El caso Cabezas y el final de Yabrán: ¿conspiración, asesinato o suicidio?

A 25 años, todavía son muchas las hipótesis que sobreviven a una historia de sangre que marcó un antes y un después en Argentina.

15 de Junio de 2022 18:21

Por Redacción 0223

PARA 0223

No, no podemos olvidar a José Luis Cabezas.

No podemos olvidar los dos balazos en la nuca, las esposas de policía en sus manos, y el Ford Fiesta donde fue secuestrado, torturado y calcinado después que lo llevaran hasta una “cava” de General Madariaga el 25 de enero de 1997.

No podemos olvidar que los asesinos del fotoperiodista hoy siguen sueltos, libres por las calles, a pesar de que todos fueron condenados a perpetua en los juicios realizados en el 2000 y el 2002.

Bueno, en verdad, no todos los asesinos llegaron a ser condenados. Porque Alfredo Yabrán, el magnate menemista señalado como el autor intelectual del crimen, ni siquiera fue detenido.

 

El empresario no toleraba la exposición en los medios y mandó a matar a Cabezas después de que lo fotografiara por primera vez en Pinamar, durante el verano de 1996, para la revista Noticias.

Gustavo Prellezo, Aníbal Luna, Sergio Camaratta, Alberto "La Liebre" Gómez, Gregorio Ríos, Sergio González, José Luis Auge, Horacio Braga y Héctor Retana fueron condenados a perpetua por el crimen de Cabezas. A Silvia Belawsky – esposa de Prellezo - fue exonerada pero sí recibió una pena a 4 años de prisión por un fraude vinculado con el auto que se utilizó en el homicidio. Crédito: Netflix.

Al año de investigación del crimen, la Justicia de Dolores reunió elementos de prueba contundentes como para pedir la detención de uno de los hombres más ricos y poderosos del país aunque esto nunca se hizo realidad.

Primero porque Yabrán se borró del mapa y permaneció prófugo cinco días. Las autoridades recién lo localizaron el miércoles 20 de mayo de 1998 en Entre Ríos y lograron acorralarlo en una de sus estancias.

Sin embargo, al allanar la propiedad, la policía encontró a Yabrán sin vida, con 30 perdigones en el cráneo, producto de un escopetazo en la cabeza.
Desde el mismo momento en que se conoció la muerte, hubo hipótesis de todo tipo. Para colmo, las versiones contradictorias alimentaron todavía más las especulaciones. 

La histórica tapa de Noticias que condenó a Cabezas.

Al principio se dijo que Yabrán se disparó delante de la policía, después que ya estaba muerto, que hubo gritos, que en realidad estaba con más gente o que estaba solo y en la cama.

Lo cierto es que el suicidio despertó conmoción pero también gran escepticismo social. Para muchos fue difícil creer – o entender – que una persona con tanto poder se sintiera realmente acorralada para terminar con su vida a los 53 años.

De hecho, algunos todavía creen que Yabrán sigue vivo y que la muerte solo fue una fachada para garantizar su impunidad. En el 2000, se decía que el empresario vivía en las Bahamas, un mito que cobró más fuerza en 2002, a raíz de una transacción hecha con su nombre. También se dijo que se fue a vivir al Caribe y a Siria.

Cabezas se convirtió en símbolo del rol del periodismo en su denuncia contra la corrupción, la oscuridad y la impunidad. Crédito: Netflix.

Otras voces alimentaron la idea del suicidio inducido. Con esta hipótesis, lo que se sostiene es que Yabrán se mató pero no por voluntad propia sino por presiones de presuntos aliados mafiosos, provenientes del mundo narco y de la venta de armas.

En esta misma línea, también están los que dicen que Yabrán fue asesinado por sus propios socios de la mafia o hasta por la Bonaerense, que necesitaba silenciar al empresario para terminar de encubrir el asesinato del fotógrafo y los negocios turbios de la cúpula de la fuerza. 

Es que Cabezas también había quedado en la mira de la policía después de la foto que le sacó en 1996 a Pedro Klodczyk, el jefe de la Bonaerense en aquellos tiempos, para una nota de tapa que sacó revista Noticias con el título “Maldita policía”.

El documental que lanzó Netflix pone la lupa sobre el rol de la Policía Bonaerense en el crimen de Cabezas. Crédito: Netflix.

Precisamente, “El fotógrafo y el cartero”, el documental que hace poco estrenó Netflix para conmemorar los 25 años del caso Cabezas, invita a una revisión del rol de la policía y reaviva un vieja lectura política que sostiene que el asesinato del fotoperiodista fue una oportunidad que propició el presidente Carlos Menem para “tirarle un muerto” en la Provincia de Buenos Aires al gobernador Eduardo Duhalde. 

Para ese entonces, Menem y Duhalde ya eran enemigos políticos, después de que el gobernador manifestara públicamente sus aspiraciones presidenciales. Y como el crimen de Cabezas se gestó dentro del territorio de Duhalde, el hombre que se jactaba de tener “la mejor policía del mundo” tuvo que cargar con toda la responsabilidad política del caso. Así, Duhalde, desgastado, se presentó a las elecciones de 1999 pero las urnas no lo perdonaron. Menem, igual, corrió la misma suerte.