Preocupan los “robapicaportes” de edificios: se hurtan hasta 50 por día en Mar del Plata
El hecho delictivo es moneda corriente y materia de preocupación para los propietarios. Ante esta situación, administradores y consorcios buscan materiales de menor calidad para evitar “tentar” a los dueños de lo ajeno. Qué pasa con los “rompeportones”.
Desde hace unos años el robo de picaportes aparecía cada tanto en algunas crónicas policiales, siendo apenas hechos aislados pero que daban cuenta de una nueva modalidad de hurto. Pero actualmente, esta clase de hechos se convirtió en una verdadera ola delictiva y son diarios los videos que los marplatenses envían a la redacción de 0223, dando cuenta de este tipo de delitos, que también –aunque en menor medida- ocurre con los denominados “rompeportones”.
Esta clase de hurtos, que prolifera en los últimos tiempos, ocurren debido a que los delincuentes venden a las chatarrerías el preciado material, que según sea cobre, bronce o acero inoxidable, pueden pagarse desde los 6 a 8 mil pesos el kilo.
Esta situación no es ajena a los consorcios, que al no poder evitar los robos, buscan distintas alternativas para “llamar menos la atención” de los delincuentes. “Nosotros tenemos conocimiento que hay entre 30 y 50 robos de picaportes por día en Mar del Plata. Para que te des una idea, hace 15 días en el barrio La Perla, donde se encuentra nuestra oficina, se robaron en una noche, entre 12 y 15 manijones de bronce entre edificios y las casas particulares. Barrieron con todo desde Libertad hasta 3 de Febrero”, advirtió Facundo Giles, referente de la Cámara de Administradores de Edificios de la provincia de Buenos Aires.
En declaraciones a 0223, Giles admitió que “realmente, es una situación bastante complicada porque reponer los manijones de bronce es sumamente oneroso”. La opción que manejan muchos consorcios es optar por bajar la calidad de los materiales, aún a costa de cambiar levemente el aspecto del ingreso a los edificios. “Se está optando por otros materiales como la chapa común o el hierro, o en algunos casos el acero inoxidable. Son cuestiones para llamar menos la atención a quienes los roban”, admitió.
Pero los picaportes no solo es el robo de moda, porque los dueños de lo ajeno también se hurtan los marcos de las puertas de bronce o las placas de los porteros eléctricos para revenderlos en chatarrerías de dudoso accionar. “En muchos casos, después del robo los porteros quedan con los cables viejos y después repararlos se torna materialmente imposible porque las cañerías de cable y todo están obstruidos. Así, al arrancar los cables, los empalmes empiezan a funcionar mal y hay que hacer toda una obra de ingeniería para poder cambiar esos porteros eléctricos”, precisó.
“También ni hablar de los marcos de las puertas o los pómulos que tienen las puertas un poquito más decoradas. Y respecto al gas, pasa con los cañitos de bronce y con las puertas de los gabinetes. Se tratan de suplir, pero es sumamente riesgoso además porque en muchos casos quedan perdiendo gas. Y se suma al problema de los rompeportones: no hay muchos mecanismos para evitar esos robos. Hay edificios que ponen cámaras de seguridad para tenerlos filmados, pero solo sirve para delatar quién fue. Pero después depende que la policía los agarre pero el daño ya está hecho”, lamentó Giles.
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