El dramático y polémico episodio retro en el que Tom y Jerry se suicidan por un desamor

Fue producido en la Era de Oro de la popular caricatura y millones de niños lo vieron en todo el mundo durante décadas. Hace unos años, lo dejaron de emitir en varios países por su fuerte contenido. Muchos aseguran que, por cómo terminan los protagonistas, es el último capítulo que se hizo de Tom y Jerry. Pero la verdad es otra.

22 de Enero de 2023 08:04

Aunque se hicieron miles de dibujos animados, los de Tom y Jerry se ganaron para siempre un lugar en el corazón de millones de niños, y no tan niños, en todo el mundo. Pocos personajes de caricatura nos hicieron reír durante tantos años (más de 80 ya), con la persecución constante, las peleas y las estrategias de uno y de otro en los casi siete minutos de cada capítulo en los que al insistente gato solo le importaba atrapar al ratón escapista.

Si bien hubo críticas aisladas a la violencia con la que se trataban, ningún otro capítulo generó semejante polémica, abriendo dudas sobre su origen, el objetivo con el que fue escrito y puesto al aire y el destino de los protagonistas, sentados sobre las vías, deprimidos por el desamor, escuchando la bocina del tren a sus espaldas anunciando el terrible final.

El dramático y hoy casi desaparecido capítulo cambió la dinámica de casi todos los episodios de la serie animada que se habían producido hasta entonces. Esta vez, Tom y Jerry son amigos, no se corretean ni hay peleas, sino una historia terrible, triste de principio a fin, que termina con el ratón pidiéndole a su amigo que le haga un lugar sobre las vías del tren, los dos con el corazón roto y los ojos vidriosos de tanto llorar, para acabar juntos con sus vidas.

El cortometraje se titula “Blue Cat Blues” (“El blues del gato triste”, aunque también podía leerse como “El blues del gato azul”, por el color de Tom). En Latinoamérica se tradujo como “Tristezas de gato” y se vio en Argentina varias veces cuando ya tenía más de treinta años desde su creación, pero hoy las cadenas de TV de todo el mundo prefieren no emitirlo por la temática poco infantil y el dramático final suicida de los protagonistas.  

No solo la temática es tan original como polémica, sino que por primera vez escuchamos la voz de Jerry, que se pone en el rol de narrador para contarnos, resignado y ya sin nada que hacer, por qué su amigo está sentado sobre las vías del tren, sin ganas de vivir. Entonces nos enteramos, con un flashback que nos muestra desde el inicio el drama de Tom, que el gato y el ratón eran amigos inseparables hasta que se entromete en sus vidas felices una gata blanca que pasa frente a sus casas.

Al principio, parece ser una historia de amor, pero el descarnado episodio, con una visión de la protagonista femenina que hoy lo llevaría a la cancelación, se convierte en una novela dramática cuando entra en escena otro gato, Butch, que apareció en varios capítulos como un vago con pocos escrúpulos, pero esta vez regresa como un millonario que tenía las mismas intenciones que Tom con la bella gata y le arrebata su amor gracias a su dinero.

Jerry se da cuenta de que nada bueno podía pasarle a Tom con esa incipiente relación, y hace lo posible para que el gato se olvide de ese flechazo de cupido que lo tiene obnubilado. El gato enamorado intenta conquistarla con regalos, pero cada vez que se los lleva, se encuentra con uno mucho más grande y caro que le ofrece Butch y que termina siendo el elegido por la gata.

Arranca por unas humildes flores, pero sus regalos y sus gastos van en aumento. Tom utiliza todos sus ahorros para comprarle un pequeño frasco de perfume, luego un anillo con un diamante microscópico que la gata debía ver con una lupa, y se endeuda para comprarse un auto destartalado para invitarla a pasear. Su último intento desesperado lo lleva a pedir un préstamo a cambio de 312 sueldos, con el 112 % de interés, más un brazo, una pierna y 20 años de esclavitud. Pero mientras conduce feliz su auto, es arrollado por una limousine con la que Butch saca a pasear a la gata y la conquista definitivamente.

Con los bolsillos vacíos y el corazón roto, Tom busca ahogar sus penas bebiendo. Aquí se puede apreciar el único detalle que los autores tuvieron en cuenta sabiendo que era un capítulo que iban a ver millones de niños. Y en vez de alcohol, lo ponen a Tom a beber decenas de botellas de leche hasta emborracharse. Desahuciado, el gato se deja llevar por el agua rumbo a una alcantarilla y se despide de este mundo y de su amigo, que lo salva a último momento y lo sube a la vereda para sacarle el agua de sus pulmones y devolverlo a la vida.

