Es el pianista histórico del Costa Galana y perdió todo: "Vi cómo se quemaba mi vida"

El músico Gabriel Paulino charló con 0223 y revivió su "película de terror" por el incendio de Torres y Liva que destrozó su departamento, se llevó sus instrumentos y los ahorros de toda su vida.

Gabriel Paulino y su piano; a la derecha, el living de su departamento totalmente incendiado.

20 de Diciembre de 2019 00:25

Es una historia más entre otras, donde la desazón, la impotencia y el dolor no caben en el alma. El músico Gabriel Paulino (52 años) es uno de los más de 100 damnificados por el gigantesco e histórico incendio de la distribuidora Torres y Liva, sucedido el domingo pasado por la noche. Su departamento "D" del tercer piso, sector contrafrente de la calle 14 de julio daba al pulmón de manzana y fue devorado por las llamas al igual que las viviendas de sus vecinos.

Pianista histórico del Hotel Costa Galana, todas las noches desde su apertura en 1995, Paulino es una persona muy querida entre los músicos marplatenses. Formado en el Conservatorio Luis Gianneo pero en especial con el maestro Adolfo Ábalos (multintrumentista símbolo del folckore argentino), supo tocar el piano siete temporadas en el máximo esplendor del Hotel Provincial, además de perfeccionarse recorriendo el Caribe.

En el incendio donde de milagro se salvó su hija, sus instrumentos (un piano eléctrico y un saxofón marca Yamaha), equipos de sonido de un pequeño estudio que había montado en el living, y en especial los ahorros de toda su vida que guardaba allí quedaron hechos cenizas. Superadas las primeras horas del impacto profundo que le causó la situación, dialogó con 0223 para revivir su drama: "Fue algo inimaginable. Yo le llamo una película de terror. Lo que viví fue eso", comenzó.

Un domingo de franco que terminó de terror

Gabriel Paulino tenía "una alegría inmensa". El sábado, con su celular tomó fotografías del pequeño estudio musical que, con mucho esfuerzo y colaboración, había montado en su departamento y las repartió entre sus seres queridos. El valioso piano que lo acompañó durante tanto tiempo, un saxo, los parlantes que eran de sus abuelos y que ya no se consiguen, una consola de sonido, una computadora... Tras una separación hace tres años, adquirió esta vivienda y durante los últimos meses la refaccionó: "La había hecho todo a nuevo con una inversión enorme durante el año. Me había dedicado a dejarlo lo más lindo posible, porque era mi único capital. De a poquito le hice el baño, entre otras cosas. Era un departamento un poco antiguo cuando lo compré", recuerda.

El living del departamento, el sábado, con el pequeño estudio musical que Gabriel Paulinho había armado.

El domingo por la noche quiso aprovechar uno de los últimos francos antes del inicio de la temporada, y a las 21.30 fue a comer un asado a lo de unos amigos, cerca de su departamento. Su hija Rosario (19), prefirió quedarse. "Media hora después, me llamó desesperada contándome que la estaban evacuando porque se estaba prendiendo fuego todo. Realmente no entendía nada", comenzó el músico a relatar la fatídica situación. "Ella estaba por meterse a bañar, pero escuchó explosiones, ruidos raros. Salió al pasillo y se encontró con los vecinos y la policía que estaban comenzando la evacuación. Ni tiempo de nada. Se la llevaron con el celular en la mano. Si se metía a la ducha, no sabemos qué hubiera pasado", continuó. “Podría preguntarme ´cómo no estuve ahí´, pero fue como con las Torres Gemelas, ¿quién podría imaginar semejante catástrofe?”, añadió.

Desde un ángulo similar a la anterior foto, el living tras el incendio. El esqueleto de las sillas, y a la derecha en el piso, piano, TV y parlantes calcinados.

