Llega la primera traducción de Flores de la bufonería, de Osamu Dazai

Mientras esperan su participación en la nueva edición de la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, la editorial también el caracol presenta una novela de Osamu Dazai que no había sido traducida ni al español ni  al inglés: Flores de la bufonería (también el caracol – 2023).

El elemento central que la diferencia de Indigno de ser humano, que es el narrador.

30 de Abril de 2023 12:04

Osamu Dazai tenía solo dos novelas traducidas al español: Indigno de ser humano y El sol que declina (que fue traducida como El ocaso). Estas obras son consideradas, tradicionalmente, los puntos más altos en su producción, sobre todo la primera.

Dazai, quien falleció en 1948, es una de las cumbres de la literatura japonesa y, además de estas obras, tiene una gran producción literaria que sigue inexplorada en español.

“Es un orgullo enorme para la editorial estar publicando en el año 2023 una novela que nunca había llegado al castellano, ni siquiera había llegado al inglés, porque recién ahora va a salir una traducción en ese idioma” comienza diciendo Miguel Sardegna, director de la colección Bosque de Bambú de la Editorial también el caracol.

Flores de la bufonería, de Osamu Dazai, viene a contribuir a la ya gigante obra del autor japonés.

-Conozco Indigno de ser humano, una novela que está cruzada fuertemente por esa pérdida del valor humano, de la deshumanización. ¿Cómo se presenta Flores de la bufonería?

- Eso también está en Flores de la bufonería. Es uno de los temas que lo convoca a él también. Es su gran tema. El que arrastró toda su vida, incluso hasta el final. Pero el vínculo con Indigno de ser humano va más allá de lo temático. Acá es todavía más directo porque comparte personajes con esa otra novela. El protagonista de Flores de la bufonería, Yōzō Ōba, es el mismo que protagoniza Indigno de ser humano, que es su obra cumbre. 

Flores de la bufonería (1935) fue escrita trece años antes que Indigno de ser humano (1948). La primera reacción sería pensar que, al compartir personaje, Dazai reescribió su obra unos años después. Pero no es así. Agrega Sardegna: “Sería un error pensar así. Se ve que Dazai estaba esbozando una historia, pero lo que viene es totalmente distinto. Lo que se cuenta en Flores de la bufonería es algo que en Indigno de ser humano toma solo una carilla y media, más o menos, que es la internación luego de que él intentara matarse junto a su compañera y amante. Ella, efectivamente, lo logra. Ōba sobrevive y queda internado en un neuropsiquiátrico. Todo Flores de la bufonería transcurre durante esa internación”.

Y agrega, “Pero es una cosa totalmente distinta desde la forma en que nos va a contar cómo la pasa en el hospital, cómo lo van a visitar sus amigos, su relación con las enfermeras, qué piensa de la vida en ese momento. Es como que el foco está puesto ahí, pero además, hay un segundo elemento muy importante: el elemento central que la diferencia de Indigno de ser humano, que es el narrador. El que está contando la historia se mete en la historia y participa. ¿De qué modo se mete? Bueno, dice por ejemplo: “Lo que acaba de decir Ōba es mentira, no le crean ni una palabra”. Y es una locura. Entonces tenés este juego que es muy atractivo que no está en Indigno de ser humano, este narrador que se mete e interviene. Y esto nos hace pensar que no era un esbozo, sino que era una novela con otra búsqueda y otro centro de gravedad. Otra cosa muy interesante es que sabemos que Ōba es un alter ego de Dazai, él intentó matarse en las mismas condiciones y del mismo modo, también murió su pareja y él tiene éxito recién en su quinto intento. Pero el narrador también es un alter ego de Dazai, también es el propio Dazai, entonces también es un despelote, un delirio hermoso porque tenemos varios Dazai dando vueltas por ahí…”

-Además muy vanguardista para ese año 1935…

- Totalmente y es interesante que traigas la palabra vanguardia porque la novela es muy clara, fluye con naturalidad, más allá de esto que puede tener algo de experimentación, hay una narración que corre para adelante, que siempre entendemos y que no hay demasiado en juego con el lenguaje, porque hay una historia que nos quiere contar con un profundo contenido humano, o sea, que la efectividad de la historia no descansa en este recurso como si fuera un truco de magia sino que está al servicio de la historia.

-En ese contexto de profundidad de la temática, ¿cómo funciona el concepto de bufonería, que uno relaciona con alegría o diversión?

- Tiene más que ver con las máscaras. Hay una máscara que es esa que nos permite enfrentar la realidad, enfrentarla eludiéndola, buscando evitarla. Es un modo de esconderse, creo que eso es la bufonería. Pero, además, hay algo bien concreto que pasa siempre con Dazai: que, más allá de tocar temas tan profundos y tan difíciles, siempre es en concreto. La bufonería se manifiesta en los personajes siempre riendo. Se ríen, se mueren de risa en esa internación después del intento de matarse. Viene la policía a indagarlo, porque, por supuesto, lo que hizo le trajo consecuencias pero Ōba se ríe. Él y todos sus amigos se ríen. La risa como una respuesta incómoda ante una realidad y un entorno al que no pueden acomodarse.

La editorial también el caracol presenta una novela de Osamu Dazai que no había sido traducida ni al español ni al inglés.

-Un gran vacío detrás de esa risa…

- Es eso la bufonería. Es eso, pero ya te digo, para mí es uno de los aportes que tiene. Fijate que al contártelo estoy recurriendo a conceptos abstractos. Dazai hace que sus personajes se rían efectivamente ante esas situaciones. Entonces, es una tragedia, pero además es una tragicomedia. Es la vida con su peso insoportable, pero además tiene algo de comedia. Eso es el aporte que tiene lo que hace Dazai. Pero, además, hay una identificación inmediata, porque cualquiera de nosotros, en cualquier orden de su vida laboral, familiar o en el que sea, experimentamos esa desazón ante situaciones en las que no nos sentimos a gusto, no nos podemos acomodar y tampoco podemos cambiarlas. Ahí me parece que sucede la identificación con lo que escribe Dazai.  

También en la novela se da un interesante juego entre esa pérdida de humanidad y el desarrollo de lo urbano, el peso de lo cosmopolita. Sardegna lo relaciona inmediatamente con los románticos franceses. “Eso y también lo de terminar mal. La tentación inmediata es asociar vida y obra, no sé si está bien, pero siempre es la primera reacción. Ahí aparecen tallando los franceses: Baudelaire, Rimbaud, Verlaine, Villon. Me acuerdo que se decía que había tres finales posibles para un romántico: el silencio, la muerte o el abandono. Bueno me parece que esto también va por ahí en alguna medida”.

 El recientemente traducido Flores de la bufonería, de Osamu Dazai, viene a contribuir a la ya gigante obra con la que cuenta el autor japonés. Lo propio de sus historias pasa por lo mismo que conforma a los seres humanos: aquellas preguntas por el sentido y por la expresión más certera sobre hasta dónde podemos llegar con nuestra propia vida.