¿Te acordás de las luces y las cinco pistas de Light Power?
Light Power fue sinónimo de avance tecnológico y sofisticación en Mar del Plata. Cinco pistas, una de ellas se elevaba de un piso a otro; láseres; luces de neón y más de veinte mil lámparas conformaban su infraestructura, pero su sello distintivo fueron su música y su presentación icónica.
Principios de la década de los 80 en Mar del Plata. Sobre la calle Buenos Aires al 1861, en pleno centro de la ciudad, al caer la noche se escuchaba decir: “Un universo de tecnologías a tus pies, que de a poco se incorporarán con un sinfín de sensaciones a todo tu ser. Así, de esta forma, vamos a volar entre los mejores sonidos en dirección al cosmos. El destino es Light Power, la luz y la magia de la biodiscoteca más imponente de Sudamérica. Pero no todo es un espejismo. Prestanos tu alucinación, Light Power existe, está aquí y es así”.
Y así, Light Power abría su pista para comenzar a disfrutar de uno de los boliches más sofisticados de la época en Mar del Plata.
Según se anunciaba, había espacio para dos mil doscientas personas con lo nuevo y extraordinario del audio y del video. El lugar contaba con dos consolas mezcladoras Skinner, tres bandejas giradiscos Technics Quartz SL 1200 MK2, noventa y dos bafles equipados con *tweeter*, bocinas y *buffer* Electro Boys, más veinte etapas de potencia Nikko.
Todo junto desarrollaba una potencia máxima de cinco mil seiscientos watts tetra amplificados. “Hasta aquí descubrimos la gran dimensión del sonido. Con este sonido y esta música, sé que no dan ganas de desprenderse jamás de la juventud. Y bueno, no lo hagas. Seguí con nosotros que, a punto de atravesar el sol, sentimos el calor, su luz y su brillo. La intensidad de este llega a nosotros mediante su consola de luces compuesta de diez sintetizadores computados S1000”, anunciaban Alberto Daniel Giles o Daniel “Bocha” Moli, desde alguna de las varias cabinas que parecían algo salido de una película de ciencia ficción.
Light Power contaba con cinco pistas de baile intervenidas por los mejores efectos especiales de la época. De hecho, una de ellas era capaz de llevarte del segundo al primer subsuelo. Cuentan que el movimiento de la pista se repetía tantas veces durante la noche que, al descender de su cristal, no sabías tu ubicación correcta.
También tenía diez monitores y una pantalla gigante que permitían ver distintos espacios y, las noches de recitales en vivo, hacían que accedieras a lo que se llamaba “fila cero”, para que pudieras ver desde cualquier lugar a los grupos y solistas más grandes concretando un espectáculo de amplias dimensiones.
La “apertura” de la pista siempre estaba a cargo de bailarines de distintos géneros. Algunas parejas bailaban rock, otras breakdance, según la pista que eligieras para ubicarte.
La música es uno de los temas que más recuerdos conlleva en los que pudieron asistir, así como los famosos “reservados”. Todo un sector destinado a las parejas que, según cuentan algunos, era inevitable que en la oscuridad no te “chocaras con alguno de los sillones al pasar”, interrumpiendo a las demás parejas que se encontraban en el lugar.
Light Power se ponía en movimiento cuando el disc jockey lo disponía, cuando veía el entorno ideal y las ganas de los presentes. Los nombres se suceden, pero el más recordado fue Walter Janisses. Sus aperturas y su música eran el rasgo distintivo del lugar (otro de los mencionados, aunque no hay registro del nombre, era un “norteamericano que jugaba al básquet en Peñarol”).
La cabina, tecnológicamente, era lo más novedoso de la ciudad. Desde la central se manejaban veinte mil lámparas, integrando a su vez un panel de dos mil de ellas para los efectos; quince displays lumínicos, cincuenta lámparas de flash y trescientos metros de efectos de neón completaban la infraestructura. Literalmente: “Light Power. Capaz de encandilarte más allá de tus ojos”.
Tarjeteros, bailarines, barmans, disc jockey, técnicos, una gran familia que por casi una década hizo bailar y disfrutar a miles de marplatenses.
Antes de convertirse en Light Power, el espacio había albergado la boîte 2001 y, posteriormente, Subway, donde se presentaron bandas icónicas como Sumo y Soda Stereo. Sin embargo, aquel subsuelo terminó siendo absorbido por la presencia de Light Power, mientras que en el piso superior reinaba Tequila.
Los aires fueron cambiando en la ciudad y, luego de algunos años, se ubicó otro boliche en la zona de Alsina y la costa que propició muchos enfrentamientos entre grupos de uno y otro boliche. Se acercaba la década de los 90.
Cuentan distintas versiones que, el día que se anunció su cierre, se juntó un gran número de jóvenes en su puerta e incluso hubo lágrimas por lo perdido.
Light Power, el boliche más sofisticado de Mar del Plata, el que se anunciaba como: “La imagen de la alegría, de la paz interior, de las ganas de seguir prendidos al calor, la luz y el brillo de tu destino”, con el cambio de década, dejaba su lugar a otros.
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