldo es modelo vivo desde hace siete años y desde hace cinco que trabaja en Jaam de dibujo de Londres, encuentros virtuales en los que posa para artistas de diferentes disciplinas y considera que la profesión le brindó herramientas para conocerse en profundidad. A diferencia de Sonia, que durante una hora cátedra posa inmóvil ante un grupo de artistas, Eliana les indica qué posiciones modelará y por cuántos minutos para que los dibujantes que participan del encuentro se unan cuando consideren que la pose se adecua a sus intereses.

También a diferencia de Sonia, Eliana no establece una rutina de cuidados corporales. Para ella la belleza no tiene que ver con cánones establecidos y le gusta plantear la idea de modelar un cuerpo "no hegemónico". Modelar, para ella significó reencontrarse, reconocerse y aceptarse.

En esta línea Eliana, asegura que quienes la dibujan suelen caer en "estereotipos de gordas”. Esto ocurre porque, según explica la modelo, ese es el registro previo que tiene el dibujante y solo a medida que pasa el tiempo el artista logra una percepción diferente con trazos precisos

Cada cuerpo plantea un desafío diferente, plantea una historia, cada pose y cada gesto es en sí mismo protagonista. “Hay que romper con los tabúes. Todavía hay mucha resistencia”, dice.  Es que el modelaje atraviesa a todo el que se detiene a observar, dejando de lado el pudor. Da la posibilidad de enfocarse en cada rincón del cuerpo humano y despertar sentidos y emociones inconexas que es en síntesis la esencia de la pintura.


 

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