Soledad, la verdadera cara de la prostitución VIP

"Sin clientes no hay trata". La historia de Soledad combina necesidad y desesperación.

2 de Mayo de 2013 09:56

Por Redacción 0223

PARA 0223

por Luciana Acosta


Una chica que fue madre a los 14 y logró escapar de una pareja violenta ahora busca salir del mundo de la prostitución, al que entró un día cuando no tuvo más remedio: tenía que mantener a sus dos hijos. La historia de Soledad podría ser el argumento de una novela latinoamericana, pero no. Es una historia real, como muchísimas otras, y con nombre propio.

Soledad tiene ahora 21 años y desde hace dos se convirtió en una “mujer de la noche”, como ella misma se define. “No soy una puta, soy mujer o, en todo caso, una chica que labura en la noche”, insiste. Su voz, del otro lado del teléfono, la delata: está algo nerviosa.

Esta joven que apenas terminó la primaria es mamá de una nena de 7 y un nene de 6, ambos separados de ella en diciembre, cuando fueron institucionalizados, luego de que en la escuela detectaran que estaban inmersos en un contexto de violencia. “Yo los voy a visitar todos los días o al menos trato de hacer eso, porque tengo dos colectivos de ida y otros dos de vuelta y a veces no tengo plata. Ellos se ponen contentos, me dicen que me aman y que quieren venir conmigo. A veces les llevo un yogurt o algo para compartir. Tengo que conseguir un trabajo y tener un lugar para recuperarlos; yo los voy a recuperar”, asegura.

La vida de Soledad nunca fue fácil: nació en una familia numerosa, donde su propia madre también debió prostituirse para mantener una casa humilde y en la que faltaba la figura paterna. “Mi papá estuvo preso durante muchos años y ahora recién empezamos a vernos más. A veces voy a su casa y hago pan casero y nos tomamos unos mates. Nos llevamos bien”, dice.

A los 14, cuando quedó embarazada por primera vez, estaba en sexto grado. Su segundo hijo llegó cuando terminaba séptimo. Estuvo en pareja durante 5 años con el padre de sus nenes, hasta que se separaron y comenzó una relación con un hombre bastante más grande que ella. Pero las cosas no salieron bien. “Me pegaba, me pegaba mucho pero sólo a mi, a los nenes ni los tocaba. Hasta que un día agarré a mis hijos y me fui. Ahí tuve que arreglármelas como pude, no me quedó otra”, cuenta.   

En ese marco, la prostitución VIP se transformó en su única alternativa. Su rutina comenzaba a la tarde con la planchita del pelo, el maquillaje y la elección de la ropa. A las 9 de la noche salía de su casa y una de sus hermanas se quedaba a cargo de los menores hasta que ella regresara al día siguiente.   

- ¿Cómo es la noche?

- Es cocaína, mucha cocaína. Y competencia. Tenés que ponerte lo más linda que puedas para que alguien te lleve. Si no te llevan a vos, se llevan a otra y vos te quedás sin plata. Hacés lo que tenés que hacer, te pagan y te vas. A veces, si tenés suerte, te toca un tipo que te trata bien y te respeta, pero otra veces te basurean y se van sin pagar. A mi me pasó, y es muy feo, te sentís usada.

Según Soledad, la prostitución no es para cualquiera. “Tenés que concentrarte en tus cosas y estar siempre atenta. Si tomás droga, fuiste. Se de chicas que las han drogado y la han pasado muy mal. También te ofrecen irte a Buenos Aires para ganar más, pero yo nunca quise irme por mis hijos. Aparte, uno nunca sabe qué va a pasar. Una vez, dos pibas que estaban conmigo se fueron y no las volví a ver nunca más”, detalla. 

Así fueron todos sus días hasta hace poco tiempo, cuando aceptó la ayuda y contención de los profesionales de la Red Solidaria de Capacitación y Tratamiento en Violencias, Abuso Sexual y Trata de Personas (EnReD), espacio desde el que la alientan a cambiarlo todo para que pueda volver a vivir con sus hijos. “Tengo lugar al lado de la casa de mi mamá o de mi papá como para construir algo, pero no tengo los materiales. El otro día le pregunté a los nenes dónde querían vivir y me dijeron que preferían al lado de lo del abuelo. Todos los días voy un rato al terreno, a limpiarlo un poco”, comenta.

Por lo pronto, la joven se dedica a la confección y venta de aros, collares, pulseras y anillos, aunque es consciente de que necesita una ocupación que le permita vestir y alimentar a sus dos nenes. “Llevo cinco meses sin ellos y tengo miedo de que me los saquen, pero también sé que eso no va a pasar. Ellos no tienen la culpa de nada, no eligieron venir a este mundo y, cueste lo que me cueste, los voy a recuperar y no les va a faltar nada, como antes, pero sin que yo tenga que ir a la noche”, se convence, optimista. 


"Lamentablemente, en Mar del Plata hay muchas chicas como Soledad"

La licenciada Patricia Gordon integra la Red Solidaria y es una de las profesionales que recibe a diario a mujeres que se hallan en la misma situación que Soledad. 

- ¿Hay muchas chicas como Soledad?

- La situación de Soledad es una de las múltiples situaciones que viven muchas chicas jóvenes y con hijos y que en la mayoría de los casos están en contextos de vulnerabilidad extrema. A diario recibimos consultas por situaciones similares. Su caso sirve como ejemplo del aprovechamiento que hacen los explotadores de la pobreza, de la falta de educación y de trabajo; del aprovechamiento de mujeres con familias disfuncionales que no les dan ningún tipo de contención.

El ejercicio de la prostitución es al que acuden muchísimas chicas que no tienen las condiciones necesarias para tener otro tipo de trabajo. Pero, a pesar de que en Mar del Plata se avanzó bastante en materia de trata de personas, no se cuenta, a mi entender, con una estructura adecuada para la contención de las víctimas, para darles un tratamiento integral. Eso es lo que nosotras, desde la Red Solidaria, intentamos llevar a cabo con los recursos y la formación que tenemos.

- ¿Suelen ser chicas tan jóvenes?

- Sí, hay una oferta de mujeres muy jóvenes e, inclusive, hay casos de adolescentes, a las que se les ofrecen sustancias o dinero a cambio de que mantengan relaciones sexuales con hombres. No todos son casos de trata de personas pero sí hay muchísimos casos de explotación sexual. 

- En el último tiempo se clausuraron varios prostíbulos o privados y, de hecho, la municipalidad informó que se intervino en más de 35. Pero quedan lugares en los que -es sabido- hay prostitución VIP. ¿Por qué continúan funcionando?

- Si bien es cierto que se avanzó mucho a partir de la instauración de dos ordenanzas que, en definitiva, fueron producto de la lucha de organizaciones sociales y de una Mesa contra la Trata, no todos los lugares han sido clausurados. Pero, especialmente, no han sido inhabilitados los lugares VIP de Mar del Plata donde tenemos información de que existe explotación sexual de chicas muy jóvenes. 

Entendemos que si todavía no se hizo nada es porque allí es donde concurren personas vinculadas al poder político y empresarial o deportistas famosos. Es decir, esta es una entrada de dinero muy importante para muchas personas que están involucradas en el negocio de explotación, aunque nos quieran hacer creer lo contrario.  






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