Las lágrimas de Château Frontenac

Desde hace más de 20 años el emblemático edificio que supo ser sinónimo de brillo y glamour se encuentra cerrado. 

El Château Frontenac está cerrado desde hace más de 20 años y los proyectos para revivirlo fracasaron.

20 de Septiembre de 2021 13:28

Por Redacción 0223

PARA 0223

Los marplatenses aún pueden recordar el glamour de este edificio histórico y emblemático. Desde hace más de 20 años el Château Frontenac, edificio de estilo europeo, de más de 7.400 metros cuadrados, se encuentra cerrado, sufriendo un constante deterioro, con una estructura irrecuperable y con la esperanza de que su valor histórico continúe latiendo.

Encomendada por el matrimonio de los señores Antonio Leloir y Adela Unzué al arquitecto Alejandro Christophersen y terminada su construcción en el año 1895, la Villa Kelmis, como fuera su nombre original, fue concebida como residencia veraniega.

Su estilo pintoresquista, característico de la arquitectura de Mar del Plata de esa época, fue luego modificado en los años 20 por el arquitecto Alejandro Bustillo quien le imprimió un carácter españolizante o también llamado neocolonial.

El gran portal de entrada con columnas salomónicas, la torre, el patio andaluz cubierto en el interior de la casona, las arcadas de medio punto y las tejas del techo dan cuenta de las influencias hispánicas en esta construcción.

En los años 20, el Château Frontenac fue modificado por Alejandro Bustillo. 

 

A mediados de siglo la propiedad fue vendida a la familia Manzorro y convertida en hotel. Con este propósito sufrió nuevamente modificaciones orientadas a servir los requerimientos que un establecimiento de estas características supone. Las arcadas fueron cerradas por muros de ladrillos, la torre se transformó en suite y se construyeron dos grandes edificios a los costados de la casona original para aumentar la capacidad de alojamiento.

Acompañando este cambio, deja de ser Villa Kelmis y se convierte en Château Frontenac. El hotel funcionó hasta la década de los 80 cuando lo adquirió la familia Simonian que nunca lo explotó en forma directa.

Situado en una esquina privilegiada de la ciudad (General Alvear esquina Moreno) hoy mira a las playas de la Bristol y al Torreón del Monje con nostalgia y total abandono. Es que la promesa de la construcción de un complejo de Torres no se concretará a pesar de que los anuncios en su fachada permanezcan. La empresa que lo iba a revivir no llevará a cabo el proyecto.

Sí persisten, en cambio, las quejas y reclamos de los vecinos al municipio. Su estructura se ve muy deteriorada y representa un peligro para los transeúntes además de ser hogar involuntario de plagas y basura de personas poco respetuosas de las normas.

En algún momento, la reactivación de la construcción en la ciudad balnearia alentó la idea de resucitarlo y con fecha 22 de marzo de 2011 se promulgó en Mar del Plata la ordenanza municipal número 20235/11 que pone en marcha un plan de preservación y puesta en funcionamiento del Château junto a otros dos edificios emblemáticos de la ciudad que sufren las mismas condiciones.

El hotel funcionó hasta la década de los '80. Pese a las promesas para revivirlo, la promesa no se llevará a cabo.

 

Este plan supone la restauración del edificio original y sus fachadas además del reciclaje y refuncionalización de las ampliaciones previas a transformarse en hotel. La ubicación y su superficie de 7.400 metros cuadrados no son nada desdeñables. Pero el edificio sólo conserva el valor histórico, dado que su estructura es irrecuperable y como la propiedad fue declarada Bien de Interés Municipal por la Comuna de General Pueyrredon, según la ordenanza 10075/95, los futuros compradores se verán obligados a cumplir con estos requerimientos.

Según los especialistas podría construirse allí otro hotel 5 estrellas porque Mar del Plata cuenta con poca oferta en ese segmento, tal vez un centro de convenciones o un centro comercial, pero cualquiera de estas iniciativas por ahora es inviable y con la ausencia de nuevas inversiones en el sector interesadas en mantener sus estructuras se ha quedado fuera del mercado.