Arte en cuarentena: aseguran que es necesario avanzar hacia una revalorización social de las materias artísticas

Según la  becaria del Conicet y especialista en lenguajes artísticos, Sabrina Gil, durante el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio la forma de en que la sociedad se relaciona con los diversos lenguajes artísticos cambió y el consumo de piezas se ha multiplicado. 

29 de Julio de 2020 17:41

Por Redacción 0223

PARA 0223

Qué rol tiene el arte en más de 120 días de aislamiento; ¿Hay mayor demanda de arte en todas sus formas?; ¿El arte llega siempre de manera virtual? Sabrina Gil, Doctora en Letras, becaria postdoctoral del Conicet y especialista en lenguajes artísticos responde a estas y otras inquietudes.

Ni bien se inauguró el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (Aspo) surgió el discurso sobre la importancia del arte para mejorar la situación y “aprovechar” el tiempo. Esto incluía leer libros atrasados o bien visitar desde el sillón museos lejanos, reflexiona Gil.

Sin embargo, tras ese argumento hay una demanda de productividad a las personas que estamos atravesando una situación excepcional, parece obligatorio hacer algo productivo con nuestro tiempo, debemos instruirnos, “cultivarnos”, aprender algo nuevo y además ponernos en forma, sostiene la historiadora..

"El arte puede ser consumido de manera virtual", asegura Sabrina y agrega que con ajustes mayores o menores según el caso, incluso hay mucha producción artística pensada para su circulación y consumo en internet.

"Hay producciones que al llegar a través de una pantalla suponen una experiencia perceptiva muy diferente, por tanto los efectos que provoquen también serán distintos. Esto no necesariamente tiene que ser visto como una pérdida, sino como una manera alternativa de acercarse a una experiencia estética determinada y de carácter alternativo", dice. 

En las artes visuales consumidas virtualmente no se apreciará la materialidad, pero abre nuevas posibilidades como poder hacer zoom hasta que una pintura realista parezca abstracta. Se pueden armar recorridos propios, díscolos en relación con los guiones curatoriales, abriendo muchas pestañas en el navegador, yendo de una obra a una búsqueda en internet sobre lo que nos llame la atención de ella y de vuelta a la obra o a otra o al universo de relaciones que produzcamos desde ahí, reflexiona la investigadora.

Muchos museos permiten el acceso digital a sus colecciones y la descarga de catálogos, lo mismo hicieron las editoriales o los teatros que ofrecen espectáculos en video. “Si bien, como fenómeno eso es muy bueno, yo me arriesgo a pensar que lo sobreestimamos y que, en buena medida, quienes acceden a todas esas formas de consumo artístico adaptadas a la crisis sanitaria, son las mismas personas que lo hacían antes, de las maneras tradicionales”, explica la especialista.

Es más fácil, en general, pensar en la adaptación de  la literatura y el cine, aunque también existe y pone de manifiesto cambios, no sólo en el consumo, sino en la circulación, como la descarga, el streaming, los vivos de Instagram, que no inician con la cuarentena, pero que, en cierta forma, se potencian y se promueven, cuando en otros contextos son combatidos. Varias editoriales y plataformas abrieron sus catálogos para descargas gratuitas de algunos títulos, generando un debate interno sobre la piratería y los derechos de autor, ya que el costo de esa generosidad resulta un perjuicio para autores que dejan de percibir sus regalías.
 
El trabajo de Gil se centra en el cruce entre artes visuales y literatura en la producción cultural latinoamericana, particularmente en la producción del artista argentino Xul Solar, quien monta en sus acuarelas palabras en neocriollo, idioma que inventó para la confraternización entre los países hispanohablantes de la región y Brasil. Estudió la configuración en imágenes interferidas por la escritura de un discurso destinado a la unidad latinoamericana, en un contexto marcadamente nacionalista, motivada por la curiosidad que le produce la obra del artista.

Más allá del contexto particular actual, Gil explica que es necesario avanzar hacia una revalorización social de las materias artísticas y en el reconocimiento del inmenso trabajo de la docencia, que no sólo tiene que estar vinculada con que “el arte hace bien”, sino con la importancia de las materias artísticas en la formación de la infancia y la juventud. Ya que éstas estimulan la sensibilidad estética y sensorial, la autopercepción del cuerpo y del espacio, la creatividad en todas sus formas, la vinculación grupal. 

“Me parece que el arte está jugando un rol extraordinario en otros sentidos, porque la situación propicia un despliegue inusitado de la imaginación de futuros, de mundos. La crisis sanitaria ha puesto en nuestro vocabulario cotidiano palabras como pandemia, cuarentena, fases", sostiene Gil.

En este sentido agrega que excepto especialistas, la mayoría de la población sólo puede darle sentido a estas expresiones remitiéndose a las narrativas pos-apocalípticas, el cine de zombies o de invasiones extraterrestres contamos principalmente con un repertorio de novelas, cuentos y películas para intentar darle sentido a la realidad.

"Los relatos sobre el orden de lo cotidiano parecen nutrirse del orden de la ficción, la experimentación con el lenguaje se desborda desde el arte a las conferencias del presidente y las imágenes del noticiero no hacen eco en otros noticieros que hayamos visto sino en escenas de Soy leyenda o en la pintura metafísica de Giorgio de Chirico. La realidad nos lleva hoy al terreno del arte”, concluye la investigadora.