Ana García Blaya y el desafío de dirigir una película con dos mil productores asociados

La directora de "La uruguaya", el film basado en la novela homónima de Pedro Mairal, se refirió al novedoso sistema de crowdfunding que se urtilizó para producir y financiar la película.

Ana García Blaya presentó el film emn el Festival Internacional de cine de Mar del Plata. Foto: MDPFF

9 de Noviembre de 2022 09:23

Por Redacción 0223

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Este martes se estrenó mundialmente “La uruguaya”, el film de Ana García Blaya  basado en la novela homónima de Pedro Mairal, que cuenta con la particularidad de haberse realizado con el novedoso sistema Crowdfunding -un método de producción colaborativo- del que participaron más de 2.000 personas

Tras la presentación del film, la directora Ana García Blaya se refirió al novedosos sistema de trabajo y a la experiencia de realizar su segunda película.
“La Uruguaya fue una posibilidad de filmar una segunda película en un contexto de pandemia. No tuve que pensarlo, casi; era eso o seguir llorando al cine “in the pendiente”. Una película por encargo, con la plata en la mano para hacerla, no es una oportunidad que se le suele dar a una mujer, menos a una operaprimista”, asegura la cineasta.

El equipo de "La Uruguaya" presentó la película en el Festival Internacional de Cine. Foto: MDPFF

Según explicó García Blaya, quienes la convocaron fueron miembros de una comunidad a la que pertenece “pero de otro palo: la creada a partir de la revista literaria Orsai”, dijo. . Hernán Casciari, el director de la revista les propuso durante la pandemia juntar plata y hacer una película. “Cuando lo leí en el newsletter me pareció una locura que, como decía mi viejo, “iba a caer por su propio peso”. Pero no solo me cerraron la boca sino que me llamaron para nombrarme capitana de ese barco. Y, bueno, hubo que zarpar. La diferencia fue que en ese barco iba el equipo de siempre más 1961 tripulantes que no solamente pusieron plata, sino que también participaron activamente del proceso. Muy activamente”, cuenta.

Los productores votaron el casting de los protagonistas, aportaron sus casas como locaciones, contactaron a García Blaya con gente que quería convocar para la parte musical, fueron extras y formaron una red de contactos enorme, se sumaban a las reuniones de producción por zoom, también a las reuniones de arte, de locaciones, conocían todas las novedades a través de un podcast y de un blog privado para coproductores, presenciaron en un streaming de horas de duración el “page-to-page”, vieron el primer corte y opinaron en cada instancia.

“El equipo también tuvo doble desafío, porque hacer una película implica mucho esfuerzo, y si a eso le sumás la complejidad de explicar el paso a paso de una producción, cómo funcionan las tomas de decisiones o el porqué de las formas de hacer, te das cuenta de que hubo un equipo que laburó un montón, compartiendo su know how con casi dos mil personas que, a su vez, son quienes permitieron que esta película existiera”, sostiene la cineasta.

“La uruguaya es una novela que fue traducida a muchos idiomas, que fue muy vendida y que tiene muchos fans en el mundo. Estamos hablando de un libro muy complejo a la hora de adaptar, casi la mitad del libro está anclado en la cabeza del protagonista y los hechos son casi anecdóticos al lado de la riqueza del mundo interior que narra”, explica García Blaya.

Ana García Blaya durante la conferencia de prensa previa a la proyección del film. Foto: Prensa MDPFF

Para adaptar la novela al formato cinematográfico, el equipo de guionistas estuvo trabajando meses en ese guion, discutiendo, reescribiendo, llegando a rodaje casi a contrarreloj.

“Ahí estuvo el desafío y ahí es donde (creo) pude filtrar algo de mí: la elección de un equipo incondicional que incluyó mayoría de mujeres y valiosísimos varones que respetaron una forma de hacer más horizontal y amorosa, y que colaboraron en pensar una película que nos enorgullezca a todos; el protagonismo de la música como parte del arte de la película, así como la elección de cada pieza utilizada; y por último, pero no menos importante, la pasión y el amor incansables puestos por mis compañeros en los meses de postproducción, que es el lugar donde corrijo mis torpezas del rodaje”, cierra.