En el peor momento, Montenegro espera un guiño para descomprimir la olla

Montenegro, junto a Krepalk y Bianco en la inauguración del Hospital Modular.

16 de Septiembre de 2020 23:22

Guillermo Montenegro está convencido de que Mar del Plata, complicada desde lo sanitario por un fuerte crecimiento de los contagios de coronavirus, tiene condiciones para que vuelvan tres actividades que considera claves: la gastronomía, la obra privada y los comercios no esenciales. Sin embargo, con récords de contagios que se superan semana a semana, se resiste a firmar un decreto para autorizar el funcionamiento de esas actividades, como lo hizo en etapas más prósperas desde lo sanitario. Espera, en el peor momento de la relación con el Frente de Todos, un guiño que descomprima la olla a presión.

Desde el entorno del intendente advierten que la tensión entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos creció desde hace 15 días. No es un fenómeno local. “Hay una decisión nacional de volver a la grieta y es lógico que eso tenga repercusiones en Mar del Plata”, analizan. Le adjudican a esas “estrategias” la salida del principal bloque opositor en la ciudad de la Comisión Especial de Reactivación Económica.

La decisión del jefe de la bancada Marcos Gutiérrez complicó la intención del Ejecutivo. Mientras la comisión le sugería las aperturas, el intendente firmaba sin titubear los decretos para autorizarlas. Sentía que con la participación del Frente de Todos, implícitamente, estaba el Ok del gobernador Axel Kicillof y el presidente Alberto Fernández.

Hoy, firmar el decreto sin consenso y en un contexto sanitario adverso como el que tiene Mar del Plata, podría costarle caro. Desde el entorno de Montenegro, aclaran que, ni por asomo, el jefe comunal tiene el ánimo rupturista de su par de Tandil, Miguel Lunghi, que inventó su propio sistema y hoy atraviesa una situación delicada por el alza de los contagios. “No somos eso”, advierten.

No obstante, hay otros ejemplos menos radicales. En las últimas horas, el olavarriense Ezequiel Galli (luego de ser uno de los primeros en criticar la cuarentena y quedar en off side por un brote de casos) firmó un decreto para autorizar en su distrito actividades de fase 5, pese a que la ciudad está en fase 4. Montenegro también se resiste a eso.

¿Cuál es la estrategia? Por ahora, confían en los rumores que circularon en las últimas horas que hablan de algunas “aperturas muy puntuales” a partir del lunes próximo. De hecho, Montenegro esperaba tener alguna precisión en la reunión virtual que Kicillof mantuvo este miércoles con los intendentes en la que anunció un nuevo fondo de 1.500 millones de pesos. A Mar del Plata le tocarán alrededor de 33 millones. Pero se quedó con las ganas de algún anticipo de lo que viene.

“No dijo nada nuevo. Habló del momento difícil que estamos atravesando y de la necesidad de cuidarse más que nunca”, contaron desde el entorno del jefe comunal. Sin embargo, admitieron que también escucharon las versiones, especialmente de que el gobierno podría autorizar el funcionamiento de la obra privada en la fase 3.

 

 

Fuentes del gobierno provincial consultadas por 0223 evitaron dar precisiones sobre las aperturas que se planifican. Deslizaron que la obra privada podría ser una de ellas. Sin embargo, también aclararon que miran hoy a Mar del Plata con extrema preocupación. El registro de casos que lleva el gobierno bonaerense (distinto al parte que da el municipio) ubicó el martes a Mar del Plata como el distrito de la provincia con mayor cantidad de casos en relación a la población. Según esos registros, Mar del Plata tuvo 449 nuevos casos y sólo fue superada por La Matanza, con 678, con la salvedad de que el distrito más populoso del territorio bonaerense tiene el doble de población.

El dato fue refrendado por el propio ministro de Salud de la provincia, Daniel Gollan, en una entrevista televisiva en un canal porteño. Así como en otros tiempos, Mar del Plata era noticia nacional por la casi nula presencia del virus, por estas horas se la menciona como ejemplo paradigmático de la presencia del virus en el interior del país.

La preocupación por el crecimiento de contagios es que el sistema de salud pueda dar respuesta. Distintos efectores advierten que está al límite. Los debates entre colapso o tensión se convierten en una pelea semántica, pero lo concreto es que las clínicas privadas  tienen problemas para ofrecer camas a pacientes Covid y el Hospital Interzonal y el Modular, dificultades para dar respuesta con los recursos humanos disponibles.

Este miércoles, en diálogo con 0223 Radio, Viviana Bernabei detalló las estrategias que impulsa el municipio para ampliar la oferta de camas y sumar profesionales de la salud. La ocupación de camas ronda el 75% por lo que buscan que pacientes leves o moderados, incluso quienes tengan un requerimiento de oxígeno, puedan ser trasladados de camas hospitalarias a extrahospitalarias.

