De la prostitución y la venta de drogas a una nueva "identidad": así mutó la histórica "Zona Roja" en el Distrito Tecnológico

El intendente Montenegro recorre las calles de los barrios Don Bosco y Los Andes junto a 0223. Entre preguntas y el intercambio con vecinos, reivindica el impacto de la ordenanza que logró sancionar hace un año en el Concejo Deliberante y habla de la expectativa "sin techo" que genera la industria del conocimiento. 

"Yo creo que las soluciones siempre se consiguen empujando", dice Montenegro. Foto: 0223.

29 de Septiembre de 2023 10:50

No es una recorrida más para Guillermo Montenegro. Adentrarse en el corazón de Don Bosco y Los Andes tiene un significado especial. Para el intendente, recorrer ambos barrios es recorrer un hito de gestión, una promesa cumplida de aquella campaña electoral que lo llevó a la intendencia en 2019: eliminar la Zona Roja, ese combo de prostitución y venta de droga que durante tantas décadas alteró la normal cotidianeidad de un sector tradicional de Mar del Plata.

Un año después de la sanción de la ordenanza que impulsó para llevar a las trabajadoras sexuales al sur, bien cerca de los cementerios, Montenegro elige caminar estas calles de nuevo y lo hace con un periodista de 0223. El jefe comunal habla de la identidad y tranquilidad que recuperaron los vecinos. Muchos de ellos, principalmente adultos mayores, lo reconocen y no evitan acercarse cuando lo ven cruzar algunas de las esquinas para devolver el gesto de gratitud.

Y ahora que compite por la reelección, el intendente tiene otra promesa para los barrios Don Bosco y Los Andes: consolidar el crecimiento del Distrito Tecnológico, y hacer realidad cada uno los cambios urbanísticos que conlleva una apuesta de estas características. Montenegro, al menos, celebra que hoy una de las preocupaciones en la zona no esté atravesada por la delincuencia sino por ver cuántas empresas pueden llegar a instalarse en los próximos años.

"Los vecinos con los que me cruzo ahora los vengo viendo desde antes de ser intendente. Con muchos de ellos me reuní entre principios y mediados de 2018. Y me acuerdo que en las primeras reuniones nos pedían que no sacáramos fotos ni nada. Ni eso querían. Tenían miedo a cualquier represalia. Era muy denso el clima. Estaba todo muy tenso", asegura, en la entrevista.

-Claro. Igual tampoco fue muy fácil convencer a la gente...

-Sí, me miraban con desconfianza cuando les decía que íbamos a sacar la Zona Roja de acá. Lo entiendo porque este reclamo ya tenía 20 años y pico, y te lo planteaban llorando. La preocupación no tenía que ver tanto con la oferta de sexo, sino con la venta de drogas. Se sentían abandonados, literalmente. Primero, cuando asumimos, tratamos de mejorar la situación con retenes, con iluminación, pero el verdadero salto se dio hace un año, con la ordenanza que impulsamos. Hasta entonces fue todo muy complejo porque la policía también se sentía sin herramientas para actuar. Ahora me volví a reunir con muchos de los vecinos con los que hablé en su momento. Yo nunca uso la palabra prometer, digo que voy a hacer el mejor esfuerzo para que las cosas pasen, y una mujer me corrige ahí y me dice, no, usted me había prometido que iba a hacerlo y le quería agradecer. Y era fuerte porque era una señora grande que me decía que los nietos ya no iban a su casa.  

Montenegro en la sociedad de fomento del barrio Los Andes. Foto: prensa MGP.

-¿Cree que esta medida es una de las más importantes de su gestión?

-Para mí lo más importante es la recuperación del barrio. Creo que una de las cosas más complejas que nosotros teníamos era que el barrio había perdido identidad. Uno ya tenía en la cabeza que era la Zona Roja, pero no era que era el barrio Los Andes o el barrio Don Bosco. El vecino recuperó tranquilidad de esta forma. Antes se sentían los gritos, ruidos, la misma gente de acá pensaba en irse porque nadie la quería venir a visitar, sus hijos o los amigos no venían a las casas porque tenían miedo de lo que ocurría después a las 18 o 19, y hasta los locales te cerraban. Era como que se vivía una situación demasiado compleja. Lo que generó la ordenanza es una herramienta al Estado para que los vecinos pudieran recuperar el barrio. Hoy los vecinos te hablan con mucho orgullo de la recuperación de su barrio.

