Los cavadores de tumbas compitieron por el título mundial: cómo es el insólito certamen
Los participantes tienen que hundir la pala y hacer un pozo de 1,60 metros de profundidad, 80 centímetros de ancho y dos metros de largo.
Por Redacción 0223
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La ciudad de Szekszárd, en el sur de Hungría, fue escenario de una competencia tan particular como insólita: el campeonato mundial de cavadores de tumbas. El evento, que se celebra desde 2016, reunió a equipos de distintos países europeos y se realizó en el cementerio Alsóvár. Lo que comenzó como una atracción secundaria dentro de una exhibición funeraria, hoy se transformó en un certamen independiente con gran convocatoria.
El torneo es organizado por la Asociación Húngara de Encargados y Operadores de Cementerios (MTFE), que busca darle prestigio a la profesión. Según explicó su presidente, József Varga, “no sólo es una competencia profesional, sino también una oportunidad para que la sociedad conozca y aprenda sobre el trabajo de los cavadores de tumbas”. La edición de este año fue inaugurada por un representante del alcalde local y demandó semanas de preparación para acondicionar el terreno.
En esta edición, los conjuntos participantes debieron cavar una tumba de 1,60 metros de profundidad, 80 centímetros de ancho y dos metros de largo. La tarea exigía mover unos 2,5 metros cúbicos de tierra en un plazo máximo de dos horas, para luego rellenar la fosa en apenas 15 minutos. La competencia no sólo era una prueba de velocidad, sino también de precisión, ya que los jueces evaluaban que las medidas fuesen exactas antes de definir a los ganadores.
El triunfo quedó en manos de un elenco local que estaba integrado por László Kiss y Róbert Nagy, trabajadores de la empresa Parakleos Nonprofit Ltd., quienes completaron el desafío en una hora, 33 minutos y 20 segundos. Con esta victoria, obtuvieron su tercer trofeo en la competencia, que se entrega en forma de palas doradas, plateadas y cobrizas. En contraste, el último puesto correspondió al grupo de representantes de Rusia.
Los campeones afirmaron que su rendimiento se debió a la experiencia cotidiana en su trabajo y no a un entrenamiento especial. Con el paso de los años, el curioso torneo fue ganando notoriedad y sumando países como Serbia, República Checa y Rusia, lo que la convirtió en un evento cada vez más internacional. Más allá del carácter llamativo, en Hungría se lo considera una forma de revalorizar un oficio tan antiguo como indispensable.
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