Cortes de corpiños, topless y una deuda millonaria: la historia de Playa Franka

En 1993 Moria Casán y Luis Vadalá se pusieron en campaña para obtener la licitación de un balneario ubicado en las afueras de Mar del Plata, en donde ambos solían pasar el verano. Para ella, ese lugar era ideal para concretar el montaje del primer antecedente nudista en el país.

Moria Casán y Flavia Miller eran parte de la postal fija de cada verano en Playa Franka

8 de Enero de 2023 13:09

“Argentina es un país de cabotaje”, “tengo asfalto, cordón y vereda”, “estamos muy estructurados” y “faltan lugares para que la gente se sienta libre” eran algunas de las frases que Moria Casán repetía en 1993 y que quedaron grabadas en el imaginario colectivo de una sociedad que se escandalizaba con la propuesta tan innovadora como polémica para la Costa Atlántica de “La One”: Playa Franka, el primer balneario argentino en el que las mujeres podían practicar topless de forma libre.

Eran tiempos en los que el culto al cuerpo, las top models y las vedettes siliconadas invadían todos los espacios televisivos. Moria había hecho un alto en su carrera como vedette y apostaba al teatro dramático por tercer año consecutivo con la puesta de “Brujas” junto a Graciela Dufau, Thelma Biral y Susana Campos y estaba dispuesta a no descuidar su inminente rol empresarial.

Había montado un año antes “Juegos Nocturnos”, un programa en el que las secretarias aparecían con el torso desnudo y ante la censura del Comfer buscó -inspirada en lo que ocurría en las playas europeas- transmitir “la libertad de cuerpos” a los veraneantes de la Costa Atlántica. Algo que los argentinos que viajaban constantemente en el fragor del 1 a 1 veían maravillados la naturalidad con la que los europeos enfrentaban la desnudez.

Así, Casán siempre transgresora, se preguntaba por qué no era posible poder tomar sol en topless en Argentina y le trasladó la inquietud a su pareja de ese entonces, Luis Vadalá. Entonces era 1993 y ambos se pusieron en campaña para obtener la licitación de un balneario ubicado en las afueras de la ciudad, en donde ambos solían pasar el verano. Para ella, ese lugar era ideal para concretar el montaje del primer antecedente nudista en el país.

El sitio en cuestión era Playa Dorada, en el partido de Mar Chiquita y, en principio, el topless se realizaba en un deck de estilo terraza. Luego, el 10 de enero de 1994 la terraza se convertiría en el escenario en el que Casán realizaba cada verano la inauguración de la temporada con el corte de corpiños.

Vadalá estuvo a cargo de los papeles y Moria fue la encargada de promocionar en todos los programas de chimentos y magazines la novedosa Playa Franka que se inauguraría con un “corte de corpiños” a vedettes y modelos amigas de la devenida empresaria.

“No es exhibicionismo, es libertad. Hacemos un corte de cintas y un brindis para que esto prospere. Por ahora veo mucho revuelo pero es por el día inaugural. Por hoy permitimos el ingreso de cámaras", le explicaba al periodista Adalberto Vecchiarelli en un móvil a Canal 10.

En esta línea, la vedette aseguraba que Playa Franka "tiene que ver con un cambio de energía en mi vida. Todavía faltan lugares donde la gente se distienda y se sienta realmente libre. Normalmente estas cosas se hacen afuera del país y es hora que pasen acá. Es mi pueblo mi país y el rupport que me da la escena para saber qué es lo que le gusta a la gente. Ojalá que prospere la idea de un lugar libre para todo el mundo”, decía una relajada Moria Casán pelirroja.

Para mediados de la década del '90, el éxito de Playa Franka era indiscutible. Cada verano la dueña de la “lengua karateka” llegaba al balcón y cortaba corpiños a vedettes, modelos y turistas que hacían fila para participar de la ceremonia. Además, habían instalado un parador que funcionaba las 24 horas y, durante el día se realizaban torneos de motos acuáticas que tenían a Sofía Gala Castiglione y sus amigas como espectadoras Vip.

En su libro “MeMoria, mi autobiografía”, la icónica vedette recuerda que el cambio de milenio lo recibió “abriendo más cabezas que corpiños, y surfeando la ola de la tremenda polémica que se había desatado en torno a Playa Franka. El escándalo fue tan grande que incluso se expandió internacionalmente. Habían venido de la BBC para cubrir el festín que estábamos haciendo, y a nivel nacional no se hablaba de otra cosa que de Moria y sus chicas en tetas”, dice.

El cambio de milenio trajo también el quiebre que finalizaría cuatro años más tarde con el balneario de la diva. Separada de Luis Vadalá, que incluyó una escandalosa pelea televisada en el living de su entonces amiga Susana Giménez, Moria comenzaba a ver cómo Playa Franka terminaba envuelta en polémicas que nada tenían que ver con el topples.

Los medios locales daban cuenta del retraso en el pago de los 8 mil pesos anuales al Municipio de Mar Chiquita por la concesión del balneario y los medios nacionales buscaban a "la One" para aclarar la situación. 

Con la polémica instalada una vez más, los vecinos de la zona donde se ubicaba el balneario vieron la oportunidad para hacer oír su voz y expresar ahora su descontento con la playa que se convertiría en la precursora de las playas nudistas en la costa atlántica. Acusaban “estar rodeados de pésimos ejemplos para las buenas costumbres, la educación y la moral”. 

Moria hacía oídos sordos a las acusaciones vecinales que comenzaban a ganar espacio en los medios de comunicación y se enfocaba en inaugurar como cada año la temporada en su balneario y promocionar “Tetanic” la obra de teatro que protagonizaba junto a Isabel Sarli y la dupla humorística Artaza-Cherutti.

Playa Franka continuó abierta hasta la temporada 2003-2004. El 14 de septiembre de ese año el intendente Jorge Paredi canceló el contrato de concesión con los empresarios Vadalá y Fraiese por la deuda que ascendía a 65 mil pesos/ dólares.

En Mar Chiquita no quieren lolas porque Moria no pagó el canon” titulaba Página 12 en su edición del 15 de septiembre. Ahí explicaba que “los titulares de la playa –entre quienes no figura la diva– no pagaron al municipio el canon correspondiente por la explotación del lugar durante ocho de los diez años que lleva la concesión, lo que acumuló una deuda de casi 65 mil pesos y llevó a las autoridades locales a dar de baja el contrato. A fines de este mes se llamará a licitación y se elegirá una nueva propuesta para el verano. Según el intendente de ese distrito, la población prefiere “una playa pública””, indicaba.

Así, después de una década Playa Franca llegó a su fin, pero sentó un precedente para el arribo de nuevas propuestas nudistas en la costa bonaerense.
 

 


 

 

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