El descargo de una profesora por el alambrado del INE: "Convirtieron el patio en un campo de segregación"

La psicoanalista María Clara Areta repudió la acción de las autoridades del laboratorio del barrio La Perla y lamentó que el espacio verde que se cercó se haya convertido en una zona de "disputa".  

10 de Agosto de 2021 17:22

Por Redacción 0223

PARA 0223

Una profesora de la Escuela Superior de Medicina (ESM) de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) hizo su descargo por el alambrado con el que avanzó el Instituto Nacional de Epidemiología (INE) Juan H. Jara y lamentó que las autoridades del laboratorio hayan convertido el espacio en un "campo de segregación".

En un escrito, la psicoanalista María Clara Areta reflexionó que "los alambrados son una especie precarizada de todos los muros del mundo, cercos que inexorablemente nos remiten a las segregaciones más tremendas de la historia del mundo y de nuestro país".

"Hasta el momento pensé que compartíamos el territorio de la interacción y la convivencia con los colegas del reconocido INE, institución de prestigio nacional muy querida por los marplatenses. Veo ese parque alambrado y me pregunto: ¿qué territorio estamos discutiendo? ¿quiénes somos los encerrados y quienes son los encerradores? ¿Por qué convertir ese espacio, ese transterritorio, que compartíamos en un espacio de segregación y de disputa?", apuntó la profesional.

La profesora titular de Psicología Comunitaria, Social e Institucional  y de la materia Salud Mental sostuvo que el parque del predio de Ayacucho al 3537 "no puede ni debe convertirse en un campo de segregación". "Necesitamos que siga siendo ese transterritorio en el cual desarrollemos las acciones que, con valores compartidos, nos permita seguir aprendiendo, enseñando, viviendo", insistió, al ratificar la postura que planteó la dirección de la institución universitaria, a cargo de Adrián Alasino.

"La excelencia académica está fundamentada en el pensamiento ético que nos sostiene. La integración no es solo una palabra burocrática sino el motor y el espíritu del trabajo de autoridades, docentes y trabajadores. En la ESM enseñamos y aprendemos construyendo ese transterritorio entre las distintas disciplinas que son el fundamento de la práctica médica. Desde la ESM, instamos a pensar, construir y mejorar la comunidad de nuestra ciudad, de nuestra provincia, de nuestro país. Ese transterritorio es imprescindible para nuestra cotidiana experiencia de convivencia", remarcó Areta.

Desde el laboratorio, que pertenece a la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Carlos G. Malbrán (Anlis), aseguraron que la decisión de colocar el cerco perimetral ya se había "acordado" y que se tomó, en primera instancia, para "proteger el patrimonio y a las personas que acuden al predio del INE tomando las medidas que permitan evitar la circulación en espacios verdes que ponen en riesgo la seguridad de los alumnos".

“Como es de público conocimiento el INE es una institución que maneja material altamente infeccioso y que actualmente está en obras en su sector de laboratorio, lo que genera circulación y acopio de materiales que pueden ser peligrosos para los alumnos si no se restringe su circulación en estas áreas”, advirtieron y aclararon que “el INE es titular y responsable del espacio y de todo lo que pudiera ocurrir en los mismos”.

Sin embargo, en Medicina desmintieron el presunto acuerdo y que el alambrado se plantó “de buenas a primeras, un día sábado sin avisar”. “Desde la ESM y la Unmdp siempre trabajamos sobre la premisa de construir juntos. Escuchamos, sostuvimos, contuvimos y redoblamos esfuerzos para seguir caminando juntos. No es cierto que esta decisión fue acordada. No es cierto siquiera que nos hayan avisado. Y a pesar de eso seguimos apostando a un entendimiento pacífico, sin rencores ni resentimientos, sabiendo que nuestra historia natural es y será construir salud de forma mancomunada”, apuntaron en la escuela universitaria.

Reflexión completa de María Clara Areta

Con el alambrado intempestivamente levantado en el parque del predio que la Escuela Superior de Medicina (ESM) comparte con el Instituto Nacional de Epidemiología (INE), el verbo alambrar volvió penosamente a mi cabeza. Los alambrados son una especie precarizada de todos los muros del mundo, cercos que inexorablemente nos remiten a las segregaciones más tremendas de la historia del mundo y de nuestro país.

