El Hogar Mahatma y el desafío de generar identidades en la primera infancia

Ubicado en pleno centro marplatense, actualmente da abrigo a 12 bebés de entre 1 mes a dos años de vida. Historia del único hogar de Mar del Plata que trabaja exclusivamente con la primera infancia. 

3 de Diciembre de 2023 12:12

En pleno centro marplatense funciona de forma silenciosa el único hogar de primera infancia de Mar del Plata y la zona. En medio de la vorágine del día a día, en Mahatma, hay un micro mundo sin ajetreos, bocinazos o ruido de manifestaciones. Cuando la puerta del hogar ubicado en Alberti al 3.000 se abre, se ingresa a un espacio luminoso en el que predomina la música ambiente, los aromas frutales y el único ruido que se escucha es el de los sonajeros y mordillos que utilizan los pequeños 12 habitantes de la casa. 

El integrante más chico de Mahatma, que llegó del Hospital Materno Infantil (Hiemi) con una semana de vida está próximo a cumplir un mes y el mas grande de los huéspedes aún no cumple dos años de vida. Todos están bajo el atento cuidado de dos referentes afectivas por turno que con amor, paciencia y dedicación velan por la alimentación, la higiene y la estimulación de cada uno de los pequeños habitantes de la vivienda.

El Hogar convivencial Mahatma funciona desde 2020 constituido como la asociación civil sin fines de lucro "Poniendo el alma" que lleva adelante la dirección y sostén del espacio especializado en la primera Infancia, donde niños y niñas de 0 hasta 2 años pueden vivir hasta tanto se resuelva su situación y se restituyan sus derechos. La elección del edificio no fue casual, su directora quería que las "infancias sean visibles"

“Mahatma surgió como respuesta a una necesidad que había en la ciudad de Mar del Plata”, cuenta en diálogo con 0223 Giselle Cotinazia, fundadora y directora del Hogar. “En Mar del Plata no había un espacio que de abrigo únicamente a la primera infancia. a bebés de 0 a tres años, en ese momento en estado de vulnerabilidad. Elegimos esta edad tan cortita porque es fundamental para cuidarlos y empezar todas las bases de la vida, donde se necesita construir desde la salud y desde el amor ”, cuenta 

La inquietud de Giselle surgió durante su trabajo como voluntaria en el área de neonatología del Hospital Materno Infantil. "Ahí veía que había bebés que pasaban mucho tiempo en neo porque no tenían dónde ir por medidas judiciales, no había un lugar que los contenga"

Según explica Giselle, en Mahatma trabajan además del personal administrativo y los equipos técnicos, 14 referentes afectivas que son las encargadas de cuidar, generarles la identidad y velar por la seguridad, alimentación, higiene y estimulación de los pequeños durante su estadía en el hogar. “También trabajamos con voluntarios y profesionales de salud, equipos municipales, psicopedagogas para garantizarle los derechos a estos niños”.  "Después tenemos equipo técnico: trabajadora social terapista ocupacional, médicos, un neonatólogo, oftalmólogo neoodontología En total somos más de 20 personas trabajando", explica.

Según explica Giselle, si bien en un principio en el hogar se aceptaban niños hasta los tres años, con el paso del tiempo decidieron acotar la edad de permanencia para poder garantizar que los niños que están transitoriamente en el lugar no vean vulnerados sus derechos y reciban la atención acorde a la etapa evolutiva. “Un niño de tres años tiene necesidades que un bebé no tiene, entonces nosotros estábamos vulnerando esos derechos al no poder dar respuesta a esas necesidades”, explica. En esta línea, Giselle detalla que los niños llegan al hogar con una medida de abrigo de, en principio, 180 días. Durante ese periodo, el Juzgado a cargo del caso de cada menor determina si el bebé es regresa al hogar familiar o debe revincularse con algún familiar directo o queda en adopción y se hace una vinculación con el futuro adoptante.

"Estos nenes no están en una cotidianeidad como cualquier niño. Por eso es necesario que los niños tengan figuras de referencia, saber quién los va a bañar, quién los alimenta, los hace upa", dice.

Durante su estadía en el hogar, cada bebé tiene los controles pediátricos correspondientes, se les realizan los trámites de documentación, en caso que sus padres no los hayan iniciado, se les dan sus mudas de ropa y juguetes que se llevan una vez que egresan de la institución y se los acompaña durante la primera etapa de vida.

"En el tiempo que lleva abierto el hogar, hubo diferentes etapas en lo que respecta al ingreso de niños. En un principio recibíamos chicos de Mar del Plata y la zona, pero como en toda la Provincia hay únicamente dos hogares que trabajan exclusivamente con primera infancia, ahora estamos recibiendo bebés de toda la Provincia", señala.

Mientras acuna a uno de los bebés que se encuentran en la habitación principal, Giselle cuenta que, si bien todos los casos que llegan a la institución son especiales hubo uno que marcó la historia del hogar. En el mes de febrero ingresaron tres hermanitos, que en realidad eran los más chicos de una familia integrada por 11 niños que estaban separados: algunos estaban al cuidado de la familia paterna, otros institucionalizados y los tres más chicos ingresaban con una medida de abrigo a Mahatma.  

“La hermanita más grande no hablaba, cumplió los tres años en el hogar”, cuenta al tiempo que detalla que fue uno de los casos más complejos que tuvieron a la hora de generar una identidad de la menor. La historia de los tres hermanos tuvo un final feliz ya que salieron del hogar cada uno con una familia adoptiva diferente que cada 15 días se juntan para que los niños no pierdan el vínculo con sus hermanos biológicos.

"Cuando se van es durísimo para nosotras. Lloramos como locas", dice. Por último, Giselle explica que actualmente el hogar es financiado con recursos privados y por las becas que el Estado otorga a cada niño en situación de abrigo, que representan el 40% del costo mensual del hogar. "Cuando empezamos la lata de leche salía $250; hoy está arriba de 10 mil", cuenta al tiempo que asegura que en el hogar se reciben donaciones de leche maternizada y pañales. 

"La idea es que los chicos tengan la posibilidad de sentirse realimente en un hogar. Los niños no comparten ropa, cada uno tiene sus cosas, su cuna asignada, sus rutinas establecidas acorde a sus necesidades. La intención es que cada niño tenga una transición lo menos traumática posible a la hora de irse con una familia", cierra.