Le pidió que no fume en la “salita” y recibió cuatro piñas

Una enfermera fue brutalmente golpeada por un empleado administrativo al que le reclamó que no fumara dentro de una unidad sanitaria.

Así quedó Diana después del cobarde ataque.

19 de Agosto de 2014 19:54

−Mariano, ya te dije, no podés fumar adentro, esto es una unidad sanitaria….

No me rompás más las pelotas.

Después de un mes de vacaciones, Diana se reincorporó a sus funciones en la Unidad Sanitaria de Fronteras (avenida de los Pescadores 663, en pleno puerto de Mar del Plata), donde desde hace casi una década trabaja de enfermera. Era martes al mediodía y no sabía que Mariano, el que fuma en un espacio donde se atiende a niños y ancianos, iba a reaccionar de la peor manera cuando le pidiera una vez más que apagara el cigarrillo.

Diana Fanesi (52), agarró la cartera, saludó con la mano y salió de la dependencia sanitaria en busca de su auto, estacionado a pocos metros de la oficina. En el camino, se volvió a cruzar con Carlos Mariano Guerra, un empleado administrativo del área de Reconocimientos Médicos de la Nación, con el que comparte el espacio de trabajo y el aire enviciado.

Ya lo tenía resuelto: no le diría nada, para qué pelear; era el primer día de trabajo después del descanso. Pero sin querer, al pasar, soltó:

−Sos jodido, eh. Nos vemos mañana, Mariano.

Luego sonrió y siguió camino al coche. De pronto, sintió una mano que la tomaba por el hombro y giró sobre sí misma. Ahí recibió la primera piña, directo al ojo derecho. Aún no llegaba a reincorporarse del golpe cuando otras tres trompadas impactaron en el ojo izquierdo y la desplomaron sobre el pasto mojado. Una compañera intervino y alejó a Mariano a los empujones.

−Estás loco, ¡basta!

Diana, que con ayuda logró ponerse de pie tras haber sido brutalmente agredida por un compañero de trabajo, le pidió a otra enfermera si la llevaba a hacer la denuncia, pero ella le dijo que no, que no quería meterse en líos.

Si bien ya pasaron siete días de la paliza, hace apenas algunas horas que pudo abrir los ojos. Dice que como buena murguera anda con la cara pintada de verde, azul y violeta; que no le hace falta maquillaje. Sin embargo, Diana reconoce que siente vergüenza, está humillada y por eso no volvió a salir de su casa.

Según contó este martes a 0223, denunció el episodio ante un oficial de Prefectura Naval Argentina y poco después se presentó en la Comisaría de la Mujer para que el caso sea abordado como corresponde, un caso de violencia de género.

−¿Volviste a trabajar?

−No, todavía sigo con reposo. Aparte, me da vergüenza que me vean así. Todo el mundo sabe que me pegaron una piña, no puedo ni siquiera mentir con una caída.

−¿Y tus compañeros? ¿Qué hicieron?

−Nada. Ahora parece que creen que la culpa fue mía. No me han visto la cara, qué se yo. Igual, aunque ahora tenga que volver al psicólogo y tenga que andar unos cuantos días más con la cara así, voy a llegar hasta las últimas consecuencias. Para que este tipo no vuelva a golpear a nadie; para que esto no le pase a ninguna otra mujer.