Cerró el primer semestre y el Gobierno pidió "esperar seis meses más": ¿cuál es el límite?

Miles de despidos, recesión, inflación y viejas recetas que siguen sin dar sus frutos. El Gobierno consiguió las herramientas que buscaba y Caputo pidió "seis meses más". ¿Hasta cuándo podrá aguantar la gente? 

El Presidente Javier Milei junto a los integrantes del gabinete. Foto de archivo.

10 de Julio de 2024 07:51

Cerró el primer semestre con índices poco felices en el marco de las políticas económicas y sociales que viene implementando el Gobierno del Presidente Javier Milei, con un impacto particularmente perjudicial en Mar del Plata.

En líneas generales, cuesta encontrar indicativos del ámbito económico y social que muestren síntomas de cierta estabilidad en la producción, la industria, el comercio y el consumo en general, como así también en la reducción de la pobreza y la indigencia.

Una vez más, el foco está puesto en el "segundo semestre", ese que alguna vez se prometió pero que nunca llegó para dar lo mejor de sí. Con Luis "Toto" Caputo (ministro de Economía), Federico Sturzenegger (ministro de Desregulación y Transformación del Estado), y Guillermo Francos (jefe de Gabinete), tanto la expectativa como la presión social empujan a partes iguales, casi tanto como la necesidad imperiosa de acomodar la economía.

En este contexto es casi rutinaria la presentación de informes y pedidos de "auxilio" desde distintos sectores que no hacen más que cerrar cada mes con números espantosos. Es un secreto a voces que los argentinos "de bien" se están comiendo sus ahorros y cada vez se achican más los tiempos para los que ya no pueden esperar más.

Producción, industria y comercio, siguen en caída

La Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (Cadam) reclama implementación de "medidas urgentes" para el sector ante la caída del consumo y la fuerte presión impositiva que enfrentan. Dicen que "más del 40% del precio de los productos de primera necesidad son impuestos", al tiempo que resaltan que les pega sobremanera tanto al comercio minorista como mayorista, como así también a unas "140 mil almacenes, supermercados y comercios de cercanía".

Tal vez el dato más sobresaliente por estos tiempos como indicativo general sea el que aportó horas atrás la Bolsa de Comercio de Rosario. "El consumo de carne vacuna en Argentina alcanzó un mínimo histórico en 2024, con una proyección anual de 44,8 kg por habitante, lo que representa el valor es el más bajo registrado en al menos 110 años".

Por otra parte, según datos de la Asociación de Fabricantes de Vehículos (Adefa), la producción nacional de vehículos durante el pasado mes de junio alcanzó las 32.029 unidades, lo que representa el 16,7 por ciento menos con respecto al mes de mayo y el 40,2 por ciento menos en función de la comparación con el mismo mes del año anterior, cuando se fabricaron 53.522 unidades. Esta industria mueve millones en dinero y miles puestos de trabajo tanto de manera directa como indirecta. Está casi paralizada.

"La capacidad que tenía la industria automotriz allá por 2012 era de 840 mil unidades. Si vos tomás esto, te das cuenta de que estamos a un tercio de la capacidad productiva, con la consecuencia que trae todo eso, que son jubilaciones anticipadas y retiros voluntarios", explicó el secretario General del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), Ricardo Pignanelli.

En esta sintonía se dio a conocer una caída considerable de la capacidad instalada de la industria, dado que del 66,4% de las máquinas en funcionamiento en noviembre de 2023, se pasó al 53,4% en la actualidad. Puede parecer una disminución leve, pero desde el sector salieron a aclarar que se trata de "la peor cifra registrada", superando incluso la de 2020, en plena pandemia de coronavirus.

No se consume porque no hay con qué, lo que genera un círculo vicioso, no virtuoso, sobre la disminución en el trabajo de las industrias, el sector productivo y como último eslabón de la cadena, el comercio. Esto además trae aparejada la pérdida de puestos de trabajo que sobran ante una demanda que por éstos días está por el suelo.

El que lo entendió perfecto fue Daniel Rosato, presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), cuando le mandó un mensaje al Presidente sintetizando de la siguiente manera: "Si los trabajadores no consumen, nosotros no vendemos".

Despidos y más despidos

En líneas generales, cuando los titulares de los principales gremios fueron consultados por este medio, dicen que en las próximas semanas se estaría llegando a un número aproximado de unos 25 mil despidos en el ámbito público a nivel nacional. Un buen número son de Mar del Plata.

Estos datos demoledores se completan con "despidos a goteo durante todo este primer semestre" en el ámbito privado, según explicaron a 0223, por lo que desde el Sistema Previsional Integrado Argentina (Sipa) afirman que se perdieron 63 mil empleos, lo que incluye tanto a las pequeñas y medianas empresas como así también a las grandes superficies.

