Una historia de vida: es marplatense, vive en Italia y participará del Mundial de Halterofilia en Las Vegas

Escuchar a Estefanía Etchevés Miciolino emociona. Sus ganas, su ambición y su deseo de siempre ir por más, le permitieron reinventarse. De la gimnasia en Esquiú a la cita mundial en la tradicional ciudad de Estados Unidos.

"Fite" en lo más alto del podio y con sus fanáticos número 1. Mario y Mónica la siguen en la búsqueda de sus sueños.

17 de Agosto de 2025 08:30

Su historia nos llegó porque, al igual que pasa con los deportistas amateurs que viven en Argentina, ella hizo su parte en la competencia pero a la hora de cumplir sueños, los costos pasan por ella . Estefanía Etchevés Miciolino superó sus propias expectativas, se demostró que nada es imposible y consiguió la clasificación al Mundial de Levantamiento de Pesas que se desarrollará en septiembre en Las Vegas, Estados Unidos . Conocé la historia de la marplatense de 37 años que está radicada en Italia, pero ella es de aquí, es su ciudad, su lugar, más allá de que gran parte de su vida está en el viejo continente y su presente en la hermosa Roma . Ahora, preparándose para una cita tan importante, habló con 0223 y también contó sobre la campaña para juntar fondos para afrontarla.

¿Yo? Marplatense 

"Fite" lo aclara. No quiere que porque vive afuera desde los 15 años, alguien piense que ya no tiene relación con Mar del Plata. Por el contrario, cuenta orgullosa de que "mis amigos los tengo allá, los que yo considero amigos están ahí y sigo manteniendo una conexión fuerte, más allá de la familia . Porque tengo mis tíos, mis primos. Mis papás hasta hace poco estaban allá. Pudimos volver a unir la familia acá en Roma, pero Mar del Plata es mi punto de llegada. Como máximo cada tres años tengo que ir", remarca. Y por si queda alguna duda, contó que la última vez que vino (hace tres años) la encontró "más linda".

Como tantos chicos que emigran en busca de un futuro, o en su caso por una decisión familiar, expresan que "una mitad enorme de mí nunca se fue de allá. Te lo digo con el corazón en la mano, vivo hace 20 años en Italia, en Roma está mi casa y construyo mi vida, pero yo SOY (remarca en mayúsculas) marplatense . Tenemos una panadería en Los Andes (me rehuso a llamarla Bronzini) y 9 de julio, el "Teje" es mi escuela (fue al jardín hasta que se fue al Colegio Tejedor), es por mis entrenadores del Esquiú que el deporte es mi ley de vida y la disciplina y constancia que me dio esa gimnasia la aplico en cada cosa que hago cada día. Volví para egresar con mis compañeros del colegio, voy a ver a Deportivo Norte que lo llevo en el alma desde chica, estuve en inauguraciones de cervecerías, el 90% de mis remeras y las de mi pareja son de marcas de allá, fui a conocer al hijo de mi mejor amiga a los dos meses de nacer". No era necesario, pero para ella era importante dejar bien clara su relación con la "Feliz", SU ciudad.

Sus primeros pasos en la gimnasia y la llegada a Italia

Sus comienzos en el deporte fueron en gimnasia artística . A los cinco años, fue "la forma de canalizar una energía en exceso. Ahí arranqué y no paré hasta los 15 años que me vine a Italia. Entrenaba en el Esquiú, y en los últimos dos años en OAM. Cerraron la estructura y nos mudamos con todo el equipo". En 2002, luego de la crisis de 2001 pero, más pensado por la cuestión social, los papás decidieron mudarse a Italia y ella llegó con la idea de dedicarse de lleno al deporte: "Iba a estar en un lugar nuevo, no iba a conocer a nadie y pensé poner todas sus energías ahí", recordó. Sin embargo, cuando llegó a Lanciano, pueblo-ciudad de la Región de Abruzzo, no había gimnasio, el más cercano estaba a 60, 70 kilómetros y ese plan se diluyó.

Lanciano permaneció a dos horas y media de Roma y era pasar de la inmensa Mar el Plata a un lugar de apenas 40 mil habitantes , con otra mentalidad, otra cultura, el deporte era marginal y no existía la gimnasia artística. Nada la enganchó: "Intenté dos días vóley, pero después de años de algo individual, el deporte de equipo no funcionó, me propusieron gimnasia rítmica pero es otro mundo, así que nada, un poco de gimnasio, fui árbitro de fútbol, probé varias cosas pero nada que me volviera a atrapar", contó de ese primer tiempo en Europa. 