De inmediato, Paulino se dirigió a su vivienda. Llegó 22.15 y, tras abrazar fuertemente a su hija y observar la locura desatada, pensó en sus pertenencias: "Yo quería ir urgente a sacar los ahorros de mi vida, que los tenía guardados en casa. Sólo eso para no quedarme en banda. Al ver que el fuego avanzaba, me dije ´subo ahora porque después no voy a poder´. La policía y los bomberos no me dejaron pasar, pero igualmente subí. Fue una situación demasiado arriesgada". Así fue: “Subí y las luces ya estaban cortadas. Y la imagen que no me voy a olvidar más, fue ver salir fuego por debajo de la puerta de mi departamento. Pateé la puerta, y las llamas alcanzaron a ´chamuscarme´ el pelo. Con la puerta abierta me quedé mirando toda esa locura. Mi piano Yamaha prendiéndose fuego, mi saxo , cosas carísimas que no sé si podré volverme a comprar. Y viendo toda mi vida. Mi único capital", reitera Paulino. “Me quedé mirando un poco porque era realmente algo insólito, que me superaba, que no podía creerlo. Una imagen que no olvidaré en mi vida. La imagen dantesca más cruel y terrible. Vi cómo se quemaba mi vida. Ahí estaba todo. Mis instrumentos, mi ropa, lo que uno fue armando a través de los años de trabajo", detalló en su relato el pianista, como si al hablar su mirada estuviera nuevamente frente al fuego.

"Me fui devastado. La gente abajo me preguntaba desesperada cómo estaba todo. Y yo ya sabía de entrada, al menos mi situación, que sería irreversible”, sostuvo el pianista de formación jazzística y que es reconocido por generar con su boca una polifonía como acompañamiento rítmico de sus melodías.

La vuelta al departamento, el anillo de los abuelos y la sentencia de un bombero

Al día siguiente, con el fuego controlado, los vecinos pudieron volver a sus departamentos para ver las ruinas y, casi imposible, intentar rescatar algo. Con cascos y acompañados de los bomberos ante el riesgo de derrumbe, así lo hizo Gabriel. Y, aunque parezca increíble, encontró un pequeño consuelo: "Lo que sí pude recuperar, y me dio un poco de satisfacción dentro de toda la locura, fue un anillo de oro que había heredado de mis abuelos y con el que suelo tocar y que lo tenía en el bolsillo de mi smoking de todas las noches, que estaba estropeado", comentó con una pequeña felicidad. “Volví a ver qué había quedado. Alguna ropa que el fuego no la agarró del todo, pero que quedó con hollín y mi novia con todo el amor del mundo me fue recuperando luego de varios lavados. Eran unas camisas nuevas. Pero nada más. Esto es volver a comenzar a los 52 años, volver a reorganizar mi vida", manifestó.

La cocina del departamento de Paulino.

El músico marplatense recordó las palabras que un bombero experimentado le manifestó en medio del desastre: "Me dijo algo que me erizó la piel y me hizo caer de rodillas en agradecimiento a la vida: ´yo no te quiero alarmar, pero viendo esto, si hubiese pasado cuando estaban durmiendo, no cuentan el cuento´. Ahí reaccionás y hasta agradeces que este loco -por el pirómano detenido- no lo haya hecho a las 3 de la mañana. Hubiera sido una tragedia a nivel mundial", razonó Paulino. "dentro de la locura, estamos vivos. Como cuando te roban y no te matan...".

"Teníamos una bomba de tiempo debajo de la cama"

Gabriel Paulino, además de músico, es martillero público y trabaja en una inmobiliaria de la zona de La Perla. Poco tiempo en su hogar, entre tanto trabajo. "Nunca le había prestado atención a Torres y Liva. No soy cliente del lugar, ni me imaginaba la profundidad de su depósito. Pensaba que era un negocio común", comentó.

"Hoy, me doy cuenta que teníamos una bomba de tiempo debajo de la cama. Es una locura, no entiendo cómo se pudo haber habilitado. Está rodeado de edificios. Hoy vemos los estragos. Ningún departamento que daba a ese pulmón quedó en pie", expresó con asombro e incredulidad el vecino marplatense.