Libración de precios, más leña al fuego

Cabe recordar que a través del DNU 70/2023 se desregularon sectores claves en la economía familiar, como el caso de la medicina prepaga, combustibles, cuotas de colegios privados, entre otros. Es más, solo entre enero y abril sufrimos aumentos en las tarifas de energía de entre 300 y 400 por ciento. Ahora, en plena ola polar, ya empezaron a llegar facturas con más aumentos en servicios esenciales.

Siguiendo en esta sintonía, el pasado 27 de junio se publicó en el Boletín Oficial la Resolución N° 13/2024 que abrió nuevamente la puerta a nuevas liberaciones de precios para los servicios de telefonía móvil, internet y televisión por cable. El resultado de estas disposiciones solo traerán nuevos incrementos, en algunos casos desmedidos, que volverán a golpear fuertemente el bolsillo de los consumidores y traccionarán para que la inflación siga su curso.

Inflación, dólar y emisión, en escalada permanente

Si bien resta sumar el número oficial por parte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) sobre la inflación de junio, que rondaría extraoficialmente el 6 por ciento, el incremento de precios entre los primeros cinco meses del año (enero-mayo) fue del 65%, superando así el 70 por ciento en el primer semestre contando el dato de junio.

Si se suma además a esos números la inflación acumulada desde diciembre pasado, el incremento de precios llegaría entorno al 107 por ciento. Muy lejos de los aumentos salariales de la mayor parte de los gremios, como así jubilaciones y pensiones, sin mencionar que quienes se desempeñan en paralelo en el ámbito sin regularización, están aún peor.

Por otra parte, cabe mencionar que también tracciona en el efecto inflacionario el incremento sostenido del valor del dólar, dado que la variación de su valor oficial acumula un aumento del 154% en lo que va de la era Milei, mientras que en cuanto a las cotizaciones paralelas, en el caso del dólar contado con liquidación (CCL) el aumento fue del 33%. Si nos remontamos a diciembre pasado, el precio en las pizarras de la Bolsa porteña era de $993, superando en junio de este año los $1400.

"La emisión también genera inflación", por lo menos según las propias palabras del Presidente, quien sigue apostando por "emisión cero". De todas formas, saliendo de la teoría, en la práctica el aumento de la base monetaria de los primeros seis meses de este año bajo la nueva gestión a cargo fue de $8,9 billones. Esto significa un incremento aproximado al 100% por encima del mismo período del año pasado.

Pobreza e indigencia, con números alarmantes

El último informe elaborado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), volvió a poner en el centro de la escena una situación terrorífica. El documento se titula: "Nuevos pobres, pobres más pobres y más desiguales: ¿Una crisis que va quedando atrás o un peor futuro por venir?".

Así es como afirman que lo que se ve en la calles es "precarización, empobrecimiento y desigualdad en el bolsillo incluso de los trabajadores". Somos campeones también en tener trabajadores pobres. Trabajar en Argentina ya no es sinónimo de salir de la pobreza. Se espera que en los próximos días se aporten números concretos en función de la pobreza y la indigencia actualizados al cierre de los primeros seis meses del año, aunque sus estimaciones no dan tregua.

Desde la UCA afirman que "el 35 por ciento de los argentinos que tiene trabajo es pobre", al tiempo que el índice de pobreza "rondaría el 55 por ciento" y el de indigencia "el 20 por ciento". "Tenemos más de 6 millones de nuevos pobres en los últimos meses", sentenció  Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica en una entrevista con Radio Continental.

Javier Milei junto a Victoria Villarruel

¿Cuál es el límite?

Más allá de los números, de las estadísticas y de los informes, incluso de lo que cada uno pueda percibir en su día a día directa o indirectamente, la realidad es inobjetable. De ahí la pregunta: ¿Cuál es el límite? Límite que podría entenderse perfectamente tanto desde el agotamiento de la población en este modelo libertario, como así también de los bolsillos de las familias argentinas más allá de su elección partidaria. También el de los miles de desempleados que ya no cuentan con ingresos para sostener a sus familias o el de las empresas que empiezan a ver en peligro su continuidad.

Dejando de lado a los arrepentidos y a los que acompañan este modelo, las cuestiones partidarias y las disputas de poder, debiera ser una pregunta recurrente para no caer en el conocido ejercicio del desgaste y la naturalización. Justamente, para no terminar naturalizando que cada mes que pasa tengamos que recortar algún gasto de la economía familiar y achicarnos cada vez más, es necesario hacernos preguntas y exigir respuestas.

Por lo pronto, el que salió al centro de la escena fue Caputo, quien pidió "seis meses más" para ser evaluado. Habló de "segunda fase" y prometió que "lo peor del ajuste ya pasó". En el inicio del segundo semestre es casi lo único que nos queda para aferrarnos a muchos argentinos, una promesa más, sumado al Pacto de Mayo, la Ley Bases y el paquete fiscal que ya consiguió el Gobierno Nacional. Ya no hay lugar para más excusas y la calle no aguanta más. Gobiernen, porque como dijo el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, en el Tedeum por el 9 de Julio: "Les falta el termómetro social".