El "lugar mágico" de Mar del Plata que fue víctima de una maldición y cayó en el olvido

En diciembre de 1966 los marplatenses se maravillaban con la inauguración del ItalPark en la ciudad después de meses de obras en el gran predio ubicado en el kilómetro 401 de la ruta 2. El espacio contaba con diversas atracciones entre las que se destacaban la gran bailarina, la montaña rusa, los autitos chocadores de Indianápolis, un tren fantasma y el satélite Saturno. Además, adentro del predio había puestos de merchandising, feria y locales gastronómicos al paso. La entrada era gratuita y se estima que en temporada llegaba a recibir hasta 10 mil personas por día. Historia del monstruo de entretenimiento al que una tragedia logró doblegar.

“Atracciones para grandes y chicos” anunciaba el diario La Capital en 1966 ante la inminente construcción de una franquicia del ItalPark en Mar del Plata. El predio elegido para el parque de diversiones más importante de Mar del Plata por la familia Zanon fue el ubicado en el kilómetro 401 de la Ruta 2 que rápidamente cobró forma y fue aceptado de inmediato por el público marplatense.

Era toda una novedad. En temporada y vacaciones de invierno el lugar abría de lunes a lunes y quienes lo visitaban accedían al predio de manera gratuita y debían canjear sus boletos para cada una de las atracciones en el ingreso a cada uno de los juegos. 

El desembarco del ItalPark tenía un precedente exitoso en la ciudad de Buenos Aires. En 1960, tras su llegada al país, la familia Zanon intentó poner en funcionamiento los juegos mecánicos de Fratelli Zanon, la empresa que tenían en Italia y fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial.

El Italpark contaba con 35 juegos electromecánicos importados desde Italia, entre los que se encontraban los autitos chocadores, la calesita acuática, autódromos, el Laberinto del Terror, el tren fantasma y el Dumbo.

La aceptación fue inmediata y los Zanon no dudaron en expandirse. Con cinco años de apertura no dudaron en abrir parques de diversiones en Mar del Plata y Montevideo. Durante la temporada baja, los predios abrían los fines de semana y, desde diciembre hasta Semana Santa permanecían abiertos todos los días.

Todo parecía marchar con normalidad en el parque hasta el 29 de julio de 1990 cuando llegó una noticia que los demolería: en el parque de Buenos Aires una adolescente de 15 años había muerto cuando subió al Matterhorn -el juego de velocidad más concurrido-, mientras que otra resultó herida de gravedad al desprenderse el carro.

La adolescente identificada como Roxana Celia Alaimo subió a la montaña rusa junto a su amiga Karina Benitez. Después de unos minutos de iniciado el juego, quienes se encontraban en los alrededores de la atracción se horrorizaron al ver que el carrito en el que viajaban las adolescentes fue expulsado de su carril ocasionando la muerte inmediata de Alaimo y heridas de gravedad de su amiga.

De inmediato el parque recibió la condena social y de albergar a miles de personas a diario, los parques de la cadena se volvieron desiertos. El parque capitalino fue el primero en cerrar sus puertas tras comprobarse que los juegos no contaban con inspecciones desde hacía casi una década. El de Mar del Plata fue el último en poner el candado en sus rejas.

Pocos meses pasaron para que el parque se convirtiera en blanco de vandalismo y visitantes curiosos que querían llevarse un souvenir del lugar que supo ser un ícono de la ciudad. Años más tarde, con la llegada de las redes sociales, se viralizaron en la cuenta de Facebook “Yo estuve en el ItalPark de Mar del Plata” imágenes del estado del predio que aún mantenía las estructuras de hierro de los juegos y, en un galpón alojaba algunos de los muñecos que atemorizaron a generaciones de marplatenses.

Por entonces hubo quienes abonaron la teoría que, en realidad, la tragedia que puso fin al imperio de los parques de diversiones de los Zanon fue producto de una maldición por encargo de los vecinos más acaudalados de Buenos Aires que, al considerar que el parque ubicado en el actual Parque Thais devaluaba sus propiedades, le solicitaron a la mujer que le haga "un maleficio" que permita demoler el lugar. Producto del conjuro, el predio -siempre de acuerdo a los rumores de los que se hizo eco el canal de televisión Crónica- el predio había sufrido múltiples tragedias: el 27 de mayo de 1978 un incendio destruyó el Tren Fantasma sin saberse jamás los motivos que lo originaron y en agosto de 1989 otro siniestro se llevó la pista Súper Monza. Dos meses después, el fuego devoró el Laberinto del Terror, y en 1990, por último, ocurrió la muerte de la adolescente.

Luego de años de olvido, en diciembre de 2017 en medio de una fuerte polémica desembarcó en el lugar la cadena internacional Easy con una inversión de $225 millones de pesos.