Imágenes inéditas de Maradona en Mar del Plata: el día que jugó en Kimberley
La increíble historia de Diego en el club marplatense. Por qué nadie sabía que iba a ir, quiénes eran "Los Galancitos", cómo jugó Ricardo Darín y el testimonio de uno de los pocos espectadores en la tribuna.
Por Redacción 0223
PARA 0223
Maradona tiene su calzado en la mano y posa con un grupo de amigos. Los hinchas de Kimberley no lo pueden creer: estaban reunidos en el club como habitualmente lo hacían, fueron a ver un picado que se armó en el gimnasio de la sede de Independencia 3030, pero no jugaba uno cualquiera. Diego deleitó al reducido grupo de personas que presenciaron una función exclusiva.
"Éramos unas 30 personas viéndolo. Fue un placer. Cuando terminó, le pedimos una foto y fue muy amable", le cuenta a 0223 Carlos Stufano. "Manzana" es un socio vitalicio del club, el mismo que le donó a la Fifa la camiseta de Kimberley que usó Francia en el Mundial de 1978.
Los Galancitos en Mar del Plata
Ricardo Darín, Carlín Calvo y Carlos Olivieri tenían un grupo de actores llamados "Los Galancitos". Hacían delirar al público sobre las tablas, en las salidas de los teatros, restaurantes y cualquier evento donde se presentaban en las temporadas marplatenses. Aquel enero, la popularidad propia y de quien se proyectaba como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, obligó a "esconderse" en algunas oportunidades para disfrutar.
Así, decidieron ir a jugar un papi fútbol a Kimberley, sin hacer correr la bola (valga la redundancia). Pero no pudieron escapar a la mirada de los socios que se encontraban pasando su tarde en la sede del barrio San José. Muchos de ellos, chicos. Atónitos ante el fútbol que veían sus ojos.
"Es una foto especial (la que están con Maradona) porque está mi hermano, Gabriel. Y un amigo, Omar Tortosa, de rojo", recuerda Carlos Stufano. Se sacaron con Carlín Calvo, también, por supuesto.
Lo que no podrán sacar de sus retinas son las pinceladas de Diego sobre el parquet del gimnasio de Kimberley, su inconfundible dribbling con la zurda y esa cintura mágica. Sus gestos, los que perduran a 64 años de su nacimiento y quedarán para siempre.
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