Después de 89 días, se confirmó el peor final: Marcelo Medina está muerto

El chico de Villa Gesell estaba desaparecido desde el 8 de mayo. A fines de ese mes, se encontraron unos restos en Mar de Ajó y en las últimas horas se confirmó que corresponden al joven de 19 años.  

La padres llegaron a venir a Mar del Plata para intentar a encontrar a su hijo con vida.

5 de Agosto de 2022 14:57

Por Redacción 0223

PARA 0223

Después de 89 días de incertidumbre y profunda angustia, la Justicia confirmó este viernes que Marcelo Medina, el chico de 19 años que había desaparecido el 8 de mayo en Villa Gesell, está muerto.

A fines de ese mes, habían sido localizados en Mar de Ajó, localidad del partido de La Costa, unos restos humanos. Recién en las últimas horas se conocieron los resultados de ADN que arrojaron un saldo positivo, según confirmaron fuentes judiciales a 0223.

Los restos habían sido encontrados el 29 de mayo en una playa, a la altura de Espora y avenida Costanera, por un pescador. En esas aguas, el hombre encontró un miembro superior aún con musculatura en el antebrazo y la mano, junto a la escápula y la clavícula.

A partir del hallazgo, la fiscal Verónica Zamboni había ordenado cotejar los restos para saber si eran compatibles con la sangre de los padres de Medina. En junio, la funcionaria judicial renunció a la causa después de que la familia la recusara y todo quedó en manos de Walter Mercuri.

Unos días antes de esta dimisión, el Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires había ofrecido una recompensa pública por 5 millones de pesos para quien aporte datos fidedignos sobre Marcelo Medina.

Con el resultado de ADN ya confirmado, en estos momentos la Policía Federal Argentina realiza una serie de allanamientos en la vivienda de los papás del joven para tratar de encontrar indicios que esclarezcan la muerte.

A las semanas de la sorpresiva desaparición, Carina Paredes y Miguel Ángel Medina, los padres del joven, habían llegado a Mar del Plata, con apoyo de la Secretaría de Seguridad de Gesell, para tratar dar avances a la búsqueda. Lo mismo hicieron en gran parte de la Costa Atlántica, cuando se mostraban desesperados por conocer el paradero de su hijo.

La misteriosa desaparición

En la madrugada del 8 de mayo, según quedó asentado en el expediente de la búsqueda, Marcelo comenzó a rezar a los gritos y a decir incoherencias con su mirada clavada en el techo. Pedía explicaciones a Jesús y hasta creía que estaba hablando con él. Según el testimonio de su madre, el joven no recodaba ni siquiera su nombre, o por lo menos, no quería decirlo. “No se cómo me llamo, no tengo nombre. Mi nombre es el que quiera Jesús que sea. Yo me voy a llamar como él diga”, repetía una y otra vez.

Los padres de Marcelo, aterrados porque nunca habían vivido una situación así, decidieron llamar al 911. Cuando dos efectivos llegaron, se encontraron con una escena, cuanto menos, extraña. Marcelo seguía gritando e intentaba tomarle las manos a los policías. Los agentes le pidieron que se calme pero no lograban tranquilizarlo. Hasta que, cansados y sin muchas herramientas para lidiar con una persona en ese estado, les dijeron a los padres que al ser mayor de edad y estar en su casa, no podían hacer nada. Al poco tiempo, se fueron.

Algunos minutos más tarde, la familia Medina escuchó un silencio que, pensaban, era tranquilizador. Se equivocaban. Marcelo se había escapado por la ventana de su habitación. No se había llevado consigo ninguna pertenencia, simplemente se fue.