Un regalo de su abuela le cambió la vida y recorrió 40 países en bicicleta
Ezequiel Miranda tenía 3 años cuando subió por primera vez a una bicicleta y la sensación que tuvo fue indescriptible. Desde entonces "no bajó más" y, en lo que va de su vida adulta lleva recorridos 40 países.
Tenía tres años cuando su abuela le regaló una bicicleta con rueditas y su hermano mayor lo ayudó a subirse y le enseñó a pedalear. Desde entonces, Ezequiel Miranda "no se bajó más" y desarrolló una pasión indescriptible que lo llevó a recorrer 40 países pedaleando. Actualmente recorre Argentina y asegura que "aún tiene grabado a fuego" el recuerdo de su primer bicicleta.
"La idea de recorrer el mundo en bicicleta surge después de haber conocido a dos personas que fueron las que me inspiraron y me marcaron en esa parte del viaje. Yo me encontraba viajando a dedos por Latinoamérica y la primera persona la conozco en Venezuela. Un señor de Afganistán, Shazam se llama. La compartimos muchísimo y él siempre me contaba sus experiencias, su forma de vivir, las tradiciones, todo lo que le había costado llegar desde Afganistán hasta Venezuela, una historia de vida increíble", dice en diálogo con 0223 Ezequiel.
Esos encuentros, de acuerdo al relato del ciclista, despertaron su curiosidad. "Me llamó poderosamente la atención. Y la segunda persona que conozco fue Francisco, un cordobés que viajó muchísimos años en bicicleta y lo conocí en Panamá. Una excelente persona. Y ahí como que uní el deseo de conocer Asia en bicicleta y saber que se podía. Si él lo pudo, ¿por qué no hacerlo?", recuerda.
Entonces, entre otros países recorrió China, Tailandia, Kirguistán, Tayikistán, India y el desierto de Uzbekistán. "Decidimos arrancar a viajar por Asia, por las personas que habíamos conocido, que nos habían inspirado y porque queríamos algo que sea distinto, distinto a todo el resto y que realmente nos descolocara, ¿no? Ahora te hablo en plural porque el viaje en bicicleta lo hago con Brenda, la chica con la que estaba en pareja en ese momento", relata.
Con Brenda antes de iniciar la travesía asiática había viajado también por América Latina durante tres años y medio. "Cuando volvimos la verdad es que planificamos muy poco, compramos el pasaje al lugar más barato de Asia y resultó ser Tailandia, y fue como un poco dejado a la inconsciencia. Yo no había andado nunca en bicicleta con cambios, siempre en Mar del Plata anduve con una playera porque nunca había tenido la posibilidad de tener bicicleta con cambios. Tampoco sabía hablar en inglés, teníamos los pasajes como para llegar y estar un poquito y no había mucho más, pero bueno, siempre tuve esa fe ciega en mí que sabía que las cosas se me iban a terminar dando", revela.
Consultado sobre cómo se equiparon y qué entrenamiento realizaron para llegar "a punto" para emprender el viaje por Asia, Ezequiel confiesa que fue todo "un poco rústico". "El equipaje arrancó medio rústico, como te dije yo no tenía bicicleta con cambios así que cuando llego a Tailandia me compro una bicicleta barata en Bangkok.... era una bici viejita e improvisé con unos bolsos que fui consiguiendo en el camino. Así estuve como un año o dos años hasta que pude tener unos ahorros y en Hong Kong me compre unos bolsos que son para el agua impermeable y ahí pude mejorar mucho más el equipo y estar un poco más organizado", detalla.
"Hubiera deseado haber entrenado un poco más y haberme preparado de otra forma, pero quizás si lo pensaba demasiado no lo terminaba haciendo. Con el tiempo creo que terminó siendo una buena decisión, quizás la mejor que he hecho", reflexiona.
Malabares, artesanías, clima extremo y el reconocimiento a Maradona
Durante los años que estuvo de travesía Ezequiel sobrevivía haciendo pequeñas presentaciones de malabarismo y vendiendo artesanías. Además, realizó voluntariados en diferentes países. De todos los lugares que recorrió rescata alguna vivencia.
