Cuatro años y medio de prisión para el conductor que atropelló y mató a un joven en la ruta 11

El cumplimiento se hará efectivo cuando la pena quede firme. En julio de 2017 Pablo Pérez cruzó de mano, atropelló y mató a Martín Ovejero.

Pérez segurá libre hasta que la sentencia quede firme. (Foto: 0223).

4 de Octubre de 2019 15:53

Por Redacción 0223

PARA 0223

Más de dos años después de despistarse cuando circulaba a alta velocidad por la ruta 11, atropellar y matar a un joven que circulaba en moto, la Justicia condenó a Pablo Sebastián Pérez a la pena de cuatro años y medio de prisión como autor del delito de homicidio culposo agravado por la conducción de un vehículo y por culpa temeraria. Más allá de la satisfacción de la fiscalía y del particular damnificado, los familiares de la víctima cuestionaron la decisión de la Jueza Correccional Jorgelina Caamadro que también dispuso que el imputado no pueda manejar durante siete años.

En la lectura que tomó unos treinta minutos, la magistrada dio por probado que esa jornada Pérez manejaba a una velocidad superior a lo permitida en su Peugeot 207 cuando rozó la rotonda del kilómetro 495 de la ruta 11, cruzó de mano e impactó la motocicleta en la que se desplazaba Martín Ovejero causándole la muerte de manera casi instantánea.

Caamadro tuvo en cuenta la pericia accidentológica que confirmó que el rodado circulaba a 122 kilómetros por hora al momento del contacto inicial con la rotonda que derivó en un trompo y en el impacto a la motocicleta. En el mismo sentido valoró la declaración de los testigos, especialmente del primero que frenó en el lugar y que relató como el auto de Pérez lo había pasado a altísima velocidad.

Jueza Jorgelina Caamadro.

Sin dudas en cuanto a la materialidad y autoría del hecho, la Jueza sostuvo que el hecho se enmarca en la culpa temeraria porque circulaba a alta velocidad, escuchando música a alto volumen en adversas condiciones más allá de indicadores previos que exhibían peligro. En ese sentido recordó que la máxima en el lugar era de 40 kilómetros y las condiciones climáticas y del asfalto.

Tras descartar cuestiones eximentes de la responsabilidad penal, valoró como atenuante la falta de antecedentes penales, la  espontánea expresión que utilizó durante su declaración y dejó sin efecto el pedido de la defensa por la falta de guardarrail en la zona.

En cuanto a los agravantes consideró la extensión del daño causado, planteó que Ovejero el sostén de una familia y que “nada puso de si para el desenlace, no tuvo opción de evitarlo”.

La Jueza condeno a Pablo Pérez a cuatro años y medio de prisión y siete años de inhabilitación para conducir vehículos con motor y confirmó que se mantendrá la excarcelación ordinaria hasta que la misma quede firme. Para el mantenimiento de la misma, el condenado deberá fijar residencia, comparecer ante cada llamado de la Justicia mientras sigue vigente la  prohibición de salir del país. 

“La sentencia hizo lugar a los planteos que hicimos”

Más allá del airado reclamos de algunos familiares de la víctima cuando la Jueza terminó la lectura, el abogado de la familia de Ovejero consideró que la sentencia es totalmente aceptable y que hizo lugar a los agravantes de culpa temeraria solicitados junto a la fiscalía.

“La pena máxima en expectativa era de seis años, la misma no está firme, pero cuando suceda deberá cumplirla privada de libertad”, dijo Maximilino Orsini. El profesional calculó que un año la etapa recursiva podría finalizar en un año.

Para el fiscal Rodolfo Moure se trató de una sentencia ejemplar porque no hay muchos casos en que por un homicidio culposo “alguien vaya preso”. “Se hizo lugar a la culpa temeraria que es la infracción más grave que una persona puede cumplir en un homicidio culposo porque es una imprudencia gravísima”, dijo.

“La Jueza aceptó estos dos agravantes que es la primera vez que sucede según mi experiencia en Delitos Culposos y rompe con ese mito de que nadie va preso por un hecho culposo grave”, agregó.

En cuanto a la bronca de los familiares en el cierre de la lectura, Orsini sostuvo que es muy difícil que haya satisfacción tras una condena cuando se pierde un ser querido. “Todos los operadores judiciales debemos lidiar con los límites que impone el Código Penal en cuanto a penas, son los límites que barajan los jueces a momento de dictar una pena”, indicó.