Facultad y deporte en una de las principales capitales del mundo.

El salto a Roma luego de finalizar la secundaria y con el objetivo de estudiar Ingeniería Biomédica, fue el primer acercamiento de nuevo al deporte . "El cuerpo tiene memoria", destaca, y volvió a dedicarse a la gimnasia, "entre chicas de 14 y 15 años (risas), compitiendo, porque la única forma que conozco es poniendo una zanahoria adelante, teniendo alguna competencia para encarar y me preparar en base a eso. Pero el entrenamiento no era tan intenso como ella recordaba acá y en 2019 sumó como complemento funcional , "me quisieron acercar a la barra pero no quería saber nada. Era palo de madera o barra, pero sin peso". Hasta que la pandemia abrió otros horizontes, gimnasia no estaba permitida y le empezó a tomar confianza y sumó un día específico de pesas, sin imaginar lo que iba a venir...

Hoy ya hace un año que tiene 6 días específicos de pesas y 3 de gimnasia . "Por el trabajo que hago, que me lleva a girar por Italia, con destreza se complica, pero voy encontrando algún gimnasio en cada ciudad que piso. " Fite" trabaja en Leonardo, una empresa multinacional italiana activa en los sectores aeroespacial, de defensa y seguridad, con más de 60 mil empleados, y muy conocida en toda Europa. Ella está en la parte de seguridad, público, infraestructuras críticas, todoo lo que es control de acceso. 

Animarse trae sus frutos

La marplatense le empezó a tomar el gustito a las pesas y, su ambición, la llevó a ir por más . Entonces, un poco por ella y un poco motivada por su profesor, se animó a competir. "El profe empezó a hacer las bases y nos digo a todo el grupo que iba a haber un torneo, por qué no probábamos. Y a mí me gustó la idea y me servía, necesito una fecha, tener un objetivo por delante . Incluso con destreza sigo compitiendo por mí , porque ese día tengo que ir y ver cómo va, es tener la zanahoria a correr durante el año y el motivo por el que entrenar. 

Su entrenador es Massimiliano Rubino, una institución de la pesística italiana. Siciliano, de 1,60 metros y 60 kilos, levanta 125 kilogramos pasando los 40 años y sigue mostrando su jerarquía . Además, muestra su profesionalismo que es el único atleta profesional de la federación que nunca se lesionó: " Uno no podía pedir una guía mejor en este camino" , confiesa.

Estefanía entró en la categoría hasta 49 kilos y luego convenció al entrenador, por un objetivo propio, competir en -45Kg. Con mucho trabajo y constancia, fue convocada para el Europeo que se realizaría en Albania y la rompió, consiguió la medalla de oro y eso superó todas las expectativas . "No pensé que podríamos llegar a ese nivel", reconoció. "Nos enfocamos con todo, fui a un torneo la semana siguiente, volvimos a ganar el oro y un segundo puesto por equipos a nivel nacional y, con esos resultados, llegó la convocatoria al Mundial".

Una campaña exitosa y un objetivo muy cerca.            

Ahí comenzó la otra historia, como le pasó a muchos deportistas argentinos, clasificar no les garantiza ir porque las federaciones no se hacen cargo de los gastos . "Una cosa es ir a Albania, que está acá al lado, y otra es ir a Las Vegas. Hay que pagarse el viaje, la estadía, la inscripción al torneo. Nosotros vamos con Massimiliano, que también está clasificado y lanzamos una campaña que nos emocionó por la respuesta de la gente que nos rodea ", cuenta con orgullo. Para colaborar o conocerla, podés entrar a https://www.gofundme.com/f/inseguendo-un-sogno-sollevare-il-mondo

"Fite" había agradecido la convocatoria pero nunca pensó en ir y renunció a participar. Pero un compañero de trabajo la convenció, "me dijo 'tenés una convocatoria para un mundial, si no vas te vas a arrepentir toda la vida' , y ahí empezamos. y nos está yendo muy bien, pudimos cubrir los pasajes y la inscripción, pero seguimos juntando. Recibir el apoyo de familia, amigos, algunos que no conozco desde el otro lado del océano, con una devenaja enorme entre las monedas, es algo increíble. Como se están moviendo allá para empujar con todos los medios esta máquina me deja sin palabras". La máquina de ese tren indetenible, la conducen Mónica Miciolino y Mario Etchevés, sus padres, que son los que bancan incondicionalmente esta "locura". 

Y se va a entrenar. Porque tiene un sueño por delante y la valija va con un espacio vacío, porque "podemos volver con algo".