"Me sorprendieron tantas cosas de ese viaje... en la naturaleza hasta he llegado a llorar de la emoción y no puede creer que estaba en ese lugar, que fuera tan lindo. Se ha pasado de todo, atravesado desiertos, montañas, selvas", dice mientras agrega que la naturaleza lo sorprendió "muchísimas veces", pero también lo sorprendió la población de cada lugar que visitaba. ."Lo que más me sorprendió es la gente. Gente tan linda, tan hermosa en todos lados. Ahí te das cuenta que no es como te lo venden. Hay muchísima más gente buena que la mala. Casi nunca me ha pasado nada peligroso, he tenido problemas. La gente siempre me ha ayudado muchísimo. He sido agradecido por toda la vida, por toda la gente hermosa que me cruzó en el camino. Uno se lleva eso de los viajes, ¿no? Lo viví y lo compartí con la gente que me tocó conocer en el camino", explica.
Durante los años de viaje, Ezequiel atesoró cientos de anécdotas, pero rescata lo vivido mientras realizaba "la ruta de la seda". Nos negaron la visa a Pakistán y tuvimos que adelantar el viaje. Entramos finalizando el invierno pero no sabíamos que iba a hacer tanto frio. Hacían 27 gados bajo cero y nosotros pedaleando ahí, viendo donde íbamos a dormir.... Los paisajes eran increíbles. Después en India estaba cansado de ver gente, un día intento esconderme y me metí en un médano, en india te olvidas de la privacidad y más si andas en bicicleta. Cuando llegué a la cima estaba lleno de gente y en Mongolia hay mucho viento de noche, entonces pedíamos cobijo a los lugareños. Llegamos a una casa y la mujer nos hizo entender que teníamos que esperar que llegue alguien, cuando miramos vemos que venía el marido un sobre grandote a caballo y cuando bajó vio una bandera que teníamos atrás en la bici y nos dijo "Oh, Maradona" y nos dejó quedarnos.
alguna diferencia que puedo llegar a ver bien clara y se entiende es el tema de la desconfianza. En Asia a mí la gente nunca me veía como un peligro potencial o algo. Nunca generé desconfianza, pero acá la gente te mira, te mira dos veces. Es distinto en ese sentido, la gente acá se tiene que cuidar. Lamentablemente es así, pero bueno, uno ya sabe cómo se tiene que manejar.
Nuevo desafío
"Cuando volví a Argentina en el final de 2021, me convenció mi hermano e hicimos un curso de guardavidas en el 2022 y después hicimos temporada", cuenta el joven que actualmente se encuentra en Tucumán para recorrer Catamarca, la puna, Salta Jujuy "y tengo intenciones de cruzar al desierto de Atacama, ir al norte de Bolivia y de allí bajar a Jujuy nuevamente pero esta vez para recorrer las yungas que he conocido varias personas que viajaron e hicieron ese recorrido", cuenta entusiasmado.
Según explica Ezequiel, cuando empezó a viajar por Argentina, la región que más le llamó la atención fue Cuyo y el noreste en general. "Las similitudes con algunos lugares de Asia me sorprendieron, me pareció la hospitalidad, la de gente de darte todo, hasta lo que no tiene, y que se manejan a otro ritmo, mucho más tranquilo, alejado de las grandes ciudades, donde siempre tiene un oído para escucharte y el tiempo para contarte cómo viven, cómo están, es un lindo compartir", dice.
"Me encantó esa parte de Argentina de Cuyo y todo lo que es del norte", explica al tiempo que resalta que en Argentina "hay mas desconfianza".
"Se entiende, la gente acá se tiene que cuidar. Lamentablemente es así, pero bueno, uno ya sabe cómo se tiene que manejar. En Asia a mí la gente nunca me veía como un peligro potencial o algo. Nunca generé desconfianza. Es distinto en ese sentido", cierra.
se dio vuelta el velero
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