El día que Joan Manuel Serrat fue Visitante Ilustre de Mar del Plata
En plena gira por Argentina, durante la presentación de su nuevo disco Sombras de la China, Joan Manuel Serrat fue declarado Visitante Ilustre por el Concejo Deliberante en 1999. Al día siguiente, ofreció un recital en el Polideportivo, donde cautivó al público con una mezcla de sus clásicos y sus nuevas canciones. ¿Qué expresó Serrat al ser honrado por los marplatenses?
“Son muchos años de relación desde el verano del año 70, en que hice mi primer concierto por estas tierras, allí en Sierra de los Padres, una inolvidable noche de verano de hace casi 30 años. Bueno, pues desde ahí hasta el concierto de mañana ha sido todo un seguido de coincidencias, de encuentros, de desencuentros, que pasan por el Hotel Hermitage, por aquella hermosa noche también de hace unos años, frente al playón de las Toscas, pasando por otro reencuentro maravilloso que fue el del año 83, en la cancha del estadio de fútbol. En fin, tantos y tantos, que realmente todos estos encuentros artísticos de escenario están cubiertos también por toda una serie de encuentros humanos”, comenzó diciendo Joan Manuel Serrat el sábado 12 de junio de 1999, en el recinto del Concejo Deliberante.
Eran las diez de la mañana y en el lugar ya no cabía un alma más. Todos y todas querían verlo, escucharlo y quedarse con una foto para el recuerdo. En un sentido y breve encuentro, Serrat, luego de tantas visitas a Mar del Plata, fue declarado Visitante Ilustre de la ciudad.
La ocasión fue la presentación que tuvo lugar al día siguiente en el estadio Polideportivo, en el marco de la gira de presentación de su disco Sombras de la China, que había salido el año anterior.
Joan Manuel Serrat se mostró muy emocionado y feliz por el reconocimiento y manifestó en varias ocasiones su cariño por la ciudad. Así como muchos de los que hablaron manifestaron la reciprocidad de ese amor profundo. En la ocasión se dijeron cosas como: “Se trata de un humilde homenaje que encierra una manifestación de cariño muy grande por lo artístico y por su lucha, por su permanente defensa de las libertades, de la democracia y su constante oposición a los autoritarios”. Otros declararon: “Usted ha estado presente en la última etapa más dura de nuestra historia, la última dictadura militar, pero también ha sido parte de nuestras alegrías y nuestros mejores momentos, compartiendo esperanzas y alegrías”. Y también: “Has estado en instancias íntimas y creo que sabés y entendés que te queremos mucho. Tenemos que agradecerte por Antonio Machado, por Benedetti y Miguel Hernández, porque al haber conocido esa poesía también nos sumergimos en una España profunda. Y respecto a esa hondura, también debemos agradecerte tu palabra honda, ética, profundamente ética, sobre nuestra realidad”.
Era época de elecciones. Días antes del homenaje se decía que algunos sectores veían aquella distinción como un acto político. Esto también se dejó escuchar en la palabra del propio Serrat: “Francamente, me gustaría solamente dejar claro una cosa. En ningún momento, les aseguro a ustedes, que ha sido mi intención utilizar este acto en ningún sentido. Y estoy seguro que tampoco ha sido la intención de quien pueda estar acompañándonos hoy. (…) Son tiempos electorales. Los tiempos electorales son especialmente sensibles a estas cosas. Y lo entiendo, también quiero que me entiendan a mí en este sentido. Jamás ha sido mi intención utilizar nada de esto en función de nada, entre otras cosas porque, miren, yo tengo amigos en la vida que se dedican a la política. Y amigos que desprecian profundamente la política. Y ambos son amigos míos. Tengo amigos de un color político y amigos de otro color político. Coinciden, evidentemente, en que ambos creen en la tolerancia y creen en la pluralidad. No estoy dispuesto a renunciar a ninguno de mis amigos”.
Más allá de esto, el acto fue todo agradecimiento y emoción. El propio Serrat concluyó sosteniendo: “Después de tantos años de relación con esta ciudad, siento que, además de Visitante Ilustre, me deberían haber declarado Visitante Veterano. Son muchos años (...) Esta posibilidad de venir a esta tierra a hacer música me ha permitido también venir a esta tierra a hacer amigos, a relacionarme, a conocer. No creo que me dé por ahí, pero si algún día me diera por escribir un recuento de lo que ha sido mi discurrir por esta tierra, Mar del Plata saldría en muchas de sus páginas. Y en muchas otras, seguramente, como todos aquellos que escriben sus memorias, no aparecería, por discreción o sencillamente porque uno es un caballero”.
La noche del recital
Los que asistieron al recital de la noche siguiente coincidieron en que fue una velada marcada por emociones y poesía. Serrat lo hacía de nuevo: conquistaba el corazón de Mar del Plata. El estadio Polideportivo recordaba al recinto del Concejo Deliberante del día anterior, repleto de gente que quería participar y sumarse a la presentación de su nuevo disco Sombras de la China.
Con la sobriedad y la pasión que lo caracterizan, el “Nano” se mostró austero, pero con una profundidad poética como hacía mucho que no se lo veía. En el inmenso escenario, un banquito, el piano, el micrófono y los demás instrumentos. Apareció él vestido de negro, ofreciendo su imagen de trovador y su poesía.
Serrat, rodeado por un halo de luz azul, comenzó con el primer acorde de Sombras de la China, tema que da nombre al disco. La poesía y la música crearon un clima íntimo y solidario que envolvía a todos y todas, solo cortado entre tema y tema por los gritos y las expresiones de amor y cariño de la gente.
La puesta en escena, más allá de la música, regaló momentos inolvidables. Las sombras chinescas y las proyecciones detrás del artista transformaron el espacio en un teatro visual. Entonces, Serrat, atrapado en su mejor versión, deleitó al público con clásicos como Benito, Disculpe el señor y el conmovedor Cantares. Pero también brilló el Serrat más personal, ese que, entre nuevos temas como Princesa o Sombras de la China, se atreve a reinventarse sin perder la esencia, sumando los poemas de Galeano con Secreta mujer, de Luis Cernuda con Más que a nadie y de José Luis Pérez Mosquera con una adaptación de La hora del timbre.
Dos horas de pura poesía. Los recuerdos se suceden. Llega el final. Serrat, solitario, con la guitarra acústica lo anticipa. Sonó Aquellas pequeñas cosas.
Una serie de bis, entre ellos Mediterráneo, marca el final de la noche. Un Serrat agradecido, la gente eufórica y un cierre con sus propias palabras: “Que nadie se olvide de su sombra al salir”.
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