Puertos de primera, de segunda y el de Mar del Plata
Por Redacción 0223
PARA 0223
por Roberto Garrone
En el siglo pasado, cuando no existía la figura de los consorcios y todos los puertos respondían a la Administración Nacional, las estaciones marítimas tenían categorías según su importancia o cercanía con los núcleos duros de la producción. Buenos Aires, Bahía Blanca, Rosario: de primera. San Nicolás, Barranqueras, La Plata: de segunda. Mar del Plata, en esa vieja estructura, era considerado un puerto de Tercera, como Madryn y Corrientes.
A poco de andar el siglo veintiuno, cumplidos los cien años desde que los franceses comenzaron a construir las dos escolleras, el puerto local sigue siendo de tercera pero ya por motivos más propios que burocracias ajenas. Luce tapado de arena, postergado de las grandes inversiones e incapaz de mudar su perfil pesquero dependiente por uno más ambicioso y multipropósito.
Basta exponer un par de ejemplos de lo que sucede en otros puertos de la Provincia de Buenos Aires para convalidar el presente intrascendente del puerto local. Para comprobar que cuando Daniel Scioli, Gustavo Pulti, o cualquier funcionario pondera el protagonismo de la estación marítima, sus palabras no coinciden con la realidad.
La Plata. El proyecto que lleva adelante Tecplata SA demandó una inversión de alrededor de 400 millones de dólares y ocupa una superficie de aproximadamente 42 hectáreas en la margen de Berisso. Será inaugurado en septiembre próximo y generará un movimiento de más de 400 mil contenedores al año en su primera etapa.
En algo se une La Plata con nuestro puerto. El Grupo Román que se encargará con dragas chinas de devolverle operatividad a los canales de acceso, financia desde Loginter SA las obras en la capital de la Provincia y que generarán más de 2 mil puestos de trabajo.
San Nicolás. Cristian Breitenstein concretó la apertura de licitaciones por más de 200 millones de pesos para el desarrollo de mejoras de infraestructura, en el marco del Programa de Mejora de la Competitividad de los Puertos Fluviales de la Provincia de Buenos Aires. Los fondos están destinados a reparar tres grúas y a la prolongación del muelle norte.
El Ministro aseguró que el objetivo es "dotar a los puertos de mayor competitividad para mostrar nuestra producción al mundo" y señaló que se trata de "las principales puertas de la Argentina, por lo que deseamos y trabajamos para lograr la mayor fluidez con la finalidad de seguir fomentando las exportaciones". La última vez que el Ministro llegó a Mar del Plata fue a poner en funciones a Matías Machinandiarena como interventor del Consorcio. Octubre del año pasado.
Quequén. En el pasado verano Excel Consulting SA inició tratativas con el Consorcio para construir y operar una nueva terminal de granos con una inversión de 150 millones de pesos en una primera etapa, para duplicarse en etapas posteriores. Sería la tercera terminal que operaría en el puerto. Según estudios realizados por el grupo inversor, la concreción del proyecto, podría aportarle en el corto plazo un incremento en las operaciones anuales del puerto cercano al millón de toneladas.
Bahía Blanca. Las distintas terminales portuarias de la bahía consolidaron inversiones por más de 10 mil millones de dólares en los últimos tiempos, de la mano del desarrollo del polo petroquímico, las terminales de graneles líquidos y sólidos, junto a los muelles multipropósito. A pesar del aborto de la estación regasificadora de YPF y del abandono de Vale, la minera brasileña, el puerto no descansa en su profundidad natural. Su canal está en proceso de ensanchamiento y profundización
El Consorcio de Bahía Blanca inició con un crédito de la Corporación andina de Fomento (CAF) las tareas de dragado con una draga de succión y otra de corte, propiedad de la UTE Boskalis y la Compañía Sudamericana de Dragado. Invertirán 53 millones de dólares para pasar de 13,75 metros a 15,24 metros en el canal principal del estuario. Las navieras podrán ingresar independientemente del horario de las mareas.
Mientras los otros puertos captan inversiones millonarias que multiplicarán el movimiento de cargas y la generación de mano de obra directa e indirecta, en el puerto marplatense cae una noche cerrada desde hace décadas.
Hace un año que no llega un buque portacontenedores. Por la crisis de la pesca se redujeron los desembarques. Lo único que aumentó fue la cantidad de barcos que operan desde la terminal, pero no los muelles para darles un buen servicio por lo que la flota se amontona como puede. No ha prosperado ninguno de los proyectos anunciados para extender los espigones ni para crear nuevos muelles. La Terminal de Cruceros es la frutilla de una torta de cartón. En noviembre se cumplen dos años desde que el cascarón vacío quedó terminado.
Mientras siguen analizando la propuesta técnica de una obra de dragado que servirá para salir del ahogo pero no de la emergencia y que difícilmente pueda terminarse este año, en Mar del Plata debemos conformarnos con tareas de mejoras en la carpeta asfáltica y que Edea extienda el servicio de luz eléctrica a todos los muelles. Bien a tono con un puerto de tercera.
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