Los cuentos de Juan Carrá y su búsqueda de mirar al ras el pasado

Los vínculos entre civiles y militares en la última dictadura cívico militar son los protagonistas de Ojos al ras (Alto Pogo – 2021).  El nuevo libro de Juan Carrá nos llevan a un pasado no tan pasado.

15 de Agosto de 2021 08:14

Ojos al ras (Alto Pogo – 2021) es lo nuevo dentro de la obra de Juan Carrá. Si bien confiesa llevarse mejor con la novela, este libro que reune cinco cuentos cortos y una nouvelle, genera una experiencia muy interesante e intensa de lectura. El libro se puede leer de un tirón, de una sentada. Además, se está gestando la idea de que se puede leer como una unidad temática, casi como si fuese una novela. En ese sentido, el orden de los cuentos ayuda, porque el autor logró una tensión narrativa que va creciendo hasta llegar al último, que es el más largo y con un tono más contundente. “Al principio yo tenía un poco de miedo del resultado” sostiene Juan Carrá. Y agrega, “Porque encarar personajes tan opuestos a lo que yo pienso y hacerlos vibrar y hacerlos decir lo suyo, pero a la vez no convertirlo en una parodia, ni en una hipérbole del hombre malo, me dejaba alguna duda. Lo laburé un montón  y, así mismo, creo que se podría hacer un poquito mejor, pero estoy muy contento con el resultado”

-Comencemos por el título…

- … El título es obra y gracia de Miguel Molfino. Él fue detenido durante la dictadura y su madre y su hermana desaparecidas. Le pedí si podía hacer la contratapa del libro y, además, le pasaba los textos para que fuera leyendo y me contara qué le parecían. Le conté que no tenía título aún y fue él quien me sugirió Ojos al ras de la tierra, que fue el primero que tuvo. Después sentimos que era mejor dejar solo “Ojos al ras”. Primero,  porque iba a construir un sentido más amplio, porque no solo proponía la idea de la posición de la sociedad con la bota encima,  sino que también proponía la idea de una mirada al ras de las cosas, a contrapelo, que es lo que viene a proponer el libro sobre ese vínculo entre civiles y dictadura.

El libro se inicia con Brujería, quizás el más “walshiano” de todos los cuentos. Con una fuerte intertextualidad con Esa mujer,  de Rodolfo Walsh, también deja ver sus juegos con Perlongher y Tomás Eloy Martínez. “El trabajo sobre el cuerpo de Eva Perón es una temática citada en la literatura argentina. En este caso es doble, por un lado la apropiación del cuerpo de Eva Perón, pero también está el cuerpo de Isabel en manos de López Rega”, asegura el autor. La particularidad de los nombres, de su fuerza y su anclaje sonoro le da un tono político particular. Juan agrega, “Es un tema que particularmente me interesa. Mi intención era pedir permiso, sumarme a esa tradición tan importante y sumar un cuento más a ese mito. Yo siento que es el más distinto del libro, es mi preferido, aunque no es el de los lectores”.

-Mar del Plata, como siempre en tu obra, está presente en el segundo cuento, Bajo el médano, y en el cierre con El ablandador.

- Bajo el médano es el cuento que tiene mayor anclaje en la realidad. Lo trabajé bajo un registro casi de crónica, si bien están los nombres modificados. El disparador  de ese cuento es el secuestro y asesinato de Coca Maggi y lo que se conoce como “cinco por uno” y todo ese operativo que se generó  desde la derecha peronista contra la izquierda peronista en la ciudad. Sin nombrarlo directamente, está la idea del mar, la arena como la representación de la costa donde luego terminan apareciendo los cuerpos.

El ablandador es la nouvelle que cierra el libro. En ella ya aparece Mar del Plata como ciudad y en ella la comisaría cuarta como punto de anclaje de ese lugar donde este torturador, que es el protagonista, desarrolla sus días. Juan explica, “Yo ahí quería volver un poco al boxeo, pero quería poner el contrapuesto a Lima (Lima, un sábado másVestales – 2014). Lima es un personaje muy noble en la novela, que tampoco tiene opciones en la vida y que en todo caso el boxeo es una tabla de salvación. En este caso hay un boxeador a quien no le queda nada por delante, porque la derrota y el abandono le hicieron mella en su vida, y su tabla de salvación fue sumarse al aparato represivo del Estado. Quería buscar un personaje perdedor, gris, que incluso puede generar lastima en algún punto, y llevarlo a algún lugar de incomodidad plena en cuanto a su desarrollo personal y su participación. Es un torturador aunque tenga una vida difícil”.

Cada cuento del libro tiene un recurso distinto, particular, en su tratamiento: diferentes narradores, voces varias, monólogos, un mayor grado de realismo o algo más de fantasía. No se trata de una unidad sonora, por el contrario, uno va descubriendo en su lectura diferentes melodías.

Pasando por Fortuna familiar, el que toca la relación de los trabajadores y los empresarios durante esa época, llegamos a Confesión. En él encontramos una fuerte voz en primera persona  de una mujer que es apropiadora y que no tolera su rol de madre porque la criatura no es lo que ella esperaba. “Esa confesión es un diálogo con un cura, lo más impactante es el punto de vista de esa mujer” refuerza el periodista y escritor marplatense.

Llegamos, quizás, al cuento más diferente del libro: El monstruo del lago. Desde su temática y su efecto, el texto muestra todo lo monstruoso, entendido como aquello que no se quiere mostrar o no se quiere ver. “Es el más luminoso en algún punto. Quise poner el foco en una familia tipo en el contexto de la dictadura y en ese marco trabajar la negación, ‘el no te metás’. Me parecía que había que ir por un lugar muy tangencial, no ir con una cuestión muy directa porque el efecto iba a ser otro” explica. El monstruo del lago es el cuento que más capas tiene  para pensar aquella realidad.

Sin, quizás, la libertad y las posibilidades que brinda el desarrollo de una novela (más personajes, más de un conflicto, etc.), los cuentos de Juan  Carrá logran aunar un mismo universo, una misma temática en una misma lógica, en estos seis relatos que muestran el vínculo entre civiles y el terrorismo de estado durante la última dictadura cívico militar en nuestro país.

Los paratextos del libro ayudan al todo. Las imágenes que acompañan los silencios, lo blanco del libro, refuerzan aquello que acabás de leer. Por otro lado, la estética del collage de la portada funciona como guía, no solo de la colección de cuentos de Alto Pogo, sino también con los claroscuros del libro.

Juan Carrá aclara que su intención es que en cada libro que edita, busca intentar que sea mejor, o al menos tenga algo distinto, al anterior. El logrado trabajo de estos cuentos provoca una alternancia entre aquello que fue, lo narrado y este hoy. Hay alguien que lo cuenta y debemos hablar de ello. Ojos al ras es un espacio de pasiones, preguntas y literatura. Hablo de textos que demuestran lo importante de la memoria y del temblor de la vida.