En el marco de la ordenanza 25.590 que prohíbe la actividad sexual cerca de frentistas, se labraron en un año 1914 actas, con 61 personas aprehendidas. El municipio recibió 301 denuncias a través del 2234368599, y también avanzó con el secuestro de 701 motos y autos. 

-¿Y con las trabajadoras sexuales qué pasó? ¿Dónde están? ¿Las siguen controlando? 

-Están ubicadas en la zona de los cementerios. Obviamente que no era lo que ellas querían y hubo mucha discusión, pero la verdad que ahí la prioridad tuvo que ver con esto de que vos no le podés generar un problema al vecino. Sí, es cierto, su actividad no está prohibida, pero tiene que tener una convivencia con la persona que vive en ese lugar. Ese era el punto de discusión que nosotros teníamos muy claro y le dimos prioridad al vecino.

-Pero es difícil elegir entre el derecho de alguien que te pide vivir tranquilo y el de alguien que te pide trabajar libremente. Ambos derechos son absolutamente legítimos...

-Pero es que tiene que haber un equilibrio, y ese equilibrio se da con la tranquilidad de los vecinos. Yo entiendo las distintas posiciones, pero uno tiene que saber que el pedido era muy claro, era contundente y que había que llevarlo adelante. Y me parece que era parte de una decisión que muchas veces tiene que ver con asumir los costos políticos. A mí me decían que esto no iba a tener solución, qué para qué me estaba metiendo, y yo creo que se puede solucionar empujando. 

Montenegro visitó las instalaciones de Infosis, la primera empresa en recibir beneficios fiscales del municipio por apostar en el Distrito Tecnológico. Foto: prensa MGP.

 

 

 

 

-El traslado de la Zona Roja es lo más evidente, pero se están viendo otros cambios en estos barrios, ¿cómo avanza el masterplan del Distrito Tecnológico?

-Viene muy bien, y es algo muy importante porque genera puestos de trabajo en una industria que está en auge y que tiene 100% de empleabilidad en el mundo. Esto igual ya no tiene que ver solamente con el que trabaja, sino con que el barrio empieza a moverse de una manera distinta. Poner un Distrito Tecnológico implica un cambio urbanístico, y permite potenciar una zona, que es lo más importante. Ahí hubo una decisión clara y no sólo nuestra, sino de venir y apostar por parte de los privados, que son los principales generadores de empleo y eso siempre lo tengo claro. Hoy hay más de 4 mil metros cuadrados en construcción que tienen que ver con empresas que están llegando.

-¿Cuántas empresas ya tiene el Distrito?

-Hoy ya hay 30 empresas. Una que ya tiene las habilitaciones específicas con los beneficios, pero 30 que ya están trabajando y qué generan muchos puestos.

-¿Y cuál sería el techo?

-No hay, el techo no existe. Eso ya se ve con el crecimiento de las industrias que tienen que ver con la tecnología, tanto con el software como con el hardware, en el mundo. Me parece que la clave es esa. Apostar en algo que realmente tiene un movimiento en el mundo, que genera pleno empleo, que genera mucho empleo a distancia. Venir a Mar del Plata te da la posibilidad de venir a una ciudad como la nuestra, que es la más linda del mundo, que te da un montón de otras cosas con la costa, con la sierra, con la laguna, y encima poder laburar y ofertar tu laburo en cualquier parte del mundo. Lo más importante es cómo nosotros acompañamos a los privados, cómo acompañamos con estas decisiones del Distrito, de los beneficios, para que se instalen en el barrio, tengan la posibilidad de tener un ambiente urbano que los acompañe, a todos, no solamente a las empresas sino a los vecinos, a los que vienen a trabajar. Está claro que es por acá, no tengo ninguna duda.