A su vez, a partir de un pedido del intendente y del titular de Zona Sanitaria VIII, Gastón Vargas, las clínicas comenzaron a reducir las internaciones por patologías no urgentes para liberar camas y dedicarlas a casos de Covid.  Otro plan que aún no se concretó es firmar con Pami la posibilidad de que afiliados de la obra social que estén cerca de la recuperación puedan completar el proceso en camas extrahospitalarias.

La ausencia de médicos y enfermeros para atender a pacientes críticos también es un problema. Traer de otros distritos parece difícil porque es una carencia general. El municipio ofrece becas y alojamiento para sumar profesionales que acepten venir a trabajar a Hospital Modular. La convocatoria lleva 10 días y hasta ahora se postularon 3 médicos y 17 enfermeros.

Más allá de las descripciones de la secretaria de Salud del trabajo en conjunto con efectores de provincia y nación, en el día a día la relación con ellos es cada vez más compleja. La mesa de salud que se reúne de manera virtual expone las diferencias de criterio entre Bernabei y los distintos actores del gobierno provincial y nacional en Mar del Plata. “Ni siquiera es ideológica la cuestión. Tenemos diferentes miradas de cómo trabajar en la pandemia y se hace difícil el trabajo en conjunto”, reconoció un funcionario provincial.

El refuerzo de profesionales de la salud, no obstante, podría llegar por otra vía. Ante la crítica situación de la ciudad, la directora Ejecutiva de Anses, Fernanda Raverta, llamó al ministro de Defensa, Agustín Rossi, para pedirle médicos del Ejército. “Las gestiones están avanzadas”, contaron desde el entorno de la líder del Frente de Todos.

Este gesto no oculta las tensiones políticas crecientes entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. El anuncio del INE de priorizar el procesamiento de hisopados realizados en el sector público y a personal esencial para poder sostener la velocidad de los resultados fue tomado por algunos sectores del oficialismo local como un intento de complicar la gestión de Montenegro. Un hombre de su entorno se quejó especialmente por haberse enterado a través de los medios de comunicación.

Pocas horas después, el concejal del Pro, Agustín Neme, salió con un duro comunicado en el que denunció que la provincia y la nación habían abandonado a Mar del Plata. Destacó el edil que el municipio había hecho un enorme sacrificio presupuestario para combatir la pandemia. “¿Qué más le quieren pedir al municipio? Desde un primer día nos estamos haciendo cargo de cuestiones que deben gestionar el gobierno nacional y provincial”, se quejó.

El Frente de Todos no dejó pasar el desafío. Marina Santoro redobló la apuesta: tildó de caradura a Neme por obviar todo lo hecho por los gobiernos nacional y provincial, dijo que el retroceso de la ciudad a fase 3 se produjo por la falta de control del municipio y planteó que las críticas buscaban ocultar el espíritu anticuarentena de Montenegro y Juntos por el Cambio.

En el espacio opositor creen que más allá de las tensiones nacionales, Montenegro y los suyos hicieron méritos propios para romper el diálogo que había caracterizado a la política doméstica a lo largo de este año. Recordaron que en la comisión de reactivación el oficialismo forzó una situación para exponer al Frente de Todos. “Nunca habíamos recibido a nadie y quisieron invitar a todos los sectores que pedían abrir en fase 3. Y después forzaron a tomar una decisión por sí o por no”, señaló una fuente del espacio.

Sin embargo, agregó que las declaraciones de Neme terminaron de romper cualquier posibilidad de reconstruir los puentes. En el Frente de Todos, ven la mano del Ejecutivo detrás de las declaraciones del concejal. En el entorno de Montenegro aseguran que no tuvieron ninguna intervención y atribuyen la polémica a las discusiones que se dan en un ámbito destinado a hacer política.

En ese marco, esta semana se profundizó la división. El oficialismo (y algunos aliados) en la comisión  de reactivación buscó achacarle la responsabilidad al Frente de Todos por no poder avanzar en las aperturas. “Fueron reuniones tensas con los actores de la construcción y algo menos tensas con los gastronómicos. Pero el enojo está más apuntado a la provincia y a los concejales del Frente de Todos que se fueron de la comisión”, contó una fuente legislativa del oficialismo.

En Juntos por el Cambio argumentan que los obreros de Mar del Plata no usan el transporte público para ir a trabajar (el principal problema en el Amba) y que permitir que a los comercios no esenciales pueda entrar una persona en lugar de tener que atender desde la puerta no modifica la situación. “Y en gastronomía pedimos lo mismo que Nación aprobó en la Ciudad de Buenos Aires”, explicaron.

Los representantes del Frente de Todos, por fuera de la comisión, charlaron con los representantes de los sectores. “Fueron buenas reuniones. Pudimos hablar en detalle y contarles todo lo que hizo provincia y nación. Sabemos que nada alcanza, pero también les remarcamos que todo el apoyo que recibieron llegó desde ahí”, contó y agregó que cerraron la charla con una pregunta: “¿Cuál es el plan de Montenegro?”.