En la ESM, desde su currícula innovada, proponemos pensar al otro, al semejante. La excelencia académica está fundamentada en el pensamiento ético que nos sostiene. La integración no es solo una palabra burocrática sino el motor y el espíritu del trabajo de autoridades, docentes y trabajadores. En la ESM enseñamos y aprendemos construyendo ese transterritorio entre las distintas disciplinas que son el fundamento de la práctica médica. Desde la ESM, instamos a pensar, construir y mejorar la comunidad de nuestra ciudad, de nuestra provincia, de nuestro país. Ese transterritorio es imprescindible para nuestra cotidiana experiencia de convivencia.

Si vivimos en esta época de transversalidad, de transubjetivación, de transformación ¿qué implica ahora ese alambrado? Hasta el momento pensé que compartíamos el territorio de la interacción y la convivencia con los colegas del reconocido INE, institución de prestigio nacional muy querida por los marplatenses. Veo ese parque alambrado y me pregunto: ¿qué territorio estamos discutiendo? ¿quiénes somos los encerrados y quienes son los encerradores? ¿Por qué convertir ese espacio, ese transterritorio, que compartíamos en un espacio de segregación y de disputa?

Cuando era estudiante de anatomía de primer año de medicina en la UBA, en el lejano año 1975, la UBA ya estaba intervenida por la nefasta intervención Ivanissevich, en ese marco policial que reinaba en los claustros las aulas seconvertían en algo muy parecido a las cárceles. Un profesor de la cátedra de anatomía,en la primera clase, sentenció demoledoramente: “En este anfiteatro hay 300 alumnos, de ustedes se van a recibir 30, quiero decir que acá sobran 270, les voy a dar la clase a esos 30”.  En ese momento, inexorablemente, sentí que pertenecía a los 270 que sobraban… En 1980 me recibí de médica y con muy buen promedio. El destino de esos otros 270 fue mucho más trágico que el queprofetizaba el profesor; no solo se tratóde no graduarse, muchos de ellos y ellas desaparecieron, no solo de la Facultad de Medicina sino de la vida misma.

Desde el 2017 tengo el honor de ser profesora de la Escuela Superior de Medicina de la UNMDP y en cada clase inaugural doy la bienvenida a los estudiantes de primer año diciéndoles: “Son muchos los estudiantes que vienen a estudiar en esta Unidad Académica, y los felicito por haber llegado a estas aulas, porque sé que, a cada uno y a cada una les costó mucho llegar hasta acá y les quiero decir quelos recibimos con entusiasmo. En esta Escuela de Medicina queremos que cada uno de los que deseen ser médicos y médicas tengan la oportunidad de serlo. Estudien, participen, no renuncien a este anhelo que hoy los trajo hasta acá. Algunos descubrirán que no es éste su camino, darse cuenta que uno no quiere practicar la medicina también es función de la ESM, pero no porque no se les dé lugar, sino porqueen la ESM también se puede decidir no seguir, advertir que otro es el deseo de cada uno. La medicina es una práctica maravillosapero solo cuando está sostenida por el deseo por esta práctica.”

Me emociona observar esas caras jóvenes y no tan jóvenes, palpar ese entusiasmo, percutir esos futuros, auscultar esos corazones.  Se dio vuelta la taba, pienso, se acabó la teoría de un país para pocos, del país del encierro, de los alambrados de mi juventud, se acabó la ideología de una facultad de medicina para hijos y entenados. Anímense, pibes, luchen, estudien, piensen que hay presente y tenemos que construir futuro. Que la pandemia del desánimo no sea cuarentena de los deseos. Desmuteémonos, atravesemos juntos las dificultades.

El parque del predio de Ayacucho 3537 no puede ni debe convertirse en un campo de segregación, necesitamos que siga siendo ese transterritorio en el cual desarrollemos las acciones que, con valores compartidos, nos permita seguir aprendiendo, enseñando, viviendo.

 

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