Bolsonaro contra la democracia

El presidente de Brasil sigue desafiando al coronavirus en actos con seguidores que proponen, entre otras cosas, el cierre del Congreso. 

Jair Bolsonaro con sus seguidores en Brasilia. Foto: Folha

21 de Abril de 2020 08:02

Jair Bolsonaro retomó la iniciativa luego de los rumores de desplazamiento y un primer intento fallido de echar su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta. Esta semana, anunció la salida del funcionario rebelde y confirmó en el cargo al oncólogo Nelson Teich quien se alineó en torno a no implementar medidas de aislamiento social que perjudiquen a la economía. 

Con la autoridad reforzada, Bolsonaro participó de un acto con seguidores en Brasilia sin protección ni barbijo e incluso en varios momentos de su discurso se lo vio tosiendo con la mano en lugar que con el codo. El pedido de sus votantes: cerrar el Congreso e implementar mecanismos utilizados en el proceso militar. 

La línea con la que el presidente se dirigió a sus simpatizantes fue similar a la de la movilización del bolsonarismo contra el Congreso y el poder judicial en la que el jefe de estado violó su propia cuarentena. 

Las marchas se llevaron a cabo en las principales ciudades de Brasil y levantaron consignas de corte autoritaria como la implementación del Acta Institucional 5 (AI-5). ¿Qué es? Como bien lo explicó la documentalista y directora del nominado al Oscar "Democracia en riesgo", Petra Costa, en un hilo de Twitter "el AI-5, entre otras cosas, autorizó el cierre del Congreso, la censura de la prensa, la televisión, el teatro, la música y el cine, se prohibieron las reuniones políticas, se suspendieron el hábeas corpus y las garantías constitucionales y se permitió el uso de la tortura".

"Por el AI-5, podías ser arrestado sin cometer ningún delito, sin derecho a un abogado, y ser brutalmente torturado por Brilliant Ustra, el ídolo del presidente, que introdujo ratas en la vagina de las mujeres. Y los periódicos no podían informar, porque serían censurados", continuó Petra quien, además, es hija de militantes de izquierda perseguidos durante la dictadura. 

Como ex capitán del ejército, Bolsonaro sabe muy bien de que se trata el AI-5 presentes en las pancartas de sus seguidores, ya que, el mismo mandatario defendía el cierre del Congreso en sus épocas de diputado federal como así también, ya en el gobierno, Eduardo Bolsonaro amenazó con retomar esas practicas de la dictadura ante un eventual aumento de las movilizaciones sociales contra el gobierno de su padre. 

El acto del fin de semana, ademas de violar el aislamiento social, fue una manifestación a favor de la dictadura. ¿Eso significa que hay una intención de llevar a cabo un autogolpe como esbozaron algunos medios argentinos? Bolsonaro nos tiene acostumbrados a jugar al borde con su retórica autoritaria para reforzar su base social y negociar. Dicho y hecho, ayer habló con la prensa y manifestó que "en Brasil hay democracia y no se va a cerrar nada".

No obstante, estos escenarios le son funcionales para aprovechar la tribuna y reforzar su liderazgo desde los márgenes de la institucionalidad democrática y en la medida que se vea asediado por sus adversarios, apelará  a este tipo de comportamiento mas propio de un dictadorzuelo que de un presidente electo por el voto popular. Lo que quiere demostrar que su capacidad de fuego y su compromiso intacto para pelar por un "Brasil del pueblo y no de la partidocracia".

El retroceso de Brasil es preocupante al punto que jueces del Tribunal Supremo de Justicia tuvieron que salir a aclarar que "nada se resolverá fuera de la democracia" y pusieron por delante la importancia de respetar la Constitución. "La Constitución soy yo", respondió Bolsonaro en un estado de provocación constante y angustiante. 

Puertas adentro de su gestión, el presidente logró disciplinar a los ministros disidentes, consolidó el sentido de pertenencia con los militares, ratificó su negativa de aplicar una cuarentena y movilizó al núcleo duro que de forma violenta y antidemocrática andan por las calles amedrentando a quienes quieren aislarse por la pandemia como parte de la pelea que creen que están librando contra la vieja política. Esto es punto para detenerse: el discurso violento que nace desde el Poder Ejectuvo genera violencia verbal y física que es materializada por sus bases.

Bolsonaro tensa al cuerda con el Congreso desafiando a sus autoridades a iniciar un juicio político y ataca al Supremo Tribunal Federal con quien el vínculo se rompió desde la liberación de Lula el año pasado. Ambos poderes del Estado tienen herramientas para frenar las locuras del presidente pero parecen que aún no están dispuestos a sumarle otro problema al país. El presidente lo sabe y los invita sistemáticamente al ring, su zona de confort, a dirigentes como Rodrigo Maia acostumbrados a la lógica de los pactos y las alianzas institucionales, ¿cuánto puede durar la diplomacia de parlamentaria y la benevolencia del poder judicial?

En un lapsus de sinceridad, Bolsonaro dijo en diálogo con la CNN Brasil que "hay consenso sobre que el 60 o 70 por ciento de la población será infectada por el virus" y bajo ese pretexto no tiene sentido tomar medidas drásticas que perjudiquen el empleo. Es decir, Bolsonaro está llevando su población a la muerte y eso no va a evitar una caída estrepitosa de la economía y un aumento de la pobreza y el desempleo. 

El bolsonarismo es autoritario y de rasgos facistoides desde que estaban en la marginalidad política, eso no es una novedad. Que el discurso del presidente haya sido en el cuartel del ejército no fue al azar sino  es un mensaje pretende de mostrar identidadpertenencia y poder de daño pero muy probablemente no vaya mas allá de la nostalgia y amenazas con volver a un pasado oscuro

Con Bolsonaro recargado, Brasil camina al abismo y se desangra ante un colapso inminente que golpeará con la furia de una tormenta caribeña. Por eso, cada día se demuestra con más contundencia que nuestro vecino y principal socio comercial pelea con algo más que con un virus