Enterprisse, el boliche que buscaba mostrar cómo sería el año 2000
Enterprisse fue, es y será un icónico nombre en la ciudad de Mar del Plata. Un grupo de estudiantes de la Tecnicatura Universitaria en Comunicación Audiovisual busca homenajear el edificio y los buenos recuerdos que ha dejado a través de su proyecto de tesis.
En 1969, Mar del Plata vio nacer a Enterprisse, un boliche que rompió con todos los esquemas de la época gracias a su diseño futurista en forma de plato volador. Este icónico lugar, que ocupaba 1.000 metros cuadrados sobre la Avenida Constitución al 6001, fue una verdadera joya de la arquitectura. El grupo de empresarios marplatenses que invirtieron más de 100 millones de pesos de aquel tiempo en el emprendimiento, buscaba adelantarse a lo que se pensaba que sería el año 2000. Con dos pistas de baile rodeadas por enormes arcos concéntricos y vitrales con temas espaciales, Enterprisse ofrecía una experiencia única a caballo del confort y el futurismo.
Héctor Abraham Gulle era arquitecto y fue quien estuvo a cargo del proyecto y la dirección del mismo con su Estudio Gulle. En los planos podía verse un diseño futurista bajo su firma y la de los arquitectos que participaron. Grisel, hija de Héctor Gulle, hoy está en la dirección de la tesis que busca homenajearlos, junto a otros cinco estudiantes, en respuesta a la reacción de aquellos y aquellas que, “al hablar de Enterprisse lo recuerdan con tanta alegría al lugar y los buenos recuerdos que le traen”.
Según cuenta, “Tratamos de reconstruir ese recuerdo colectivo que habita Mar del Plata, a su gente y también a muchos de afuera que, cuando venían a visitar la ciudad, también se encontraban con ese plato volador en el medio de la avenida. Todo esto viene impulsado por lo familiar en mi caso, pero también por lo que implicaba esa obra tan futurista, impulsada un poco por la carrera espacial que había en los 60 y la llegada del hombre a la luna”.
Enterprisse comenzó a construirse en junio de 1969. Para diciembre del mismo año, el 4 exactamente, Enterprisse abrió sus puertas. Al ingresar uno se encontraba con una escalera de doble acceso. Todo el edificio se sustentaba en un nervio/viga central de trazado elíptico, así el cuerpo central quedaba como levitando al ser sostenido por cuartos columnas.
En la puerta, la bienvenida era ofrecida por un gran robot con antenas y pantalla en su pecho, que extendía las manos para saludar. Si el nombre Enterprisse estaba tomado de la serie Viaje a las estrellas, el modelo del robot tranquilamente podría haber surgido como inspiración de B9, el robot de otra gran serie de esa época como lo fue Perdidos en el espacio.
“Nosotros estamos basando nuestro trabajo de investigación en cuestiones vinculadas al recuerdo colectivo, al de la gente, al impacto que tuvo a nivel social. Pero también en cómo era esta percepción del futuro que provocaba Enterprisse, sobre todo en su primera etapa, la de los 70. En esa hacemos foco”, cuenta Grisel.
Porque Entreprisse tuvo varias etapas. Tras cerrar sus puertas en los años '80, el boliche fue adquirido por el empresario cordobés Casimiro Luque, quien invirtió varios millones de pesos más para su remodelación. El 8 de febrero de 1985, el boliche reabrió con un sistema de audio e iluminación computarizado, pero la joya del boliche eran los rayos láser de diez colores que marcaban toda la pista de baile. Era una nueva época, una nueva década, pero Enterprisse seguía siendo ícono de la vida nocturna de Mar del Plata.
- ¿Qué particularidad notaron en esa etapa de los 70?
- Toda la gente que entrevistamos nos menciona, justamente, esta cosa disruptiva que era la infraestructura. También todo aquello que le sumaban como la cuestión de las pistas, las cabinas que tenía. Otra cosa que nos llamó la atención fue la cantidad de fiestas y eventos que se realizaban ahí: fiestas como la estudiantina, la elección de la reina, la elección de Miss Siete Días, la que ganó Graciela Alfano, y mucho más. Todo artista que venía tenía que pasar por ahí, era como que todas las piezas estaban concentradas en ese lugar. Era paso obligado. Para esto también hay que decir que todos los boliches estaban en Constitución en ese momento, pero Enterprisse era icónica. También tenía esta cuestión como enigmática, hasta que no se inauguró muchos no sabían qué hacía ese plato volador ahí.
