Una biblia y claustrofobia: Máximo Thomsen busca resguardo en el pabellón evangélico

Uno de los asesinos de Fernando Báez Sosa muestra extraños comportamientos en la cárcel. ¿Problemas de salud mental o estrategia? 

Máximo Thomsen provocó alarma en el penal de Melchor Romero.

22 de Febrero de 2023 09:48

Por Redacción 0223

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En la cárcel, ya condenados por asesinar a Fernando Báez Sosa, los ocho rugbiers analizan con sus familiares las estrategias a seguir para tratar de rebajar las penas. Mientras buscan nuevos abogados para encarar las apelaciones, enojados con Hugo Tomei, quien los defendió de manera conjunta y equivocó la estrategia a la luz de las penas que recibieron todos, el comportamiento de Máximo Thomsen generó alarma y alerta en el penal de Melchor Romero en el que pasan sus días.

Tras asesinar a golpes a Fernando Báez Sosa, Thomsen (23 años), Ciro Pertossi (22), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23) y Luciano Pertossi (21) recibieron prisión perpetua. A Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23) y Lucas Pertossi (23) les dieron 15 años de reclusión. La familia de Cinalli espera la respuesta por estas horas de Miguel Ángel Pierri, el abogado mediático que ya dijo públicamente que si aceptan los honorarios que les pasó, tomará la defensa del joven porque cree que la condena que recibió podría ser menor por su participación en el crimen.

Thomsen, uno de los más complicados desde el inicio del proceso por lo que mostraban los videos y porque se lo identificó desde le inicio como uno de los más violentos y el líder del grupo, sabe que sus chances de que modifiquen la pena a perpetua que recibió son ínfimas. Tal vez por eso su comportamiento en el penal se modificó tras escuchar el veredicto. O sea una estrategia para buscar algo más de protección, ya que los rugbiers serán separados en breve y dejarían de tener un trato diferencial dispuesto por la justicia para que sus vidas no corran peligro en la cárcel.

Por ahora, Thomsen, al igual que los otros siete condenados, están en el penal de Melchor Romero bajo una medida llamada RIF (Resguardo de la Integridad Física). Eso se debe a que por el alto grado de exposición que tuvo la causa y la sentencia, la justicia les puso una protección especial. Pero solo es por un tiempo, por lo que en breve su destino y el lugar en el que pasen sus días cambiará. 

En los últimos días, Thomsen presentó cuadros de angustia y síntomas asociados a la depresión. En una nota de puño y letra, el rugbier escribió “que siente claustrofobia y que lo disculpen”, porque había estado pegando patadas en su celda. Pudo encontrar calma tras ser visitado por un pastor que él mismo solicitó y gracias a una Biblia que le acercaron como material de lectura.

La salud mental de Thomsen, que se desmayó en los Tribunales de Dolores al escuchar que su condena era reclusión perpetua, es seguida de cerca en la cárcel. Algunos creen que es el más afectado por la condena que recibió, pero otros ven en este comportamiento una manera de acercarse a la protección que podría darle ser ubicado en un pabellón evangélico. Allí, con los reclusos que se acercan a Dios y profesan la religión, Thomsen evitaría ser llevado a un penal con otros presos peligrosos, condenados por asesinatos, entre los que su vida podría correr peligro.