Desde allí, Tom y Jerry ven a Butch y a la gata blanca pasando en su auto, con un letrero de "recién casados" en el baúl. El ratón comprende que ya no puede evitar el destino trágico elegido por su amigo, que decide sentarse en las vías del tren esperando la muerte. Por suerte, él no sufre por amor gracias a su novia Tots, cuya fotografía besa orgulloso varias veces justo antes de ver la misma escena: ella arriba de un auto, con otro ratón, y el cartel letal que anuncia que estaban "recién casados".

Los últimos cuadros del episodio muestran a Tom haciéndole un lugar a su amigo sobre las vías, los dos rendidos, mientras se escucha la bocina del tren que acabaría con sus vidas en unos segundos, justo antes de los títulos finales.

La historia no tiene muchas lecturas, pero sí muchas leyendas. Aunque los niños no hicieron foco en el final suicida ni quedaron traumados o marcados por los mensajes que podía dejar “El blues del gato triste”, lo extraño de la trama y el final inevitable de Tom y Jerry hicieron que muchos pensaran durante años que se trataba del cierre, terrible, elegido para terminar con la serie animada.

Otros hicieron una lectura diferente, ya que el gato y el ratón vivían lastimándose, siempre al borde de la muerte, aplastados, arrollados por autos, tranvías y trenes, golpeados por elementos pesados, heridos por balas y cañones, víctimas de incendios, explosiones y cualquier otro tipo de accidente que sirviera para generar un momento cómico. La violencia era parte fundamental de su relación, y era aceptada por los televidentes, que ya habían visto intentos de suicidio (en el episodio del patito feo) y también morir a Tom (a manos de una guillotina en plena revolución francesa), por lo que la muerte o destrucción de los protagonistas en un capítulo no daba a entender el final de sus vidas.

La discusión por la violencia de Tom y Jerry fue mostrada décadas más tarde por otro dibujo animado que marcaría una época. Los Simpson. En el noveno capítulo de la segunda temporada, Marge comienza una lucha solitaria para lograr que el estudio responsable de "Tomy y Daly", la caricatura de la que son fans sus hijos y que está obviamente inspirada en Tom y Jerry, cambie los guiones y los haga más amorosos y menos violentos. Cuando eso ocurre, los chicos dejan de verlos porque ya no les parecen graciosos y salen a jugar al aire libre, lejos de la TV.  

Lo cierto es que el polémico capítulo fue producido en 1956 por William Hanna y Joseph Barbera, los creadores y responsables de los primeros y mejores años de la caricatura. Ellos estuvieron al mando desde el primer cortometraje, emitido en 1940 en los cines, antes de pasar a la TV que recién nacía, hasta 1958, cuando MGM decidió que ya no era necesario invertir casi 500 mil dólares por episodio y que con más de un centenar de capítulos hechos (fueron 114 hasta entonces), lo mejor era repetirlos y ahorrarse una fortuna.

“El blus del gato triste” fue lanzado el 16 de noviembre de ese año, pero no fue el último. Luego se emitieron una decena más de capítulos y Tom y Jerry se tomaron un descanso de tres años hasta su regreso, en otras manos, con cambios en los dibujos, en los guiones y en los protagonistas secundarios, y hasta haciéndolos amigos inseparables, todos mucho menos graciosos que los de la dupla Hanna-Barbera, que habían ganado siete Oscar al mejor cortometraje animado de 1943 a 1953.

Los dos creadores habían pensado en el inicio en que los protagonistas fueran un zorro y un perro, pero no había química. Cuando los queribles rivales pasaron a ser un gato y un ratón, la cosa cambió. Aunque sus primeros nombres (Jasper y Jinx) tampoco gustaban y Hanna lo resolvió por 50 dólares: le ofreció ese premio al empleado que propusiera el mejor nombre para las nuevas estrellas del estudio animado.

Tom y Jerry fueron un éxito tanto en el cine como en la TV, hasta que la crisis económica y el alto costo de los episodios llevó a la Meto Metro-Goldwyn-Mayer a cerrar su estudio de animación. Esa es una de las explicaciones del polémico capítulo. Una vez enterados de que no seguirían produciendo las andanzas del gato y el ratón, Hanna y Barbera decidieron pudrirla con MGM y se mandaron una historia trágica, oscura y que pudiera leerse como el peor final para Tom y Jerry. Pero luego hubo nuevos episodios creados por ellos dos, por lo que el verdadero motivo de semejante tragedia sigue sin estar muy claro.