De campeón de la Libertadores y la Copa América a volver a su pueblo y alejarse del deporte
Un campeón de la Copa Libertadores y de la Copa América, que tuvo un paso por River y dejó su huella en el fútbol sudamericano. Hoy, alejado de la fama, vive una vida tranquila en su pueblo natal.
Por Redacción 0223
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La historia del fútbol sudamericano está marcada por nombres que dejaron huella tanto dentro como fuera de la cancha. Entre ellos aparece Alfonso Domínguez, una leyenda uruguaya que jugó en River Plate y que, tras colgar los botines, decidió regresar a sus raíces en busca de paz y sencillez. Su trayectoria combina títulos históricos, momentos de gloria y un presente alejado de los flashes.
Campeón de la Libertadores y la Copa América, Alfonso Domínguez supo lo que era estar en la cima del fútbol sudamericano. Sin embargo, su vida dio un giro cuando, después del retiro, eligió volver a Durazno, su pueblo natal, donde hoy trabaja en el área municipal de deportes y entrena en el club de su barrio, siempre ligado a la pasión que lo acompañó desde joven.
Su carrera profesional comenzó en 1985 en Peñarol, donde rápidamente se ganó un lugar como pieza clave del equipo. Con el “Manya” levantó los torneos locales de 1985 y 1986, pero su mayor consagración llegó en 1987 cuando alzó la Copa Libertadores, siendo protagonista en un equipo recordado por todo el continente.
Ese gran rendimiento lo llevó a la Selección de Uruguay, donde disputó la Copa América de 1987. En aquella edición, la Celeste volvió a consagrarse campeona y Domínguez fue parte de un plantel que marcó una época dorada para el fútbol uruguayo. Su capacidad defensiva y carácter dentro del campo lo consolidaron como un jugador de jerarquía internacional.
En 1992 llegó el desafío de jugar en el fútbol argentino con la camiseta de River Plate. Aunque su estadía en Núñez fue breve, le alcanzó para sumar un título más a su vitrina personal y dejar una huella en los hinchas que valoran a aquellos futbolistas de entrega total. Su paso por el “Millonario” lo conectó con otra dimensión del fútbol sudamericano.
Tras su paso por el "Millonario", Domínguez regresó a Uruguay para jugar en Nacional y más tarde en Huracán Buceo, donde finalmente puso punto final a su carrera profesional. Hoy, lejos de los estadios repletos, disfruta de una vida sencilla en Durazno, rodeado de su gente y con la misma pasión intacta: el fútbol. Un ejemplo de cómo un campeón continental puede reinventarse en la tranquilidad de su tierra.
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