La nueva batalla de Josefa: internaron en terapia intensiva a la única sobreviviente del derrumbe en Gesell
María Josefa Bonazza, la mujer de 79 que perdió a su marido en el trágico derrumbe del hotel Dubrovnik desmejoró y tuvo que ser internada de urgencia.
Por Redacción 0223
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Fue la única sobreviviente de entre los restos de los escombros. Su capacidad para pelear por su vida mientras sabía que su esposo ya estaba sin vida a pocos metros, producto del trágico derrumbe del hotel Dubrovnik en Villa Gesell, conmovió a todos cuando se conoció su testimonio. Pero después de haber ganado esa batalla inicial, recuuperada primero en Mar del Plata y luego en su Balcarce natal, debió ser internada de urgencia.
María Josefa Bonazza fue derivada en las últimas horas a una sala de terapia intensiva. "Pelusa", como le dicen sus seres queridos, había ingresado de urgencia al Hospital Municipal Felipe A. Fossati producto de una descompensación que sufrió entre la noche del martes y la madrugada del miércoles.
El jefe de la UTI del centro asistencial, José Mateos, precisó a Minuto Balcarce que la mujer de 79 años presentaba un cuadro de inestabilidad, con insuficiencia cardíaca y con la sospecha de una infección que generaría una sepsis. Es por eso que se tomaron distintos cultivos para observar cuál puede ser el foco y se inició el tratamiento médico correspondiente.
"Por el momento, continuará internada en terapia intensiva. Está consciente, pero ha sido catalogada como una paciente crítica y que requiere monitoreo en sus funciones vitales y el lugar adecuado del nosocomio para hacer ese registro es la UTI", comentó Mateos.
Una tragedia que se llevó a su esposo
Mientras Josefa esperaba el milagro de ser rescatada, su esposo, Federico César Ciocchini, de 84 años, se convirtió en la primera víctima fatal de la tragedia que dejo ocho fallecidos, dos de ellos trabajadores marplatenses, y otro oriundo de Batán.
“Escuchamos dos explosiones muy fuertes y luego se produjo el desplome del edificio”, relató la jubilada, quien quedó inmovilizada entre los escombros de lo que había sido hasta entonces su departamento de años.
“Yo trataba de tranquilizarme, al tiempo que notaba que mi marido no me respondía. En los primeros minutos, le pedí que no se moviera, le decía: tesoro, fue un derrumbe, ya nos van a venir a rescatar”, añadió. “Por suerte pude mantener la calma a pesar de lo que sabía que le había pasado a mi marido, porque sentí que fue instantáneo lo de él, pobrecito. Me queda el consuelo que no debe haber sufrido mucho. Estuvimos 48 años felices”, dijo Josefa.
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