El edificio fue disruptivo. Su función también. A Héctor Abraham Gulle le dieron “carta blanca” para que diseñe y construya. Podría haber sido con cualquier otra forma, pero él eligió esa. “Mi viejo era fanático de Star trek”, cuenta Grisel, y la historia lo avala. Grisel tiene recuerdos vagos del lugar, la conoció por fuera y cuando logró entrar ya estaba en sus últimas etapas. No quedaba nada de la magia, solo nostalgia y ecos de lo que había sido. Sí recuerda escucharlo hablar a su padre de lo que fue su obra más importante y relevante para él. Cuando lo diseñó y construyó tenía 42 años y, desde ese momento, no dejó de hablar de él. El dato más conmovedor se dio cuando decidieron demoler el edificio: “Fue en julio de 2007. Me acuerdo porque fue justo el día del cumpleaños de mi papá. Justo ese día. Ahí nosotros le dijimos lo que estaban haciendo”, menciona. Y agrega, “Me acuerdo que le hicimos una maqueta a escala para regalarle y por eso nuestra tesis también va buscando esa forma de armar una maqueta, una reconstrucción de la memoria colectiva, hacer algo tangible de algo que ya no está”.
En el año 1998 el Concejo Deliberante hace una declaración sobre el edificio. Años más tarde, y declaración mediante, el edificio es demolido. Pero no sin antes pasar antes por una última etapa. En el año 2000, un nuevo grupo de empresarios locales, de Bahía Blanca y de Buenos Aires adquirió el lugar. Nuevo nombre: Tazz Entertainment Bars y nuevo rubro, además de ser boliche ahora ofrecía comidas ligeras, un bar, canchas de bowling y juegos. Sin embargo, la crisis económica de 2001 marcó el fin definitivo de este emblemático lugar.
Los tesistas que encaran el proyecto son: en guion, Hernán Vidaurreta; la producción de Florencia Sterponi, la dirección de Grisel Gulle, la dirección de fotografía a cargo de Lucas Gómez, el montaje de Domingo Di Scala y la directora de sonido es Vanesa Fernández. Seis jóvenes que buscan homenajear y recuperar la memoria de uno de los espacios más emblemáticos de la ciudad. Grisel agrega que: “Estamos todos muy motivados. Luego de la charla inicial que tuvimos, que fue cuando propuse la idea, todo fue tomando forma y al ver la buena predisposición y el compromiso de los demás ayuda. Está también esto de traer al presente algo que a Mar del Plata le ha generado tanto estatus y tantos recuerdos. Es como revolver un poco la nostalgia también”.
-Más allá del edificio y tu relación con él por tu papá, ¿qué fue lo que más te impactó?
- El lujo artístico. Sí, eso. Era tan polifacético. Desde Goyeneche hasta Graciela Alfano, bandas de afuera de todos los géneros, las distintas fiestas que se hacían ahí como las Estudiantinas. Mucho de eso nos contaban los entrevistados. Según el día que ibas tenías una fiesta diferente. Creo que sí, lo que más me impactó es el flujo artístico que había ahí. El otro día investigando para la tesis mi mamá me pasa un grupo de Facebook de donde pudimos sacar contactos, entrevistas y mucha información. Ahí vimos todo lo que significaba Enterprisse. La cantidad de material y fotos de todo tipo, algunos videos y la cantidad de artistas que pasaron por ahí fue increíble. Mi primer contacto fue armar una publicación de la tesis y publicarla al grupo. En los días posteriores nos reíamos, porque la cantidad de gente que hacía publicaciones con material propio sobre Enterprisse, recordando y reviviendo esas noches, fue increíble. La cantidad de mensajes, conversaciones y aristas que abrió esa publicación fue muy útil.
Enterprisse marcó una época y una generación. O más bien, varias generaciones. Ocupó un espacio arquitectónico y cultural. Hoy, lamentablemente, esos espacios solo quedan en recuerdos, anécdotas y tesis de este tipo que, realizadas por nuevas generaciones que no llegaron a conocerla, sí pueden revivir el clima y la atmósfera que contagiaban.
Una última: los fanáticos de la serie Viaje a las estrellas indicaron muchas veces la diferencia entre la denominación de la nave comandada por Kirk y el nombre del boliche local. Cuentan que cuando le dijeron al dueño e inversor de la obra, Enrique Fiorentini, la diferencia entre los nombres, que la nave se llama Enterprise con una solo s, él decidió mantenerlo con dos ss, argumentando: “Má sí, dejalo así… así hablan más”.
Hoy seguimos hablando de Enterprisse.
(*) Parte del material de la tesis se podrá ir viendo en la cuenta de Instagram @enterprissetesis. Los estudiantes que la llevan adelante también recaudan fondos para los costos de producción a través de un alias donde se pueden hacer donaciones.
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