En Mar del Plata, las decisiones las deben tomar los marplatenses

Los representantes políticos parecen estar cada vez más lejos de las necesidades de los vecinos. 

Esteban Poloni, referente de Construyendo General Pueyrredon.

La democracia es el gobierno del pueblo. Pero, ¿dónde está el pueblo? Cada vez más, nuestros representantes parecen estar muy lejos de nosotros. Políticos que se forman en la capital y no tienen conocimiento de lo que pasa en ciudades y localidades lejanas que jamás supieron que existían. Por si fuera poco, ellos toman las riendas de nuestro destino: deciden qué hacer con la plata de nuestros impuestos, qué seguridad darle a nuestros hijos y creen saber qué obras hacer aunque nunca hayan vivido en nuestra ciudad.

Ha llegado la hora de entender que los vecinos son los que tienen que tener voz y voto sobre lo que se decide en sus vidas. La democracia no nace en Buenos Aires y se distribuye en migajas al Interior. La democracia empieza de abajo, por vecinos y vecinas que viven y saben cuáles son los problemas reales, no como los políticos que vienen de afuera sin jamás haber vivido en Mar del Plata o con un par de años de residencia. La democracia son los vecinos.

Hoy en día, los gobiernos locales se ocupan de tareas más allá de las de barrido, alumbrado y limpieza. Desarrollan políticas de producción focalizada, obras pequeñas que atienden a problemáticas muy específicas de los vecinos, como acondicionamiento de plazas y eliminación de microbasurales, y tienen un conocimiento preciso del territorio que les permite hacer políticas sociales e identificar zonas inseguras. Sin embargo, los municipios no tienen condiciones presupuestarias para llevar a cabo estas cuestiones. La plata se queda arriba y nunca baja. El reparto es discrecional. En una provincia tan grande como Buenos Aires tenemos un gobierno provincial que solo tiene ojos para la zona metropolitana, con una mirada centralista y porteño-centrista, y no tiene idea de lo que sucede en los más de trescientos mil kilómetros cuadrados que conforman la Provincia.

Lo peor de todo es que desprecian a los municipios. Buenos Aires es una de las únicas tres provincias que no reconoce la autonomía provincial en su constitución. Recientemente se presentaron varios proyectos de autonomía municipal en el Senado bonaerense y los principales funcionarios del gobierno provincial sacaron las uñas. El jefe de asesores Carlos Bianco, declaró: “Hay un límite en el que la autonomía municipal va en contra de las grandes transformaciones que implica la Provincia. ¿Para cobrar sus propios impuestos? No estoy de acuerdo”. Provincia rica y municipios pobres.

El propio gobernador Axel Kicillof afirma que los municipios necesitan a la provincia: "Vos decías autonomía municipal, autonomía o no jamás se va a poder hacer una obra de este tipo, ahí tiene que estar la provincia en todo el territorio, es un trabajo permanente". Lo que no entiende el gobernador es que el dinero sale de los municipios y luego él lo reparte discrecionalmente. Curiosamente Mar del Plata es la ciudad más grande de la Provincia pero está en el puesto número 132 de 135 en el reparto de la coparticipación provincial.

Igualmente no debemos confundirnos. Estos proyectos de autonomía municipal fueron presentados en el Senado bonaerense con el impulso de intendentes del PRO y radicales. Durante el gobierno de María Eugenia Vidal, cuando ella les pasaba plata discrecionalmente a sus municipios, nunca pusieron el grito en el cielo por la autonomía municipal. Nuevamente se trata de oportunismo político donde los partidos nacionales juegan con algo tan trascendental como la autonomía municipal para hacer oposición irresponsable y ponen de rehén a los vecinos y vecinas. Ya sabemos cómo son: cuándo se trata de atender el teléfono a un habitante de su ciudad el silencio destaca y no se rinden cuentas. Le temen a los vecinos.

Solo los partidos vecinales trascienden el choque de intereses de los partidos nacionales y entienden que la autonomía municipal es una cuestión urgente y debe ser una política de Estado. Mayor autonomía implica mayor participación presupuestaria, mayor rendición de cuenta e, inevitablemente, mayor participación en la toma de decisiones. Esto solo significa más y mejor democracia, donde los vecinos perciben mayor cercanía con sus representantes y se sienten realmente escuchados. Desde Construyendo General Pueyrredon no le tenemos miedo a los vecinos. Somos los vecinos. Y su experiencia es la principal fuente de conocimiento para transformar la realidad. Es por eso que desde nuestra página web tenemos una plataforma donde todos los marplatenses y batanenses pueden sumar su proyecto, por más pequeño y sencillo que sea, y nosotros les respondemos, los invitamos a nuestro espacio, le damos una devolución. El ida y vuelta es la verdadera usina de ideas para construir una ciudad inteligente.

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