¿Y si nos vamos? Cómo es vivir en un pueblo

Aire puro, un mayor contacto con la naturaleza y, sobre todo, un estilo de vida a otro ritmo, lejos del estrés que imponen las ciudades es lo que buscan quienes deciden dejar todo atrás para instalarse en pueblos. Pero, ¿es tan sencillo como lo cuentan?

Camet Norte se encuentra a 25 kilómetros de Mar del Plata. Fotos: conocelaprovincia.com.ar

24 de Julio de 2022 13:03

La pandemia nos cambió la vida a todos. El primer tiempo de encierro estricto, cuando sólo podían pisar la calle los trabajadores esenciales en un contexto de pandemia, obligó a millones de personas a reorganizar sus actividades laborales y de ocio para sobrellevar esos momentos de incertidumbre de la mejor manera posible. Pero, a medida que pasaban las semanas, el caos fue inevitable y fueron muchos los que comenzaron a repensar qué estilo de vida llevaban y cuál era el que en realidad deseaban. Para otros, fue el empujón definitivo que necesitaban para dar el gran paso y avanzar por fin con un plan que tenían a largo plazo. Así, apenas nueve meses después de la llegada del Covid a la Argentina, se había multiplicado por diez el número de interesados en abandonar las grandes ciudades para instalarse en pueblos o pequeñas localidades. El dato lo dio a conocer la agencia Télam en septiembre de 2020 a partir de un relevamiento de la Fundación Es Vicis, una ONG que promueve la migración a pueblos del interior. 

Pero, más allá del anhelo de llevar un estilo de vida en contacto con la naturaleza, hay otros factores a tener en cuenta a la hora de instalarse en un pueblo. Alerta spoiler: tener una logística aceitada para optimizar tiempos y recursos es la clave

La piedra y la madera son los principales materiales utilizados para la construcción. Fotos: conocelaprovincia.com.ar

Leandro Rosso y su compañera Lucía viven desde hace casi una década en Camet Norte, una pequeña localidad ubicada al norte de Santa Clara del Mar, en el Partido de Mar Chiquita y unos 25 kilómetros de Mar del Plata. Cuando comenzaron a construir su casa, dicen, “no había nada de nada”. De hecho en el censo del 2001 se contabilizaron 150 habitantes

El panorama comenzó a revertirse en los últimos años con la llegada de nuevos vecinos y la aparición de otras edificaciones cuya arquitectura sobresale en un paisaje con pocos árboles y ondulaciones moderadas: ubicadas de forma aislada, en las construcciones prevalecen materiales como madera y piedra, con aberturas grandes, decks y terrazas de distintos colores.

Separada de Santa Clara del Mar por el arroyo “Los Patos”, Camet Norte se caracteriza por tener grandes barrancas, playas acantiladas y mar abierto, en donde es habitual el hallazgo de fósiles de la fauna que hace millones de años ocupaba ese territorio. Si bien durante el verano suele ser un punto de atracción para quienes buscan sectores de la costa atlántica más solitarios, el resto del año las playas están vacías. Esa fue una de las razones por las que Leandro y Lucía decidieron dejar atrás Mar del Plata para radicarse definitivamente en la pequeña villa balnearia y darle un giro de 360 grados a la vida que llevaban hasta entonces. Ambos periodistas, se organizaron para trabajar de forma online y poco después fundaron Telégrafo, un diario digital que cubre la información que surge en La Costa, Pinamar, Villa Gesell y Mar Chiquita.

La mayor parte del año, las playas de Camet Norte están desiertas. Fotos: conocelaprovincia.com.ar

“Vivir acá tiene sus ventajas: el silencio es la principal. A lo sumo se escucha el sonido de las aves, pero no hay ruidos exteriores que te despierten y eso te lleva a arrancar el día a otra velocidad, sin estrés, sin estar acelerado. También hay muy poca circulación de autos y se disfruta del aire puro”, enumera Leandro, que vive a doce cuadras del mar, un paseo que suele hacer a pie varias veces a la semana. “La playa de un pueblo o de una ciudad chiquita como esta es mucho más tranquila: apenas se llena en verano, imagináte en invierno; estás solo”, agrega.

Del otro lado, la falta de servicios encabeza el ranking de las desventajas a las que debieron adaptarse. Por ejemplo, al no haber en el sector red de gas natural, los habitantes de Camet Norte deben realizar importantes inversiones en leña para calefaccionar sus hogares. A eso se suma que el presupuesto varía con frecuencia, por lo que siempre deben contar con un margen para afrontar las subas de precios. “Durante seis meses al año no gastás nada en calefacción, pero el resto del año se gasta muchísimo en leña. Para tener la salamandra encendida desde la tarde hasta la noche -entre ocho y diez horas diarias-, al día de hoy se necesitan 10 mil pesos por mes”, cuenta en diálogo con 0223.

En ese marco, subraya, “estar muy atento a todo lo que te facilite vivir en lugares como este es fundamental” y grafica: "Hace tres o cuatro meses un conocido que va construir en un barrio de la ruta 2 me avisó que iba a tirar un eucalipto, así que fuimos hasta allá, lo cortamos con motosierra y lo cargamos en camioneta para tener la leña para este invierno”. 

Las playas desiertas de Camet Norte son habituales los hallazgos de fósiles de millones de años. Fotos: conocelaprovincia.com.ar

Lo mismo sucede en cuanto al agua potable (sólo se llega al recurso a través de perforaciones de las napas) y la falta de cloacas en el sector. Pese a que son obras que llegarían al sector en un futuro no tan lejano, mientras tanto, “hay que estar preparado” para amoldarse a la ausencia de comodidades con las que sí cuentan las grandes ciudades. 

Para el abastecimiento de comida y demás productos básicos también hace falta generar y mantener una logística aceitada para optimizar tiempos y recursos. Si bien de a poco en Camet Norte empezaron a abrir pequeños comercios, el supermercado de Santa Clara continúa siendo la mejor opción. “En nuestro caso vamos una vez a la semana y hacemos las compras para los siguientes siete días. Tener una buena organización en ese sentido evita que tengas que moverte constantemente. Si no, la apreciación sería distinta”, explica. 

A eso se suma la necesidad de ser previsor hasta del más mínimo detalle: si está anunciado lluvia o tormentas, los planes cambian porque se complica circular por las calles de tierra en esas condiciones. Lo mismo ocurre en cuanto a los traslados a lugares más alejados que, para Leandro, “son excepcionales”. “Si voy a Mar del Plata es porque tengo que hacer varias cosas. Por un solo motivo no me muevo”, asegura.

Ya acostumbrados al ritmo y a los tiempos que impone Camet Norte, la pareja ratifica su decisión de haber cambiado las comodidades de Mar del Plata por la paz y el silencio de ese pequeño pueblo de playas desiertas. “Tener una vida a otra velocidad no tiene precio”, define.