El músico de 52 años se postula en un rol protagónico para pedir explicaciones entre tantos vecinos grandes y con menos fuerza: "Queremos saber qué pasó y cómo es que hoy nos encontramos sin casa, sin ´comerla ni beberla´. Porque nadie dejó abierta ninguna hornalla. Hay responsabilidades”, expresó, al tiempo de exculpar a los titulares de Torres y Liva. "A mí no me solucionaría nada si va preso este loco o el dueño de la empresa, que seguro no hubiese querido que le pasara esto. Al principio se hablaron pavadas. Ahora apareció este personaje que es posible que sea responsable, pero ¿cómo un loco de mierda dando vueltas por la calle termina dejándonos a todos en la calle y arruinándonos la vida?", se interrogó. 

Impactante. Living y ventana destruida que daba al pulmón de la manzana.

Paulino, "con el diario del lunes", lamenta no haber tenido seguro: "Más allá de eso, no tuve responsabilidad sobre el hecho. Entonces alguien lo va a tener que cubrir." Y se mostró esperanzado en la ayuda del flamante gobierno municipal, que estuvo activo desde el primer minuto de la tragedia. "Les tengo mucha fe, porque el intendente Montenegro se hizo presente y está tomando las cosas desde el ejecutivo. Quizás podamos entonces tener una entrevista con él". Ya con un abogado empezando a analizar la situación, reflexionó: "Hoy estamos esperando una mano del gobierno porque es la más inmediata. Porque la mano de las aseguradoras y los tiempos judiciales, son muy distintos a las necesidades que tenemos hoy. Yo tengo la posibilidad de tener una cama y una contención, pero también la necesidad de seguir con mi vida. Tendré que alquilar, teniendo mi casa. Otros, nada. Quizás el gobierno de alguna forma nos pueda ayudar a que podamos rearmarnos de vuelta hasta que los tiempos judiciales determinen qué pasará con nuestras viviendas.”

La cama del dormitorio.

"No sé cómo se sigue, realmente"

Las 48 horas posteriores al incendio fueron las peores para Gabriel. Y ya en miércoles, siente haber llegado al final del lamento. "Me conmocioné muchísimo. Estuve desde el domingo hasta el martes, yendo, viendo, pensando, siempre muy apoyado. Después esa conmoción se fue mezclando con emoción a través de darte cuenta cuánta gente te quiere, te llama. Dentro de todo, entonces he sido un buen tipo, que no jodió a nadie e hizo el bien. No soy de llorar, es una emoción que nunca me gustó. Pero me tocó en este momento vivir mucho llanto cuando te va cayendo la ficha de que estás literalmente en la calle. Sentís que ya no tenés más nada. Es una cosa que en la cabeza va trabajando muchísimo”, relató.

“Ahora puedo decir que veo todo con más claridad. Fui al lugar muchas veces. Y lo tengo un poco digerido. Ya este viernes me reincorporo a trabajar. La gente de recursos humanos y la gerencia comprendieron que no estaba anímicamente para sentarme a dar el show acústico de todas las noches, donde entrego lo mejor de mí. Pero mañana (por hoy) estoy de vuelta en el hotel, con la mejor calidad musical que pueda ofrecer”, sentenció.

Y agradeció a todo su entorno: "Afortunadamente trabajo en una gran empresa como Álvarez Argüelles que me dio un apoyo incondicional. Es mi empresa y mi familia. Desde el directorio para abajo han sido increíbles los gestos de cariño, apoyo, ayuda de todo tipo que he recibido. Tengo la gran suerte de tenerlos, como a mi pareja que me brindó su casa y contención, o músicos y amigos invaluables como Carlos García que de inmediato me ofreció su piano. Yo tuve esa suerte, pero muchos vecinos han pasado noches en la plaza en las carpas de la Cruz Roja. Tras lo devastador de quedarse sin nada, terminar así es tristísimo. Lo siento profundamente. Estamos todos conmocionados y nos hemos organizado como pudimos”, agregó.

Por último, cerró: “No sé cómo se sigue, realmente. Pero tener a mi hija es motivador. Otra cosa hubiera sido imposible de sobrellevar”.